Recibe Premio Catauro 2022 la Dra. Araceli García Carranza
22 de abril de 2022
| |Fotos: Néstor Martí
La Fundación Fernando Ortiz entregó en la sede del aula magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, este viernes, el Premio Catauro 2022 a la Dra. Araceli García Carranza Bassetti.
Sus estudios refieren importantes contribuciones y valoraciones a la cultura nacional desde su ejercicio de bibliógrafa, la cual ha desempeñado durante varios años en la Biblioteca Nacional José Martí y asesorando la Red de Bibliotecas Públicas del país, a través de la obra de importantes personalidades e investigadores cubanos, entre ellos Don Fernando Ortiz.
Este premio ha sido merecido también por otros estudiosos dedicados a saberes como la antropología, la etnología, musicología y religiosidad. Los mismos demuestran la validez de los análisis enunciados en el abordaje de temas y espacios medulares de la evolución del pensamiento más criollo.
En la ceremonia de la entrega de esta distinción se encontraban presente, Miguel Barnet, presidente de la Fundación Fernando Ortiz, el presidente del Instituto Cubano del Libro, Juan Rodríguez Cabrera y Félix Julio Alfonso, Decano del Colegio San Gerónimo de La Habana.
Miguel Barnet dio lectura al acuerdo de la Junta Directiva de la institución y el Instituto Cubano del Libro, encargados de otorgar el Premio. En ello significó la ingente y acuciosa compilación de las biografías y bibliografías de figuras tan importantes de la historia nacional realizadas por Araceli García.
El intelectual cubano a la vez, valoró de trascendental sus estudios sobre Alejo Carpentier, Fernando Ortiz, Armando Hart y Eusebio Leal Spengler, y expresó: “La obra de la Dra. Carranza Bassetti tiene un aporte esencial en la cultura porque honra a este premio”.
Por su parte, las palabras de elogio del Decano del Colegio Universitario de San Gerónimo de La Habana, ponderaron el perfil intelectual de esta prestigiosa investigadora y profesora titular de la Universidad de La Habana.
“Reciba usted el homenaje de los discípulos de Don Fernando Ortiz como el obsequio del maravilloso Catauro, símbolo de profunda cubanía. Y es que toda la vida cultural y laboral de Araceli García Carranza Bassetti ha transcurrido a la sombra del búho de Minerva en el grandioso templo de cultura que es la Biblioteca Nacional José Martí”.
En cuanto a su labor peculiar en esta institución, el Dr. Félix Julio Alfonso aseveró: “Allí llegó hace 60 años, y allí permanece, como un horcón inconmovible de aquel santuario de sabiduría. Tras ella, aparecen las grandes figuras de la bibliografía cubana, que es en definitiva la disciplina a la cual Araceli ha consagrado sus trabajos y la mayor parte de su vida”.
“Precisamente son sus predecesores ilustres, Domingo del Monte, quien pudo reunir la más completa biblioteca de libros cubanos que se conoció en su época, Andrés Poey, quien se propuso hacer un boletín bibliográfico cubano; Antonio Bachiller y Morales, historiador de las letras, la ciencia y la educación, y Domingo Figuerola Caneda, fundador de la Biblioteca Nacional, eminente bibliófilo, a la que también se unen en este largo recuento un nutrido grupo de mujeres que también se consagraron con sus esfuerzos al saber bibliográfico”.
“La obra de estas mujeres y de estos hombres como tantas otras anécdotas, son parte de la vida espiritual de la bibliógrafa Araceli. De la cual Octavio decía que era como una madre para él, paradójicamente una madre más joven que su hijo”, destacó el académico cubano e historiador adjunto de la Oficina del Historiador de la ciudad, quien también ponderó su trayectoria laboral, académica, al frente de varias responsabilidades en la Biblioteca Nacional, entre ellas, como Asesora Técnica, y luego realizando actividades de información científico-técnicas en el Departamento de Investigaciones Bibliográficas.
Asimismo, elogió su labor ininterrumpida en la colaboración con bibliografías martianas en las revistas especializadas Anuario Martiano y Anuario del Centro de Estudios Martianos, al igual que en otras publicaciones periódicas aparecidas en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí; Imán, de la Universidad de La Habana y Revolución y Cultura.
A esta larga ruta de empeños, estudios y manejo de información se adjunta múltiples bibliografías de figuras cardinales de la cultura cubana como Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Fernando Ortiz, Elías Entralgo, así como diversas cronologías y trabajos investigativos.
En este sentido, valoró Félix Julio, sirva de ejemplo la exposición homenaje de Don Fernando en el centenario de su nacimiento, su bibliografía en 1960, el suplemento al interior divulgado en el año 1964, y la cronología del propio Ortiz por citar otras referencias de su vastísima obra intelectual.
“Por último –destacó– muchas de las virtudes de Ortiz son también aplicables a Araceli. En ello va su constancia, magisterio, espíritu inquieto, devoción intelectual, vocación de servicio, honradez y confianza en el futuro. Y a todo esto, se une la delicadeza, la finura, generosidad, y el peculiar encanto de esta mujer cubana, desprendida y noble que, mereciendo todos los elogios y reconocimientos, no ha buscado nunca más honores que los que salen del compromiso sincero y laborioso con su patria y su cultura”.
Mientras, la homenajeada expresó: “Al repasar los nombres de quienes lo han recibido me parece imposible integrar esa lista, pues con este premio realmente festejo mis sesenta años en la Biblioteca Nacional José Martí. Seis décadas de entrega, y porque no, de consagración. Esta institución es para mí como he dicho antes el lugar donde también se está”.
Y más adelante acotó: “Entre jefaturas, asesorías, el quehacer del repertorio bibliográfico y los ensayos bibliográficos crítico, han sido, todos ellos verdaderos caminos al conocimiento, y también en los escritos, donde siempre he encuentro la mayor satisfacción en todo este tiempo, que me parece tan breve como a Gardel le parecieron 20 años en otras circunstancias”.
“Sin embargo, doy gracias a la vida por haber trabajado y trabajar en la Biblioteca Nacional, y como un premio obliga a decir –como cita nuestro Apóstol–, me seguiré esforzando y continuaré trabajando en beneficio de la cultura cubana hasta donde se pueda”.
“Este reconocimiento –dijo Araceli– es gracias también a que conocí la obra de Fernando Ortiz en las aulas universitarias, y años después por orden de la Dra. María Teresa Freyre de Andrade, refundadora de la Biblioteca Nacional, y con María Lastalle, gigante del trabajo en esta institución y en el Teatro Nacional que me llevó a casa de Don Fernando Ortiz”.
Agradeció a la Junta Directiva de la Fundación Fernando Ortiz, el Instituto del Libro y las palabras de elogio de Félix Julio en el aula magna del Colegio Universitario por este premio, y recordó las palabras de Rubén Martínez Villena cuando apuntó: “Cuando triunfen los buenos, los buenos son los que ganan a la larga, Don Fernando se alzará, será un pilar en la nueva República, y añado, Don Fernando siempre tendrá un lugar en lo más alto de la cultura cubana de todos los tiempos y para siempre”.
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