Omega 3

19 de agosto de 2014

|

Jesús Francisco Yagües

“Omega 3”, primer filme de ciencia ficción en la historia del cine cubano y segundo largometraje del realizador Eduardo del Llano (“Vinci”, 2012) tendrá su estreno a partir del jueves 21 de agosto en los principales cines de nuestra ciudad.

La película cuenta con tres actores protagónicos que llevan todo el peso de la narración fílmica (Carlos Gonzalvo, Dailenys Fuentes y Héctor Noas). Una guerra se ha desatado a nivel mundial, pero se trata de un conflicto bélico inusual; aquí no se disputan ni expansiones territoriales ni la imposición de un orden determinado, se pelea por la implantación de una única e igualitaria dieta alimenticia. El planeta está dividido en regiones que poseen diferentes hábitos nutricionales: los carnívoros, que ingieren carne animal; los vegetarianos, que se alimentan de vegetales; los ovo lácteos, que comen huevos y derivados de la leche; los macrobióticos, que prefieren los cereales; los fruits, que se deciden por las frutas, y los fishs, que engullen pescados y mariscos.

Dos de ellos: un vegetariano (Veg o Nick) y una ovo láctea (Olli o Ana) son prisioneros de un macrobiótico (Mac), ejemplo de fundamentalista enloquecido, intolerante y poseedor de una única ideología, que quiere a toda costa aplicar a sus cautivos su preferencia culinaria como condición esencial de salvación para sus adversarios.

Desde el punto de vista formal, “Omega 3” es el resultado fehaciente de una fervorosa predilección por un cine sencillo pero al mismo tiempo novedoso, que con suficiente dignidad hace honor el género al que pertenece; un cine diríamos de cámara, que sin ser un estilo de realización que pretenda caracterizar a Del Llano, como él mismo ha expresado, sigue iguales cánones de su anterior producción: tres actores que encarnan personajes esenciales, atmósfera claustrofóbica – pues la acción se sitúa en dos escenarios primordiales – y abundancia de diálogos precisos y esclarecedores, además de la exclusión de planos cargados de acción y de elementos participativos.

Una música inspirada en acordes de época con sonoridades de rock de la autoría del musicólogo y compositor argentino Osvaldo Montes, que mezcla lo viejo y lo nuevo; un vestuario futurista creado por el binomio Vladimir Cuenca-Celia Ledón que establece sólidas oposiciones entre las tres partes beligerantes y que identifican a cada uno de los contrincantes; una escueta y brillante fotografía de José Manuel Riera la cual resalta la atmósfera que logra Rafael Zarza con su dirección de arte unido al magistral logro de la secuencia animada, a cargo de un joven equipo de los Estudios de Animación del ICAIC, que se integra al discurso cinematográfico sin costuras y muy bien procesado a pesar de lo complicado de su elaboración, son las cartas de triunfo de esta primera incursión de la cinematografía cubana en el terreno de la ciencia ficción y del que Eduardo del Llano sale más que airoso, triunfador.