Milton, el pintor del tabaco
29 de julio de 2013
| |Fotos: Cortesía del artista
Hace unos quince años aproximadamente Milton comenzó a experimentar con la hoja del tabaco ¿su propósito?: adicionarla a la obra pictórica y así crear un fuerte vínculo que devendría creación.
Ha pasado el tiempo y, poco a poco, Milton se ha ido consolidando al punto de que hoy se le conoce como “el pintor del tabaco” y en Viena, Austria, se expone su obra de manera permanente e, igualmente, en la Tienda Habano del Hotel Habana Libre, de la capital cubana.
Pero cómo fueron los inicios de Milton quien asegura que pinta con hojas de tabacos: “comencé a trabajar de manera experimental sobre papel manufacturado con hojas de tabaco incrustada. Desde los comienzos me preocupé por los aspectos bioquímicos con el propósito de que la hoja de tabaco no perdiera ni la pigmentación ni la plasticidad. Una hoja de tabaco fuera de su medio —es decir que no esté en un humidor con una temperatura y una humedad estable— se destruye o se craquéela. Esa magia me llevó a incursionar en el mundo del tabaco y en la manera en que éste se convirtió en arte; es un binomio muy hermoso y comencé a estudiar. La historia del tabaco está muy relacionada con el mundo de la medicina porque en un momento determinado se utilizó, incluso, para la curación de heridas.
¿Qué es lo que el tabaco ha aportado a la obra?
Creo que lo más importante es que utilizo un material que define nuestra identidad: en Cuba se da el mejor tabaco del mundo —y no estoy diciendo nada nuevo. La historia del tabaco está, también, muy vinculada a la política y al cine. Por ejemplo el afamado actor norteamericano Edgar G. Robinson interpretó un personaje mafioso que siempre llevaba un tabaco en la mano, también el músico cubano Compay Segundo —que en sus inicios fue tabaquero— era fumador de Habanos; es imposible imaginarse al Ché Guevara sin un tabaco; la orden de alzamiento contra el colonialismo español vino dentro de un tabaco. En otras palabras, el tabaco está muy enraizado y, creo, que el hecho de utilizar el tabaco en mi obra la convierte en una fortaleza.
El tabaco se va insertando en la obra…
El proceso es un tanto complicado porque tiene una cuota de artesanía y otra de arte. La idea preliminar la dibujo sobre un papel manufacturado que, a su vez, es una obra de arte y es una pieza única y tiene un principio ecológico porque nace a partir de papel de deshecho o reciclado, aunque prefiero denominarlo papel artesanal. Es decir que desde que empiezas a trabajar lo estás haciendo sobre una obra de arte.
Luego, defino dónde va a ir la hoja de tabaco en la obra: si es un desnudo la ubico en las precarias ropas; si es un retrato, quizás, la pongo en la camisa o en el sombrero. Ese papel lo coloco sobre un lienzo y lo humedezco y así el papel se “desmaya” (sobre el lienzo) y voy incrustando las hojas de tabaco de acuerdo con la disposición en el dibujo.
Luego empleo un cilindro que me facilita la incrustación del papel manufacturado sobre el lienzo y, posteriormente, pongo a secar —a sol— esa tela que se desprende del papel manufacturado con el tabaco ya incrustado. Es decir, papel y tabaco conforman una unidad y ese lienzo no lo utilizo más hasta la próxima obra. Finalmente lo coloco en el caballete y comienzo a pintar la obra final, es decir, redibujo la figura y empiezo a pintar al óleo.
Siempre que vas a iniciar una obra tienes la idea predeterminada.
Hago bocetos y siempre tengo claro lo que quiero hacer. Pero, cuando hago desnudos por lo general me inspiro en los realizados en el siglo pasado y, sobre todo, los de Joaquín Blez, quien entre 1900 y 1910 comenzó a incursionar en el desnudo en nuestro país. De hecho Blez se considera el padre del desnudo en la fotografía cubana y no porque fuera el primero sino porque es quien publica y se enfrenta a una sociedad pacata y prejuiciosa y lo hace desde la revista “Carteles” y “Sociedad”, que aún se pueden consultar en la Biblioteca Nacional José Martí, de La Habana.
¿Han sido los retratos un pilar fuerte en tu trabajo?, ¿cómo eliges las personas que vas a pintar?
Busco personajes que, de alguna manera, estuvieron identificados con el mundo del tabaco. Por ejemplo, pinté a Nicot, quien fue embajador de Francia en Portugal y el que descubrió la nicotina. Nicot le elimina la migraña a Catalina de Médicis con el empleo de la nicotina. Así está registrado en varios libros que he tomado como referencia.
Los personajes que escojo siempre tienen un vínculo con el tabaco como el director y productor de cine británico Alfred Hitchcock, autor de brillantes e ingeniosas películas, la mayoría de ellas thrillers psicológicos y considerado un maestro del genero suspense; o Winston Churchill, político y escritor británico, primer ministro (1940-1945; 1951-1955) y premio Nobel de Literatura, una de las figuras más importantes del siglo XX quien era un reconocido fumador de Habanos. Es decir, lo que me mueve es el amor a la historia. En la entrada de la sede de la Oficina del Historiador aquí, en La Habana colonial, hay un retrato —hecho por mí— de Carlos Manuel de Céspedes y ese trabajo me llevó a descubrir al hombre que fue el Padre de la Patria. Este retrato me llevó a identificarme mucho con ese gran patriota cubano y, también, es como saldar mi deuda con la historia de mi país.
Desde tus inicios has sido muy cauto con el color. En los primeros momentos empleabas algunos pasteles, pero hoy todo se mueve en la gama de los ocres y sienas…
Investigué sobre el color del tabaco y los especialistas aseguran que las hojas del tabaco tienen sesenta y pico de colores y eso se puede apreciar si se compara un tabaco hecho con hoja clara y otro con oscura y esa es una manera de jugar con las luces y con las sombras. Mi fidelidad hacia el tabaco me hace asumir, exclusivamente, las tonalidades que tiene en la naturaleza.
¿Se avizora algún cambio en la obra?
Hace muy poco comencé a trabajar la abstracción y siento que me ofrece mucha libertad espiritual. El retrato, en el que incursiono con frecuencia, no se disfruta mucho porque tienes que estar ajustado a la realidad y captar la esencia de la personalidad que estás pintando. El abstraccionismo te permite echar a volar la imaginación.
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Es muy interesante, quisiera saber más acerca de su obra, en cuanto a la técnica, cómo la realiza. Soy artista plástica también y no imagino cómo lo trabajas. Felicidades de verdad te admiro