Para festejar el bicentenario de San Alejandro
24 de julio de 2017
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La prestigiosísima Academia de Artes de San Alejandro de La Habana –la institución más antigua en Hispanoamérica que ejerce la enseñanza desde su creación–, arriba a su bicentenario el próximo 11 de enero, y para celebrar sus doscientos años se desarrollarán varias acciones culturales.
Sobre este y otros temas relacionados con la Academia, su impacto y la formación de los futuros artistas de la plástica, conversamos con Isabel Pérez, profesora de San Alejandro y quien, actualmente, también dirige la galería con que cuenta la escuela.
“Históricamente San Alejandro ha mantenido y preservado este espacio para la exhibición de muestras dentro del propio edificio de la Academia. Hace unos años se amplió y hoy contamos con dos hermosísimas salas, que están en prefecto estado.
La dirección de San Alejandro quiere jerarquizar esa galería y ponerla al mismo nivel que las del circuito habanero y, a partir de lo que se exhibe en ese espacio, que los estudiantes entren en contacto con lo mejor de la producción simbólica cubana del momento. Hace poco más de un año comencé intentar que la galería tuviera una programación que permitiera la relación entre los estudiantes y aquellos artistas que pueden sentar pautas o ser paradigmáticos de lo que se está haciendo.
En enero pasado arrancamos con una exposición que incluyó a todos los Premios Nacionales de Artes Plásticas; ellos tienen la particularidad, no solamente de que son artistas de altísimo nivel, sino que dan una idea de la diversidad. Entre los Premios Nacionales hay escultores, fotógrafos, pintores, instalacionistas, artistas conceptuales, naif, es decir, una gama muy completa de la multiplicidad de operatorias que funcionan dentro de la visualidad cubana contemporánea.
A partir de esa exposición decidimos desarrollar un grupo de temas que detonaran en los estudiantes ciertos resortes relacionados con futura inserción en las prácticas visuales de su contexto.
En cuanto a esta exposición, ¿cuál consideras que fue la ganancia mayor para los estudiantes?
La exposición se tituló Azares e intentó encontrar las relaciones que pueden existir entre poéticas y generaciones tan disimiles entre sí. Creo que la mayor ganancia no solo fue acercarse a obras de René Francisco, de Ponjuán o de Osneldo, sino determinar –y empezar a pensar– en las posibles relaciones que existen entre los artistas y sus producciones más allá de si pertenecen a una generación o si hacen un tipo de obra que tenga un nexo evidente.
Como curadora de Azares se me hacía muy importante poner, por ejemplo, a René Francisco junto a Julio Girona y hablar de la manera en que ambos interpretaron el cuerpo o confrontar la obra de Jay Matamoros con la de José Manuel Fors y analizar la relaciones que pueden existir –o no– entre estéticas tan diferentes a la hora de ver el paisaje o el territorio.
Despertar en los estudiantes esa inquietud sobre cómo lo diverso te puede aportar y profundizar en el concepto de que no hay un solo juicio de valor a la hora de apreciar una obra y, sobre todo, en el momento de encaminarse hacia uno u otro de los caminos posibles dentro del mundo del arte.
Hacer una curaduría de una exposición colectiva siempre es complicado, ¿cuál fue el mayor reto de Azares?
Mi formación, que viene del mundo del periodismo, me hace ser una editora que siempre busca la correlación entre aspectos y miradas diferente: los libros y las colecciones que han sido fruto con mi trabajo, de alguna manera, buscaban eso: una multiplicidad de visiones ante cualquier tesis o idea que me proponía. El ejercicio curatorial lo asumo como una práctica de conjunción de saberes, donde se entrecruzan mis concepciones propias sobre determinado tópico, estética o artista con otros muchas perspectivas y factores que varían en dependencia de cada proyecto en particular. Pero, más allá de las estrategias puntuales que asuma para cada caso, siempre privilegio la posibilidad de condensar perspectivas desemejantes sobre un mismo tema, dejando una brecha por donde el público puede formarse juicios inéditos, encontrar fórmulas originales, o al menos reconsiderar determinados estereotipos.
¿Cómo un diálogo?
De alguna manera es poner en valor operatorias que vienen de inquietudes muy distintas. Creo que es un modo de intentar tocar esos resortes que hacen que el espectador comience a preguntarse de qué manera sus criterios pueden o no entrar en contradicción con los otros juicios de valor que funcionan en el mundo del arte. Tradicionalmente en Cuba, la curaduría y la historia del arte –y creo que en la mayoría de los espacios parecidos en el mundo– se desarrollan sobre la base de cotos cerrados y cada crítico, institución, galería o evento dice “estos son los artistas y este es el arte”.
Los Premios Nacionales en Azares me permitió, de manera clara,volver a ensayar la perspectiva de lasmuchasvariables y, a la vez, desatar en los estudiantes inquietudes para poner en tela de juicio sus ideas del canon y lo paradigmático.
Después Azares llegó Homus Abstracto, de Rigoberto Mena, que se extenderá hasta inicios de septiembre, ¿cuál es la mayor conclusión de esta experiencia?
Durante estos meses me ha sorprendido la poca inclinación que tiene un grupo de estudiantes hacia la pintura. Es decir, no es la manifestación que goza de mayor interés dentro de San Alejandro. Y eso me resultaba una paradoja, en muchos sentidos. Me parece que esa actitud tiene que ver con el desconocimiento y con un desbalance en la asunción de los contenidos que tenían a su alrededor en un país –como el nuestro– que ha producido grandes pintores más allá de las modas internacionales que pueden favorecer a la pintura o a la instalación en un determinado momento. Cuba siempre contó con un grupo de pintores de excelencia que ha logró insertarse en los más diversos ámbitos del mundo y me parecía que había que comenzar por desarrollar propuestas que se ocuparan de la pintura.
¿Y por qué optaste por un abstracto?
Porque entre los Premios Nacionales hay varios abstractos que llamaron la atención de los estudiantes: están Pedro de Oraá, Julio Girona y Vidal. Me percaté que para ellos era una sorpresa la diversidad de asunciones que la abstracción permitía y que tenían muy poco conocimiento del movimiento abstraccionista internacional y también del nuestro.
Me pareció que podía ser interesante presentarles a un artista joven, pero con una trayectoria de trabajoconsagrada al abstraccionismo, pero que a la vez portara una densidad que les permitiera encontrar otros temas en su trabajo. Por ejemplo que comprendieran la abstracción como una posibilidad para discursar sobre la memoria, o para recrear una suerte de paisajes, mentales o reales. O sea, que no fuera la abstracción a partir de las formas puras, ni un juego de texturas y colores sino que comprendieran que la abstracción no solamente fue un movimiento que se oponía a lo establecido sino que –aun hoy a pesar del tiempo transcurrido–, podía constituir un medio para a hablar de otros tópicos históricos o contemporáneos. También la abstracción como vehículo para abordar un sentimiento, una emoción o un estado de ánimo. Por todo eso me interesó comenzar con la abstracción y con un artista joven.
¿Cuáles son los próximos proyectos que tiene previsto la galería para celebrar, precisamente, el bicentenario de San Alejando?
La galería continuará con el ciclo temático. La próxima exposición se enfocará en el tratamiento del cuerpo, poniendo énfasis en aquellos artistas que han tenido una relación con la Academia, especialmente en los que han sido o son profesores. Ahora mismo estamos conceptualizando la exposición, pero pensamos que, por ejemplo, en Rocío García, Adislén Reyes, Edel Bordón, Yamilé Pardo, Eduardo Hernández, todos profesores en activo, pero también en Roberto Fabelo, Roberto Diago y Carlos Quintana.
Es posible que concluyamos el año con una muestrarelacionada con las técnicas de producción de originales múltiples –una de las especialidades más valoradas dentro de la escuela– y haremos una exposición con obras de Belkis Ayón, Abel Barroso, Sandra Ramos y de un grupo de artistas que han trabajado distintas técnicas gráficas desde distintas perspectivas y, sobre todo, buscando lo más experimental dentro de la gráfica. Belkys Ayón, junto a otros, revitalizó el grabado en Cuba a partir de La Huella Múltiple que en su momento pretendiójerarquizar la manifestación dentro del contexto del arte nacional.
Sin duda San Alejandro es una institución reconocida, pero geográficamente ubicada un tanto distante de los circuitos de mayor circulación, ¿qué estrategia se seguirá para darle mayor visibilidad a lo que allí acontezca?, ¿cómo se asegurará que tanto esfuerzo no quede solo encerrado en las paredes de la galería y para el disfrute exclusivo del alumnado?
Tenemos que organizar adecuadamente la comunicación. Debemos usar los medios en la intención de invitar a todos los públicos a ir a la escuela y también extender la exposición por todos los medios posibles. Hoy las nuevas tecnologías permiten multiplicarlos proyectos más allá del espacio físico. Ese es uno de los grandes retos que tenemos que asumir y superar. San Alejandro cuenta con claustro de primer nivel y un edifico maravilloso, muy bien conservado, que permite que cada aula sea una galería en sí misma y un punto para la socialización de los conocimientos y de los saberes.
La Academia no solo permite y anima la experimentación,sino que ostenta un clima de confianza y una relación horizontal entre profesores, directivos, estudiantes y familiares. Hay una comunidad de intereses entre todos esos actores que coinciden en la escuela y, sobre todo, algo que resulta muy estimulante, es el compromiso con el futuro y con el destino de todos esos jóvenes que cursan estudios. Todas aquellos que estamos involucrados en la formación de los estudiantes –que incluye no solo a los profesores sino al personal administrativo y de aseguramiento– sentimos un compromiso especial porque sabemos que estamos contribuyendo a la formación de los futuros artistas, del relevo. El apoyo a todas las iniciativas de los estudiantes, creo, es lo que hace a San Alejandro tan especial.
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