Teatro Martí: historias de solidaridad y esperanza

9 de mayo de 2022

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Daniel Benítez Pérez

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Cuba, Cultura, Eusebio Leal Spengler, Hotel Saratoga, Oficina del Historiador de La Habana, Patrimonio, Teatro Martí

Fotos: Alexis Rodríguez

 

 

La esperanza es una flor que reverdece aún en las ruinas de la tristeza y el espanto, que desafía las tragedias con su eterno presagio de primaveras. El lamentable accidente acontecido en el hotel Saratoga, permanecerá en la memoria de los habaneros, mucho después de que se hayan cerrado las cicatrices en el paisaje de la ciudad. Y a pesar de haber sido una de los espacios más afectados, el Teatro Martí ha comenzado un proceso restaurativo que no concluirá hasta el día que abra las puertas de nuevo al público.

 

 

Fue el director del Teatro Martí, Esteban Jeréz, quien condujo al equipo de Habana Radio por el perímetro de aquel espacio seminal de la cultura cubana. “Estuvimos todo el fin de semana realizando labores de limpieza y recogida de escombros. Entre los voluntarios de toda la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) y los trabajadores del Martí, éramos más de 200”, afirmó refiriéndose a los trabajos de reparación y restauración, todos asumidos por trabajadores vinculados a la Oficina del Historiador.

 

 

El Teatro Martí permanece en pie, pero los daños son visibles; donde antes había puertas y ventanas, ahora se anteponen sólidos tablones; la magnífica marquesina, que conducía de la calle al teatro, dando una sombra de cristal y de acero, está sostenida por andamios; parte de la verja exterior ha sido arrugada como papel, por la poderosa explosión; el tablado del escenario se ha levantado en varias partes, y cada pisada cruje. Pero justo al frente, se encuentra el Saratoga. De su estructura, los escombros aún se desprenden, y un ejército de bomberos sondea su interior, en un derroche de coraje y humanismo. Las sirenas de las ambulancias anuncian otro trágico hallazgo, y se alejan ante la mirada muda de los presentes. Las palabras parecen tan poco ante la muerte, pero son las que rescatarán estos instantes del olvido.

 

 

Esteban Jeréz se despidió de nosotros, convocado por el encuentro con representantes de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Pero en su despedida, nos regaló una exclusiva: un encuentro con uno de los dos jóvenes que presenció la explosión del Saratoga desde el Teatro.

 

 

Amaury Otaño Santos, luminotécnico del Martí, cuenta cómo en el momento en que se disponía a entrar a la cabina de luces, la onda expansiva de la explosión hizo caer las paredes laterales de este espacio. “Lo único por lo que me dio fue por quedarme ahí mismo, pues las ventanas de un lado y de otro habían saltado. Luego de que se acabó el ruido no vi nada, pues una tormenta de polvo lo cubrió todo por cinco minutos. En cuanto pude bajé la escalera y busqué a Alaín, que era el otro trabajador que estaba en el teatro. Luego salimos los dos juntos, y a los pocos minutos ya estaban allí otros trabajadores, y comenzó a llegar gente y más gente a ofrecernos ayuda”.

 

 

El joven Otaño permaneció calmado mientras contaba su historia, pero nunca dejó de estar consciente del grave peligro que corrió su vida. Tras este encuentro, Isachi Durruthi, especialista principal del Teatro, se convirtió en nuestra anfitriona. La electricidad había sido restaurada, aunque los equipos eléctricos más valiosos se mantenían todavía a buen recaudo. El accidente no causó muertes entre los trabajadores del teatro, aunque sí dejó importantes afectaciones que van desde la fachada hasta la carpintería, la plomería.

 

 

 

“Fue muy doloroso llegar y encontrarse con un teatro tan importante para la vida cultural habanera en tal estado. Todavía estamos evaluando muchos de los daños, como es el caso de la mecánica escénica, donde contamos con la ayuda del Consejo Nacional de las Artes Escénicas”, afirmó Durruthi.

 

 

“Hemos tenido, desde el primer momento de la explosión, un apoyo considerable de la Dirección de Patrimonio. Desde horas muy tempranas llegaron nuestros colegas para ayudarnos a quitar la destrucción. También tuvimos el apoyo del Gabinete de Restauración de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que envió a sus especialistas el sábado. Y afortunadamente, todas las piezas que se destruyeron –entre ellas pinturas, estatuas, jarrones– fueron rescatadas y ha comenzado su restauración”.

 

 

La especialista también quiso destacar las muestras de solidaridad y acompañamiento que recibió el Teatro Martí por parte de artistas, compañías y embajadas. “Fue impresionante, porque nuestro teléfono no paraba de sonar. Tuvimos llamadas de Liszt Alfonso, de la maestra Susana Pous y MiCompañía, de la maestra Niurka González, la familia López-Nussa se comunicó desde Francia; nos llamaron desde los Estados Unidos, de parte la Compañía de Danza Malpaso; de la maestra Rosario Cárdenas, del Ballet Español de Cuba. Recibimos tantos mensajes de aliento, de muchos amigos que sienten el Martí como su casa, que nos sentimos acompañados, en medio de aquel shock”, afirmó Isachi Durruthi.

 

 

 

En estos momentos las labores inmediatas de recuperación se corresponden al rescate de la jardinería de la entrada, que se encuentra ante un peligro existencial por la enorme cantidad de polvo que la cubre.

 

 

A pesar de ello, Durruthi se refirió al efecto moral tan positivo que tienen debido a las perspectivas de recuperación a largo plazo que mantiene la dirección de la Oficina. “Que el Teatro Martí vuelva a abrir sus puertas el 11 de septiembre –fecha en la que se conmemora el natalicio de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana– tal y como anunció la Directora General Adjunta de la OHCH, Perla Rosales, sería la mejor manera de celebrar, como habaneros, la historia de este teatro y de nuestra ciudad”.