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Oh, Chano, ¡qué sentimiento me da!

18 de octubre de 2018

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f0115539Tambores para:

Andrea Baró, Malanga, Lilón,

 Pablito, Mulense, René, Benny,

Estela y Miguelito.

(Rumberos famosos)

 

 

En la memoria popular de millones de cubanos, cuando se le pregunta por Chano Pozo, casi siempre la imagen que nos llega es la de un negro, muy negro, tocando un tambor, de cara gorda y con una risa que desafía el tiempo. Recordamos a María Teresa Vera con una guitarra en mano; a Benny Moré con bastón y sombrero alón; recordamos a Rita Montaner con una sonrisa bella y un lunar que desde la frente custodia el rostro privilegiado; a Celia con una peluca excéntrica y una carcajada arrolladora; a Compay Segundo con un tabaco en la mano… y a Chano, “el rumbero famoso” con un tambor y una historia espectacular, como la de cientos de personajes gloriosos de la música cubana, en cualquiera de sus géneros.

Para desentrañar los misterios en torno a su carácter polémico, para demostrar su reinado en la música de Cuba y el aporte sustancial a la de Estados Unidos… la investigadora Rosa Marquetti Torres presentó recientemente un libro con más de trescientas páginas y dedicadas a este músico de talla internacional.

Chano Pozo. La vida (1915-1948), es el título del material que nos entrega Marquetti Torres, gracias a la editorial Oriente.

En el primer capítulo del texto, la autora resalta que “para desdicha de los moradores del habanero barrio de La Timba, Chano Pozo no nació en el entonces famoso solar Pan con Timba, en la calle 33 de aquella barriada de la periferia en El Vedado. (…) El lugar de nacimiento del pequeño Luciano aparece ubicado donde mismo residía la familia (…) la calle Sitios número 56, donde se diluía la frontera del barrio Pueblo Nuevo. Según consta en el tomo 50, folio 434, de este registro, Luciano Pozo González nació el 7 de enero de 1915 (…)”.

Es la propia Rosa Marquetti, quien mucho le debe la música de nuestro país, quien nos ofrece detalles sobre su más reciente propuesta literaria:

“El libro nace por una idea que me da una amiga, casi familia, que es Lía Rodríguez Nieto, productora cinematográfica. Lía no conocía mucho sobre la vida de Chano pero ella sabía que era un personaje cinematográfico.

“Empecé un poco a regañadientes, porque no me seducía mucho al principio y debo decir que muchas de las cosas que están en el libro las aprendí investigando. Yo no desconocía la importancia crucial de Chano: que es el único cubano que ha hecho un aporte sustancial de cambio en la música norteamericana, el jazz. Pero también sabía que habían muchas lagunas, mitos… y por ahí me encaminé.

“En la medida que fui entrando en la investigación me fui apasionando con el personaje, que era un peligro porque cuando te apasionas con un personaje tan cinematográfico puedes irte para un lado o para el otro y ese fue uno de los retos: encauzar aquella investigación, evadir los testimonios secundarios y concentrarme solo en fuentes primarias.

“Decidí marcarme como fuentes: las primarias, la prensa de la época, posibles testimonios de quienes pudieron conocer a Chano y, sobre todo, buscar opiniones de músicos que lo conocieron y trabajaron con él.  Todo ello implicó la adquisición de una gran cantidad de libros, de memorias, de autobiografías de músicos norteamericanos… Y sobre todo, la parte de Cuba, a partir de lo que la prensa pudo haber reflejado sobre Chano”.

 

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La muerte de Chano Pozo, tan llevada y traída por cantantes, investigadores, dramaturgos no es, al decir Rosa Marquetti, el elemento más importante en su biografía.

“Chano, después del incidente aquí en la Sociedad de Autores, donde fue baleado por Santos Ramírez, (quien era el director de la comparsa El Alacarán y a su vez ayudante de Ernesto Roca, el presidente de la Sociedad de Autores que le debía mucho dinero a Chano), estuvo hospitalizado y le sacaron las balas, menos una que lo acompañó hasta su muerte.

“Cuando él sale del hospital por aquel incidente, le dice a una periodista: yo soy un negro que no va a morir de catarro. De alguna manera, si el destino existe, estaba marcada en su camino esa muerte violenta. No olvidemos que tan temprano, allá por los años 1941- 42, él pega su primer gran éxito y allí dice la siguiente frase: si me saca revolvito me vas a tener que tirar.

“Chano fue el resultado de su propio carácter intransigente, de su propia vocación por la violencia, pero eso tiene una génesis, que lo dice bien claro Fernando Ortíz, el primer intelectual que escribe sobre Chano a menos de un año de su muerte: Si no hubiera vivido en las condiciones que vivió, si no hubiera tenido el origen que tuvo, probablemente Chano hubiese podido disfrutar de lo que había acabado de cosechar, porque cuando muere realmente estaba en la cúspide de la gloria”.

Una cita del propio Fernando Ortíz, encabeza el libro que sobre Chano nos entrega Rosa Marquetti. Una frase que resume la impronta de este habanero universal:

Por el tambor de Chano hablaban sus abuelos, pero también hablaba toda Cuba.

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