Plaza del Cristo: donde muchos encontraron su mascota
25 de marzo de 2019
|Fotos tomadas del facebook oficial de CeDA
Amaneció bien temprano este domingo en la Plaza del Cristo, al menos para los que esperaban con ansias ese día. Un grupo de jóvenes, miembros y colaboradores del proyecto sociocultural Cubanos en Defensa de los Animales (CeDA) se dieron cita en este espacio público de la ciudad para dar animales en adopción.
“Algunos de los perros que tengo cargados los recogimos anoche en las calles, aún no están desparasitados, pero vale la pena llevárselos”, dijo una voluntaria de CeDA. Lucía un rostro diferente, como quien tiene plena conciencia de la importancia de su labor.
Jóvenes, niños y padres, reunidos todos bajo el cielo, que por momentos jugaba con los colores azul y gris, se llevaron a casa un perro o un gato. De ahora en adelante tendrán otra compañía en el hogar. Varias serán las historias sobre sus peripecias y también algún que otro susto relacionado con su salud, porque la vida –ya sabemos– no es color de rosa.
Es satisfactorio comprobar con ojos propios el interés de las nuevas generaciones en ayudar a los animales necesitados. Estudiantes de la Universidad de La Habana estuvieron allí y pusieron sus manos y empeño en la tarea que hizo falta.
Lo incomprensible es la existencia, en pleno siglo XXI, de personas sin responsabilidad ni sentido de pertenencia con su mascota, que dejan abandonado al animal en las calles, al buen postor.
CeDA y otras organizaciones como PAC, figuran como contraparte de este hecho. Su escenario de acción se basa en el rescate de animales callejeros, la promoción de la adopción responsable, entre otras actividades.
Jenifer Aragón de la Milera, estudiante de cuarto año de Ciencias de las Información, conoció por vez primera del proyecto a través de las redes sociales. “Hacen buena promoción sobre este bello trabajo”, confiesa. “Mi primera vez fue cuando pasó el tornado y fuimos a Regla a donar cosas a los damnificados y atender a los animales”.
Pertenecer a CeDA es tener un compromiso directo con un ser vivo que necesita protección, amparo, cariño. No habrá ganancias materiales de vuelta, pero sí ladridos o maullidos inconfundibles, mucha alegría y espiritualidad, dos de las condiciones para ser felices sin reparos.
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Comentarios
Muchas gracias, por la cobertura, por la dedicación, por la presencia, por la veracidad de las palabras y por hacer llegar este lindo mensaje a otros ojos.