María de los Ángeles Santana es nuestra historia

2 de agosto de 2014

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Jaime Masó Torres

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Cuba, Cultura, María de los Ángeles Santana, Ramón Fajardo Estrada

Ya varios premios han reconocido su labor investigativa y los libros hablan por sí solos de su pasión por el pasado. Ramón Fajardo Estrada (Bayamo, 1951) autor de valiosísimos textos como Rita Montaner. Testimonio de una época, Déjame que te cuente de Bola y Yo seré la tentación. María de los Ángeles Santana,  entre otros, está convencido que rescatar el pasado es la mejor forma de preservar el presente y futuro.

Emocionado nos habla sobre María de los Ángeles Santana, la eterna Diva que cumpliría este dos de agosto cien años y que sigue en la memoria de todos los cubanos.
A nuestra querida e irrepetible alcaldesa Remigia de San Nicolás del Peladero, Ramón Fajardo la recuerda como una mujer que siempre “se ganó el respeto, la consideración y la admiración de sus colegas”.
Fajardo nos habla del éxito de María de los Ángeles en escenarios tan respetados como México y España. También de sus grandes admiradores entre los que se encuentra el afamado escritor Jacinto Benavente, Premio Nobel de Literatura, quien en varias noches madrileñas visitaba a nuestra María para tomar chocolate y comer churros.
“María de los Ángeles Santana dejó una huella en los anales de la cultura nacional”, nos dice. Idea que afirmamos todos sus seguidores.

REVELACIÓN

“A finales de 1999 empezamos a grabar con María de los Ángeles Santana una extensísima entrevista que iba a conformar un libro, no sabía exactamente cuál sería el resultado final, el mismo proceso de desarrollo de esas entrevistas fue dando paso a una biografía-testimonio. Tuvo ella la gentileza de poner a mi disposición todo su archivo, de un volumen muy extenso.
Una parte de este registro se encontraba en su residencia y la otra en los fondos de la Biblioteca Nacional José Martí. De allí se sacaron las cajas donde se encontraban álbumes de sus fotos, partituras de distintos autores y todo ese material vino hasta mi casa, ocupando gran parte de mi dormitorio. Y durante largos meses tuve que dedicarme a organizar aquellos sobres con fotografías, recortes de prensa, etcétera.
“En la medida que iba haciendo todo esto, procedimos a grabar la entrevista que duró un año. Semanalmente teníamos uno o dos encuentros que duraban unas tres horas. Para estas entrevistas confeccionaba semanalmente un cuestionario en sentido cronológico, aunque muchas veces teníamos que volver a profundizar en determinadas etapas ya abordadas.
“Las entrevistas se hicieron sin previo acuerdo de lo que yo le iba a preguntar, es decir, el diálogo tenía una espontaneidad increíble, apoyándome en la prodigiosa memoria de la Santana.
“Las entrevistas conella tuvieron una frescura extraordinaria, era una persona muy expresiva. Si al actuar y al cantar puso el corazón, en su diálogo y su discurso, también estaba el corazón. En esas más de 40 sesiones que hicimos se puede encontrar  a esa mujer que puso su alma al narrar su vida personal y artística, porque ambas están llevadas paralelamente.

“Así nos narró su formación musical, su paso por la Escuela de Lourdes con las monjas filipenses, que marcó su existencia, su carácter. Una mujer muy profunda a la hora de analizar lo que es la vida en un sentido general, y en conceptos que aplicó a lo largo de su trayectoria profesional.
“También hizo referencia a sus inicios como profesional en la música en el año 1938, cuando apareció en algunas de las primeras realizaciones sonoras hechas en nuestro país,  como Sucedió en La Habana o El romance del Palmar, ambas dirigidas por Ramón Peón, pero después en una serie de películas que se van a hacer en Cuba  dirigidas por el cineasta español Jaime Salvador.
“En estas circunstancias se va a dar en la existencia de María de los Ángeles Santana un hecho determinante: su encuentro con el maestro Ernesto Lecuona y Casado quien desde un primer momento la incorporó a sus elencos que participaban en sus conciertos de música cubana y le entregó obras que María de los Ángeles Santana va a convertir en creaciones inolvidables.
“El cine se encargó de conservar  esa imagen tan hermosa cuando aparece ella en el cabaret El Palmar precisamente en el filme El romance del Palmar interpretando la primera canción que Lecuona escribió para ella: Tengo un nuevo amor.
“La irrupción de la silueta de María de los Ángeles Santana en ese momento del filme al que nos referimos, resulta impactante. Ya los críticos empiezan a decir que ella es «una revelación artística en esa etapa en películas cubanas.
“Lo común para un artista de esa época era iniciar en la radio y María lo hizo al revés, o sea, en el cine, que tenía una categoría superior. Del cine pasa a la radio y de la radio va a pasar en 1947 al lo que  es el teatro. Ese año hace su debut como actriz dramática con una obra titulada La Bayamesa de Rubén Romeu en el teatro Auditórium y ahí viene la etapa inicial de su consagración  como actriz.

“Su debut en el arte del vedetismo acontece en México, donde trabaja con el maestro de Eliseo Grene;t pero también se integra en el teatro Lírico, del Distrito Federal, a la compañía de Roberto Soto, uno de los más conocidos actores y directores artísticos de ese momento. En Méjico trabaó, además, la radio, el teatro y el cine, así como en el cabaret Sans Souci.

UN NUEVO HORIZONTE

“En 1954 dejó a España, después de tantos éxitos durante tres años. Lo hizo con gran dolor, pero extrañaba a extrañaba a Cuba y a su familia. Todo el año 1956 trabajaría en la televisión en tres programas semanales del Canal 2 (Tele-Mundo): Melodías de ayer, Melodías de hoy y Melodías de siempre, dirigidos por el maestro Ernesto Lecuona. En cada uno de ellos se desempeñó como cantante y animadora.
“Después del Triunfo de la Revolución se abrió para María un nuevo horizonte de labores constantes en la Televisión Cubana.  Aquí llegó al clímax su labor como actriz dramática, sobre todo en ese espacio que fue Teatro ICR, en el cual donde va a ser obras de méritos indiscutibles hasta transitar a personajes que responden a la alta comedia. Y en 1963 comenzaron las transmisiones de ese espacio que para algunos resulta inolvidable: San Nicolás del Peladero, donde forma aquel magistral dúo de actuación con Enrique Santisteban a quien ella define como su  mejor pareja de actuación.
“Dos décadas duran esas transmisiones durante las cuales María seguía haciendo cine, cabaret, teatro… No se puede olvidar su personaje de Amparo que escribió para ella Nicolás Dorr, en la obra Una casa colonial, un personaje maravilloso.

ELLA ES NUESTRA HISTORIA

“Hasta en los últimos años de su vida estuvo María “batiéndose” en las tablas con personajes que han dejado una huella en el teatro cubano. Toda una trayectoria reconocida que cuando cierra sus ojos ha de ser evaluada y recordada en el grupo de las más grandes actrices que ha tenido Cuba.

“Recuerdo una frase que le grabé a Alicia Alonso con una opinión sobre María: ¿Qué puedo decir sobre María de los Ángeles Santana si ella es nuestra historia? Creo que ahí se resume la huella que deja María en los anales de la cultura nacional”.