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Recordando al músico cubano Abelardo Barroso

11 de octubre de 2016

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El primer cantante cubano nominado como “sonero mayor” por el público que lo aplaudió durante más de cuarenta años fue el habanero Abelardo Barroso Dargeles, quien se dio a conocer en 1925 como cantante del Sexteto Habanero, labor que realizaría luego en otras agrupaciones similares como la de Boloña y la de Ignacio Piñeiro, con las cuales viajó en los años treinta a Estados Unidos y España. En esa década funda dos agrupaciones, una con Orestes López (la Charanga López-Barroso) y otra que denomina Pinin. En 1939 se une a Maravillas del Siglo y trabaja en el famoso cabaret Sans Soucí. Finalmente logra integrar la Orquesta Sensación, con la cual obtiene notables éxitos, entre ellos un disco de oro donde incluye sus más famosos sones.

Septiembre vio nacer a Abelardo Barroso, el día 25 de 1905, y septiembre lo despidió el día 27 de 1972. Pese a sus triunfos como cantante y compositor, al parecer a Abelardo Barroso no lo entrevistaron para la radio o la televisión en Cuba. Existe una sola entrevista conocida, realizada para su programa Formalmente Informal de Radio Habana Cuba, por Orlando Castellanos, el mismo año en que muere el artista: 1972. Evidentemente Castellanos acudió a la casa del músico para grabarle la entrevista, lo que se desprende de la presentación que hace, la cual reproduzco a continuación y a seguidas la entrevista como tal.

 

OC: Recientemente hice un programa con el músico cubano Rafael Lay y él me dijo que posiblemente usted era, en estos momentos, el más popular de los artistas cubanos. Por otra parte, hace pocos días, haciendo un programa sobre Kid Chocolate pusimos la música que estaba de moda entre los años 1925 y 1938, la mayor parte era música suya y a partir de ese día muchos oyentes nos han seguido pidiendo que pongamos sus canciones. Esas son dos fuertes razones para entrevistarlo directamente a usted para que nos hable de su labor.

AB: ¿Y cuándo sería eso?

OC: Ahora mismo, si usted quiere

AB: ¿Y cómo la va a grabar?

OC: Ya estamos grabando

AB: Bueno, y qué es lo que le interesa a usted que yo le diga

OC: En estos momentos lo que más nos interesa es saber cuándo usted empezó a cantar

AB: Empecé a cantar el día 17 de junio de 1925, a las nueve de la noche.

OC: ¿Cómo puede acordarse con tanta precisión?

AB: Porque mi memoria no me es infiel para el momento en que empecé a cantar. Eso para mí es histórico. Me da mucha alegría saber los años que estuve cantando, por eso no se me olvida la fecha.

OC: Y ¿dónde fue?

AB: Fue en la calle Lealtad y San Lázaro, en una fiesta familiar, con el Sexteto Habanero, todavía no tenía trompeta. Yo era chofer de ellos, pero una noche, cuando terminamos un baile nos fuimos para la playa y ellos empezaron a cantar durante el camino y me uní yo también. Y dijo Guillermo Castillo, Dios lo tenga en la gloria: “esta es la voz que nos hace falta a nosotros”. Yo me quedé azorado. Pero él me preguntó que si quería cantar con el Sexteto Habanero y dije: ¡Cómo no! Yo me dije: “antes de ser chofer de alquiler, déjame probar fortuna”. Y al llegar al lugar me llamaron para tocar la clave, que ya la tocaba bien, por instinto, porque yo nací en un ambiente de la rumba y eso me dio una intuición musical para el ritmo. Pero al llegar a donde estaban ya los otros pregunté: ¿A quién voy a sustituir yo? Y me dijeron que a Pedrito, que el padre no quería que cantara porque estaba delicado de los pulmones. Y ahí seguí. Dejé la máquina de alquiler, pagué el último mes que eran tres pesos diarios y le dije al dueño. “Hasta hoy nada más”. Y me dice: “¿Cómo es eso?” “Es que me voy a dedicar a otra cosa, voy a cantar”.

 

Sexteto Habanero

Sexteto Habanero

 

Y seguí cantando con ellos hasta 1968. Fue el último año que yo canté. Vine de Isla de Pinos a cantar a la playa de Guanabo el fin del año 1967 hasta amanecer el primero de enero de 1968, esa fue mi última actuación, porque ya no pude cantar más porque estaba muy delicado de la garganta, así que no me quedó más remedio que retirarme

OC: ¿Recuerda cual fue la canción que hizo el día que debutó como cantante?

AB: Sí. Fue “La Camaronera”. Es un número que dice: camaronera por favor tráeme un caracol, del río donde tú pescas, morena, tráeme un caracol. Camaronera sí, camaronera no. Este era el estribillo

OC: Barroso, ¿ahora qué edad usted tiene?

AB Ahora tengo, ya cumplidos, 66 años.

OC:¿ Y durante cuántos años cantó?

AB: Según mi cuenta, durante 44 años.

OC: Usted, en una oportunidad se retiró, pero luego volvió a la música.

AB: Sí, me retiré, pero después volví a…  Aunque la verdad fue que me retiraron, porque la gente no quería escucharme…

OC: Pero ¿cuándo fue eso?

AB: Debe haber sido por el año 1949 o 1950. Entonces me dediqué a tocar el tambor en una orquesta, en el cabaret Sans Souci, que era de Miguelito Triay y después fue de un americano que vino a La Habana: Míster Norman Roman, muy amigo de los gánsteres y la gente esa que andaba por acá por esos años. Allí tenían casas de juegos, pero era un hombre muy noble, por lo menos lo fue conmigo.

OC: Explíqueme eso de que la gente no quería seguir escuchándolo

AB: Bueno, es que vinieron las variaciones de voces, había otros cantantes que gustaban más que yo y me vi en la disyuntiva de qué hacer. Y pensé: “Pues a tocar tambor” El primer lugar donde toqué fue en la orquesta de Rafael Ortega, un gran maestro, muy buena gente. Ya finalizando las noches de cabaret me ponían a cantar números antiguos que yo dominaba bien, esos que puso de moda Barbarito Diez, que para mí es insuperable, es lo mejor que hay en Cuba en ese género.

Yo me sabía casi todas las canciones que interpretaba Barbarito, porque desde niño oía a María Teresa Vera, a Fulano y a Mengano que iban a mi casa, y ahí los oía cantar, pues eso me ayudó para poder cantar todas esas canciones, que cantaba no como Barbarito sino como Barroso. Cada cual tiene su estilo, para mí, él es lo mejor que tenemos hoy, es un buen hombre: no bebe, no rumbea, no fuma, tiene todas las virtudes para ser un buen cantante. Lo que no tuve yo. Figúrese, yo me daba tragos cantidad, he fumado siempre. Me operaron, perdí la voz pero he seguido fumando, menos, pero fumo. Si voy a durar diez años sin fumar y cinco fumando, yo digo: “pues duro cinco fumando”.

 

Abelardo Barroso y Benny Moré

Benny Moré junto a Abelardo Barroso

 

OC: Barroso, cuénteme cómo fue que dejó de tocar tambor y volvió a ganar popularidad cantando.

AB: Eso se lo digo ahora. Yo perdí mi plaza en Sans Souci porque me hablaron para entrar en la banda de música de la policía, como cantante y como tamborero. Y entré con un sueldo. Yo vivía en la Lisa, lejísimo, al lado del cementerio. Era un lugar tétrico, pero yo vivía feliz porque no le tengo miedo a los muertos. Pero vino mi caída, no tenía dinero ni para pagar la casa ni casi para comer. El mejor amigo que yo he tenido en mi vida, que Dios lo tenga en la gloria, Benny Moré, se enteró de la situación que yo estaba atravesando porque me fue a visitar y me preguntó qué me pasaba. Le dije: “Benny, que debo dos meses de casa y estoy demandado”, y me pregunta dónde vivía el dueño y cuando le digo que detrás de Maternidad Obrera, me dice: “Vamos allá ahora mismo”. Y cuando llegamos y se presenta le dice: “Usted no me conoce a mí ni a mí me hace falta que me conozca. Dígame, cuánto le debe Abelardo Barroso”, y cuando el dueño le respondió que eran dos meses le dijo: “Si yo le pago los dos meses que él le debe y uno más, ¿usted le levanta la demanda?” Y el dueño respondió que sí y entonces le preguntó que quién era y Benny le respondió. “Mire, eso a usted no le importa, tómese unos tragos a la salud mía”. Y nos fuimos. Pero me dijo que iba a buscar un apartamento en La Habana para que saliera de aquel lugar. Encontramos un apartamento que costaba 38 pesos, ahí en la calle Subirana. Y me mudé para allí. Benny fue a la bodega de Oquendo y Clavel, que estaba muy cerquita de la casa donde él vivía, y le dijo al dueño: “Oye, Barroso va a comprar aquí, todo lo que él gaste tú me lo apuntas a mí, que mientras él no tenga trabajo yo voy a pagarle los mandados”. También me pagó el alquiler de la casa y me llevó al cabaret Alí Bar y habló con Alí para que me llevara para allá. Pero él dijo “¿Adónde lo voy a meter, Benny?” Y él: “¡Donde quiera! Pero tienes que traerlo para acá. Y tienes que pagarle el doble o más que lo que gana un músico porque el día que yo me emborrache o que no tenga ganas de venir, él va a cantar por mí. Así que tienes que pagarle casi como a Benny Moré”. Y cuando Alipio dijo que no podía ser, ahí mismo Benny dijo que entonces él no trabajaba más allí y me dijo: “Vámonos Barroso, yo no trabajo más aquí”. Alipio lo llamó y trató de retenerlo, pero él se le enfrentó y le dijo que yo era su hermano, y “si él no puede trabajar aquí me voy yo o si no puedes pagarle decorosamente, lo que él se merece, yo me voy con él y buscaremos trabajo por otro lado”.

Y efectivamente, lo llamaron del cabaret Montmatre, allí fue a ensayar un show con Rita Montaner. Por esos días se había hecho una dentadura postiza y el día del debut la estrenó, pero tenía mucho dolor y se quedó dormido, se le hizo tarde, y no llegó a tiempo al trabajo. Pero Benny, como era Benny, ya tenía fama, y la gente pensó que se había emborrachado. Cuando él fue contratado también me contrataron a mí como tamborero, y por la noche llegué temprano y estaba ensayando, pero como él no llegaba pretendieron que yo ocupara su lugar y dije que no. Incluso Rita me dijo: “Porqué tú no lo haces, si puedes hacerlo bien” y le respondí: “A mí me trajo Benny aquí y si a él lo sacan de aquí, yo me voy también”. Entonces vino a hablarme el dueño, que se llamaba Pertierra, para que ocupara el sitio de Benny. Y le dije lo mismo que ya había dicho. Entonces me fui a trabajar a otro cabaret llamado La campana que era de León. Por cierto, que León está de jefe de fumigación en el Hospital Calixto García, hace poco nos vimos y estuvimos recordando esos momentos.

 

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Orquesta Sensacion con Abelardo Barroso

 

En La campana yo ganaba muy poco, pero bueno, estaba cerca de mi casa, en Infanta y San Joaquín. Allí fue Jesús Gori, a verme y a oírme y me dijo: “Tú querías grabar, yo te voy a dar esa oportunidad. Tengo la orquesta de Arcaño, muy buena, tengo la de Chapotín y la Sensación. Casualmente vengo con Rolando, el director de la Sensación”. Entonces Rolando me pidió que grabara con su orquesta dos números míos que ya eran conocidos “Guantánamo” y “La hija de Juan Simón”. Por cierto que ese disco ganó el Disco de Oro. Míralo ahí. Yo iba caminando por las calles y oía en la radio “Guantánamo, por Abelardo Barroso”. Y caminaba un poquito más y oía: “La hija de Juan Simón, por Abelardo Barroso” Y me pellizcaba y me decía “será verdad que soy yo?

OC: ¿Porque esa fue su primera grabación? ¿En la primera etapa nunca grabó disco?

AB: En la primera sí, pero con el Sexteto Habanero, ahí era solo una voz.

OC: ¿En qué año salió entonces ese disco tan popular que ganó el oro?

AB: En 1955, y al año siguiente me entregaron ese diploma que está ahí, como puede ver, y el Disco de Oro, porque según me dijeron fue el más vendido, batió el record de venta de ese año. Después grabé “Guajiro”, “Cunagua”, “Fantomas”, “El manisero”, “Suavecito”, etc. Después vino un americano, amigo de Gori y me grabó el long play ese que ve allí: “Abelardo Barroso el alma de Cuba”, que para mí son las mejores grabaciones que he hecho en mi vida. Fue con el director del conjunto de Severino Ramos, un gran maestro. Él me colocó la voz en la forma en que lucía mejor. Yo le pedía que subiera un poco más y él me decía que no, que ahí era donde estaba mejor. Y verdaderamente me salió perfecta esa grabación. Yo guardo ese long play como oro.

 

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Desde luego La Sensación me dio mi triunfo y Rolando es un muchacho que vale mucho. Lástima que esté fuera de Cuba, pero él quiso probar fortuna en el vientre del monstruo y yo le deseo que triunfe. Pero él está allá y yo sigo aquí. Y estoy donde yo quiero estar. Porque yo también podría estar allá pero yo quiero estar aquí porque allá no me gusta estar. Y aquí me moriré, porque soy cubano. Sinceramente no soy revolucionario, pero soy cubano y simpatizo con Fidel Castro. Él podrá tener sus errores, pero ¿quién no tiene errores? Y este hombre tiene sus errores pero tiene también muchas virtudes que está demostrando porque es un gran estadista y un gran conductor de masas. Así que me alegro que triunfe, porque al triunfar él triunfa Cuba y yo creo que en el futuro mejorará nuestra situación, porque esta situación que se ha creado con Nixon y los presidentes que le precedieron ha tratado de ahogarnos, algún día terminará y podremos salir a flote, de alguna manera o de otra. Porque con este país no pueden acabar, habría que matar a muchos cubanos. Y ahí estaré yo. Y quiero decir esto para que se sepa como yo pienso, porque nacía aquí, de madre y padre cubanos y me siento muy cubano. Y aquello no me gusta. He estado siete veces en Estados Unidos, pero ese país no me gusta. Se vive muy deprisa, te excluyen, te empujan…

OC: ¿Usted estuvo actuando en Estados Unidos en siete oportunidades o fue de visita?

AB: Yo fui en los años 50 varias veces a grabar y en los sesenta estuve de visita algunos fines de semana. Fui dos veces con el Sexteto Nacional, otra vez con el Sexteto Boloña, estuve en Miami y en Nueva York, varias veces. También estuve en Venezuela con la Orquesta Sensación, fuimos a los carnavales en Caracas. También fuimos a Maracaibo

OC: Fuera del continente americano, ¿ha viajado también?

AB: Estuve en España, con una compañía cubana, desde 1929 hasta 1930. Actué en España y en Francia. Entré por el sur de España y salí por el norte.

OC: ¿Con qué orquesta actuó en Europa?

AB: Íbamos con una compañía cubana que llevaba una pareja de baile y un conjunto de músicos, pero los que dirigían esa compañía nos abandonaron allí, entonces yo seguí con el conjunto y recorrimos Madrid, Bilbao y no recuerdo cual más.

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OC: Barroso, de los números que ha cantado ¿cuál es del que más gratos recuerdos tiene o cuál es el que más le ha gustado?

AB: Sinceramente, “El huerfanito” porque el huerfanito soy yo. Cuando llegué de España hacía pocos días que habían enterrado a mi padre. Y en esos días me encontré con Bienvenido Julián Gutiérrez y yo le dije: “Montoro (así le decían a él) ahora estamos iguales, somos huérfanos los dos”. Y él me contó que se había enterado de la muerte de mi papá y había estado en el velorio y el entierro. A los pocos días yo empecé a cantar con la orquesta de Ernesto Muñoz y él me dice que había compuesto una canción dedicada a mí y me la regaló, y yo la empecé a cantar: era “El huerfanito” que tuve mucho auge, entonces me la quitó. Yo le decía a la gente que él me la había regalado pero él dijo que no, que sólo me la había prestado, que era suya. He llorado muchas veces cantando ese número, porque llorar es de hombre. Y a mí se me salían las lágrimas cuando la cantaba porque me recordaba a mi mamá y a mi papá. Y lo curioso es que yo iba a los bailes, al interior de la república y los niños eran los que me pedían “El huerfanito”.

OC: Usted recorrió casi todos los pueblos de Cuba haciendo los espectáculos bailable.

AB: Ya no recuerdo la cantidad de pueblos que he visitado en Cuba. En Pinar del Río hasta cerca del cabo de San Antonio por aquí y por Oriente hasta Baracoa.

OC: De todos los medios donde actuó, el radio, la televisión, el teatro, ¿cuál era el que le gustaba más para actuar?

AB: En la televisión porque los productores y los camarógrafos decían: “pero mira este hombre, no se le ha enseñado y qué bien dobla”, porque casi todos los programas eran doblados. Claro, había quinoscopios cuando yo empecé en la televisión, y pude ver algunos y noté que era verdad.

OC: Barroso, dígame la fecha de su nacimiento

AB: Yo nací el 21 de septiembre de 1905, en la calle Concordia número 75 entre Lealtad y Perseverancia, en la habitación 7 del solar El Tetuán, aquí en La Habana.

OC: Voy a hacerle una pregunta que ya le hice a Kid Chocolate. Si usted volviera a tener la oportunidad de decidir qué hacer con su vida, ¿qué le gustaría ser?

AB: Pues, sería otra vez cantante, porque me duele mucho no poder ya cantar. Tuve la mala suerte de que me extirparan una cuerda vocal. Esa fue una gran obra de un magnífico médico cubano, el Dr. Arturo Vela, especialista en garganta, nariz y oído, para mí una gran lumbrera. Y somos amigos desde la infancia.

OC: Bueno, de todos modos, gracias a las grabaciones y esos quinoscopios que todavía están ahí, usted seguirá cantando para todas las generaciones que vengan de cubanos, no lo vamos a perder.

AB: Yo quisiera que el pueblo de Cuba nunca me olvidara. Sé que mi muerte está cerca. pero quisiera que no me olvidaran porque yo nunca olvidaré los aplausos inmerecidos que me dedicaba mi pueblo.

OC: Yo diría que esos aplausos han sido muy merecidos, Abelardo. Muchas gracias.

 

Abelardo Barroso – El Huerfanito

 

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