Notas para un musical a Héctor Quintero
1 de octubre de 2021
|Por Francisco Delgado
Estas líneas podrían ser el pretexto más ideal para el comienzo de un nuevo guion, o tal vez, para agitar en la distancia el alma creativa de uno de los imprescindibles dramaturgos cubanos: Héctor Quintero.
Profeta y renovador de las tendencias estéticas del teatro cubano, supo filosofar con la naturaleza humana, y lo más atrevido de la trasparencia moral. Buscó una corporización de las virtudes intangibles al ser para explorar a su interior, el deseo infinito del sueño imaginado.
Los que conocieron a Quintero, como decía la crítica Rosa Ileana Boudet, encontraron la sutileza de una metáfora, que como recurso estético reconocía la verdadera extensión y temperatura del arte y la cultura, para abordar en ella los sentimientos más universales y los conflictos más agudos de la existencia.
La obra de este dramaturgo cubano va y viene en el tiempo, como un nuevo episodio de sensibilidad, que evoca el laberinto romántico de su puesta en escena. Una propuesta intimista y dialoguista con el público más culto, donde sobresalen los géneros más renovadores como el musical o la comedia sentimental, hasta el más puro drama, casi que perfumando el aroma de Shakespeare, o los más idolatrados exponentes del arte ruso como Pushkin, Gogol y Chéjov.
Años de intensa creatividad artística y de búsqueda por los absurdos ríos de la imaginación, lo convirtieron en el más popular de los dramaturgos de la isla, gracias a la ingeniosidad para caracterizar a sus personajes, y colocarlos como verdaderos héroes frente a las adversidades más infernales.
Obras al estilo de “Contigo Pan y Cebolla”, su primera pieza larga, que logrará una mención en el Premio Casa de las Américas, y fuese estrenada en febrero de 1964 por el grupo Teatro Estudio, consiguió acaparar la atención de un público interesado en las corrientes estéticas del teatro cubano contemporáneo y, a la vez, urgido de reflexionar sobre la esencia humana en tiempos de crisis moral y limitación económica.
“Contigo Pan y Cebolla” se mantuvo por varios meses en la cartelera de las principales salas de teatro de la capital, y fue estrenada en varios países latinoamericanos, incluyendo a los Estados Unidos en versión bilingüe.
Para el año 1964, Héctor Quintero escribió “El premio flaco”, con la cual obtiene otra mención en el Premio Casa de las Américas, y el Premio del Centro Cubano del Instituto Internacional de Teatro, entre otros lauros. Con esta obra, el dramaturgo cubano volvía a repasar en la memoria cultural, la necesidad de entender la naturaleza humana y sus imperfecciones, cuando los demonios tocan la puerta de la esperanza.
La pluralidad de sus personajes, el cautivo ensayo escenográfico y los exquisitos diálogos, fomentaron más de una interrogación al interior de la vida cotidiana de los cubanos, que en más de una ocasión, dialogaron en la intimidad con la propuesta de Héctor Quintero, incluida otras manifestaciones del arte como fue el cine. Este último representaría “El premio flaco” con una versión muy inquietante y justamente decorativa del teatro en el cine, bajo la dirección de Juan Carlos Cremata en el año 2009.
La llama creativa de Quintero no se detuvo jamás, y siguió su curso artístico en lo sucesivo del tiempo con obras tan peculiares como una adaptación de los cuentos del “Decamerón”, de Giovanni Boccaccio para el grupo Teatro Estudio. Aun cuando también lograba aprehender el maravilloso alarde de la honradez artística con la puesta en escena de la comedia moderna “Mambrú se fue a la guerra” de 1970, y dos años más tarde “Si llueve te mojas como los demás” en 1972.
Héctor Quintero desarrolló en el teatro una línea muy ilustrativa e inédita en términos de creación, cuya noción se había perdido en el ejercicio de la representación de las tablas en la época moderna. Así reaparecía con lucidez y trazo fino en los sonidos, el espectáculo satírico-musical “Algo muy serio”, y luego la comedia sentimental “La última carta de la baraja” de 1978, incluida una versión musical a esta misma pieza, titulada “El caballero de Pogollotti”, ambas publicadas y representadas en Alemania.
La obra de Quintero triunfó con éxito en todos los escenarios posibles de Cuba y el resto del mundo, pues fue capaz de componer la música de todos sus espectáculos teatrales, llegar a ser el fundador y guía del Teatro Musical de La Habana, hoy en el olvido del patrimonio sonoro y musical, hasta lograr ser, un orfeón colmado de ensueños para el teatro cubano.
Quizás sin riesgos de afirmar el mito del infinito, Quintero, nos busca ansioso en el océano de su modo artístico, para revelarnos nuevamente lo extraordinario de su virtud y modo de ser en lo cubano.
Galería de Imágenes
Comentarios
Entradas Relacionadas
“Ubicar a las personas en el centro de las políticas públicas”
21 de noviembre de 2024
Con el consenso de que todo proyecto debe tener en cuenta al ser humano transcurrió la segunda jornada del XX Encuentro Internacional sobre Gestión de Ciudades Patrimoniales
Continuar Leyendo >>Inauguran en el Centro Histórico habanero el XX Encuentro Internacional sobre Gestión de Ciudades Patri...
19 de noviembre de 2024
“Hablemos sobre el Plan de La Habana” es el tema medular de la edición número XX del Encuentro Internacional sobre Gestión de Ciudades Patrimoniales que se celebra en el centro histórico habanero del 19 al 22 de noviembre
Continuar Leyendo >>Contra viento y marea
18 de noviembre de 2024
En la mañana de este lunes fue inaugurada la Asamblea General de la Red de Historiadores y Conservadores de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, en la sede del Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana
Continuar Leyendo >>