Quince años de la empresa Atrio en Cuba (I)
4 de septiembre de 2020
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La imagen de un país habla de quiénes somos en el mundo; de ahí la urgencia de construir y restaurar la ciudad que habitamos, como prueba de nuestro paso por la vida. Para la empresa Atrio, trabajar con estándares de calidad es el principio rector de su quehacer en Cuba desde la arquitectura, la ingeniería, el diseño de interiores y la remodelación de edificaciones emblemáticas en la Mayor de las Antillas.
Quince años cumplió esta empresa del Ministerio de Cultura el 30 de agosto y a propósito del aniversario, Habana Radio conversó con varias de sus profesionales para conocer cuál ha sido su desempeño, así como sus criterios a la hora de asumir un determinado proyecto.
La especialista comercial de la institución, Yadira Rubio, nos explica el significado del nombre del centro, surgido en una lluvia de ideas en los momentos fundacionales: “La palabra Atrio significa en términos de arquitectura como un espacio interior, un patinejo, una especie de área abierta a exteriores; por ahí está la definición”.
De igual forma, la directora comercial de la empresa, Tahymí Canto, se refiere al atrio como “un elemento relacionado con la arquitectura, típico de la arquitectura colonial cubana. Entre todas las variantes, e incluso de ponérselo el latín (atrium), decidimos dejarlo en español”.
Dirigida por el arquitecto Antonio Boronat, Atrio cuenta con la posibilidad de subcontratar a artistas y artesanos pertenecientes al Registro Nacional del Creador para intervenir en la carpintería, la herrería, yesería y otros oficios imprescindibles en las obras constructivas. También ofrecen servicios de asesoría técnica, control de autor, dirección integrada de proyectos, entre otras especialidades.
Devolverle la vida al Sauto
La remodelación del Teatro Sauto en Matanzas resultó una de sus acciones más importantes, debido a las características históricas del sitio, donde cada detalle debió pensarse hasta la saciedad. Cerca de 10 años duró el proceso constructivo y así lo recuerda Yadira Rubio: “El inmueble en sí mismo, las paredes, los techos, todo lo que lo contenía, lo inició otra empresa constructora, pero en casi todo intervino Atrio; dígase en algunos elementos de la fachada, la herrería tanto de las rejas que cubrían el teatro, como las barandas de las escaleras y los balcones”.
Los profesionales de la institución también estuvieron a cargo de reproducir, de la forma más original posible, el empapelado de los palcos y balcones del salón principal, en colaboración con artistas matanceros que fabricaron ese material y lo colocaron en las paredes y demás objetos decorados.
En cuanto al escenario, la zona conocida como bosque (el área de sostén) se reparó en madera, tal y como en los inicios, para así favorecer la acústica del centro artístico.
“Cecilia Soriz, la antigua directora del teatro, se empeñaba en que todo quedara perfecto. No se mudó de allí y dijo que iba a codirigir la remodelación y construcción. No había visto eso nunca, su oficina se la fuimos moviendo donde no estorbara y casi que dirigía a los constructores”, añade Rubio.
Miradas desde adentro
La institución tiene un personal técnico encargado de evaluar y revisar las propuestas de los clientes. Luego de ser aprobadas se contratan a los creadores especializados, además de realizar el seguimiento de la obra paso a paso.
“Siempre tratamos de crear referencias”, comenta Tahymí Canto: “Creo que lo hemos logrado. No hay un lugar donde hayamos participado y que no se note la calidad visual e utilitaria en lo que hacemos”.
A manera de recuerdo y homenaje, Canto rememora las lecciones de la primera directora de Atrio, la arquitecta y profesora universitaria Vilma Rodríguez Tápanes: “Nos aportó mucho en conocimiento relacionado con los mundos patrimoniales, con sus virtudes y características. Creo que nos enamoró la posibilidad que Atrio nos daba de recuperar todos esos espacios, con la mejor calidad y sensibilidad”.
Desde el surgimiento de la institución, sus trabajadores perfilaron los caminos creativos enfocados en devolverle la belleza a edificaciones significativas para Cuba y sus tradiciones.
Entre sus trabajos más importantes sobresalen la restauración de la Hacienda Bellavista del Valle de los Ingenios, el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Reloj de Quinta Avenida, además de proyectar el diseño interior del Centro Cultural La Llave y del Centro Cultural La Plaza de 31 y 2, donde también intervinieron otros profesionales de la empresa.
Su quehacer se hizo sentir también en la remodelación de la Casa de la Música de Galeano a petición de la DCH (Empresa de proyectos Diseño Ciudad de La Habana), con respecto a las especialidades de estructura, acústica, electricidad, electroacústica y mecánica escénica, “muy necesarias para el funcionamiento del centro”, añade la directora comercial. Asimismo, en el Museo Nacional de Bellas Artes estuvieron a cargo de restaurar el lucernario del edificio junto con las yeserías de la caja de la escalera del sitio y las esculturas del lobby.
Los primeros años y el ahora
“Empezamos sabiendo que teníamos que cumplir un objeto social, planes; el presupuesto que nos pudo dar el Ministerio de Cultura fue poco y tuvimos que con nuestros ingresos comprar máquinas, muebles y funcionar”, asevera la directora comercial, Tahymí Canto.
“Fue una primera etapa de supervivencia”, afirma, “pero aparecieron los negocios y nos fue muy bien como nueva empresa en los proyectos de interiores asociados a la cultura; por supuesto, es nuestro primer cliente, y asociados también al Ministerio de Turismo. Prácticamente con todas las empresas del país hemos trabajado y sin dudas fuimos perfeccionándonos en lo que queríamos hacer. Fuimos dándonos a conocer a partir de la buena obra, no por otra causa”.
Entre sus clientes de mayor demanda vinculados al sector de la salud destacan el Polo Científico, los laboratorios AICA, el CIGB, “en los que pudimos ejecutar con los creadores estos increíbles diseños de interiores”, reconoce la directora comercial.
Con quince años de permanencia en Cuba, los especialistas de Atrio abogan por el buen gusto en la arquitectura y sus especialidades afines. Bajo esos preceptos trabajan y no para cumplir metas. Así lo confirma Tahymí Canto: “Al Atrio de hoy le interesa hacer cosas que sobrevivan en el tiempo, que queden bien y sean imagen de nuestro país”, concluyó.
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