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Oficio de Isla: disfrute y reflexión

16 de octubre de 2019

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Foto tomada de Bohemia

Foto tomada de Bohemia

 

Un colectivo teatral no específico, músicos de la banda de conciertos del municipio Boyeros y un espacio no convencional para una obra son los ingredientes de Oficio de Isla, puesta en escena dirigida por el destacado autor cubano Osvaldo Doimeadiós, que desde este 10 de octubre y hasta el próximo día 20, siempre a las 5 de la tarde, acoge el Muelle Juan Manuel Díaz (al final de la Alameda de Paula).

El espectáculo está basado en el texto Tengo una hija en Harvard del cineasta y guionista Arturo Soto, quien es además uno de los protagonistas, y recrea la Cuba de 1900 cuando la Universidad de Harvard invierte una suma considerable de dinero para contribuir a la pedagogía cubana luego del proceso colonial español y miles de maestros cubanos fueron a pasar una estancia de aprendizaje en el campus universitario de la casa de estudios.

 

Foto tomada de Cubaescena

Foto tomada de Cubaescena

 

Estas presentaciones celebran los 500 años de la ciudad de La Habana y lo hacen a partir de una temática jamás olvidada de la historia que hace respirar cubanidad y buenos momentos a quienes se lleguen a la locación.

Para el crítico Roberto Pérez León, Oficio de Isla es una puesta en escena diferenciada y nada que ver con algunos de los montajes que he visto últimamente. Dramatúrgicamente estamos ante un suceso que como el río de Pascal es camino que anda un recorrido clareado por diálogos de esencia vivencial para este país. Trozos de hallazgos históricos conforman un texto lingüístico sin vulgaridades ni errantes disquisiciones socio-ideológicas. Sí tiene, y en la medida requerida, el «comino de chiste criollo» con el que se dio cuenta Gabriela Mistral que sazonábamos nuestros avatares”.

 

Foto tomada de Cubaescena

Foto tomada de Cubaescena

 

Esta puesta en escena producida por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Centro Promotor del Humor tiene el mérito de hacer coincidir a actores de varias generaciones con instrumentistas y gaiteros de la Sociedad Artística Gallega, quienes mezclan el humor, el dramatismo y hasta una pieza de Silvio Rodríguez.

Unos días más quedan para poder disfrutar de Oficio de Isla, una obra llena de matices para los amantes del buen teatro cubano porque vale la pena disfrutar, en un mismo espacio, la grandeza de nuestros actores y la delicadeza de un interesante tema.

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