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Recuerdan víctimas del incendio en la Ferretería de Isasi a 127 años del suceso

17 de mayo de 2017

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Jefes y oficiales del Ministerio del Interior, miembros del Cuerpo de Bomberos de Cuba, familiares de los caídos en el cumplimiento del deber, trabajadores de la Oficina del Historiador de La Ciudad de La Habana, pioneros de la escuela Ángela Landa y pueblo en general se reunieron, como cada año, para continuar la tradición de evocar los hechos luctuosos ocurridos un 17 de mayo de 1890, en la antigua Ferretería Isasi, sita en Mercaderes y Lamparilla en el Centro Histórico habanero.

Ofrendas florales del Consejo de Estado y de Ministros, del Ministerio del Interior, del Cuerpo de Bomberos de Cuba, y de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana fueron colocadas en la hoy Sala de los Bomberos de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador, dedicadas a honrar la memoria de las víctimas de este voraz incendio ocurrido hace 127 años.

 

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En representación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Félix Julio Alfonso, vicerrector del Colegio San Gerónimo de La Habana dijo que estaban recordando “una fecha trágica pero al mismo tiempo una fecha que fue un timbre de gloria para el cuerpo de bomberos de la isla de Cuba. Para nuestra historia quedó el heroísmo, quedó la gloria y la abnegación de aquellos bomberos, de los miembros del orden público y de las personas comunes que pasaban por la calle y que fueron a socorrer a los que estaban siendo afectados por la explosión”.

“Evoquemos hoy con solemnidad y con emoción a las víctimas de aquel funesto incendio y digamos honor y gloria para los bomberos cubanos de todos los tiempos”, concluyó.

La ocasión fue propicia para distinguir con la Moneda Conmemorativa por los 125 años de la catástrofe de Isasi y los 320 del cuerpo de Bomberos de Cuba a Félix Julio y a la directora del Museo de la Armería Isasi, Eddy Figueras quien dijo en exclusiva para Habana Radio que para ella “es un gran honor y un gran orgullo recibir tan alta distinción porque es el resultado de años de trabajo en la promoción y divulgación de la historia de los bomberos de gran importancia para el conocimiento y la formación de valores”.

 

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“Destacamos la tradición del bombero, el altruismo, el valor que viene desde los primeros hombres que integraron estos cuerpos y perdura en los actuales. Aportamos un pedacito para que las nuevas generaciones también conozcan y se sientan motivados con la actividad del cuerpo de bomberos”.

Una tarja colocada en la fachada rememora los acontecimientos y los nombres de los fallecidos. Ya en el interior del museo pueden ser vistos en sus vitrinas trajes, cascos, medallas, insignias, pitones, megáfonos, hachas y otros objetos utilizados por los cuerpos de bomberos de la ciudad. Se destacan la pintura mural en la pared posterior que escenifica el desastre ocurrido, el Carro Bomba de vapor de tracción animal utilizado por los Bomberos Municipales (Ayuntamiento de La Habana, 1901), la maqueta de un coche bomba de principios del siglo XX y un extinguidor de tracción humana de 350 libras del siglo XIX.

 

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Este acto de recordación siempre se hace unido a representantes del Cuerpo de Bomberos de Cuba por lo que Ana Celia Pérez Rubio, directora del Museo de los Bomberos de la República de Cuba dijo que “ya es una tradición que cada 17 de mayo concurramos aquí no solamente con oficiales, miembros del ministerio, del cuerpo de bomberos, trabajadores civiles sino también con nuevas generaciones de bomberos por la importancia que tiene que se acerquen al hecho más importante que ocurrió en nuestra patria relacionado con los bomberos: el incendio de la Ferretería de Isasi, la catástrofe de Isasi como se conoce”.

“Es histórico concurrir aquí –continuó– rendir homenaje en este sitio, que las nuevas generaciones se nutran de esos discursos, de esas remembranzas que cada año se hacen en este lugar porque siempre hay algo que se aporta nuevo sobre el hecho, ya sea de un historiador, un escritor, un investigador”.

“Esas nuevas generaciones que integran nuestros cuerpos sienten amor por el oficio, que ya no solo se trasmite de generación en generación de la familia sino también de generación en generación de cubanos que ponen muy en alto nuestro lema: disciplina, honor y valor”, concluyó Ana Cecilia.

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