Lina de Feria y Alberto Prieto Rozos: intelectuales de alta valía

9 de febrero de 2020

Cuba, Cultura, FIL 2020, Literatura

Por: Elaine Caballero y Rachell Cowan
Fotos: Alexis Rodríguez

Por su contribución a las letras cubanas, la poetisa Lina de Feria y el investigador Alberto Prieto Rozos recibieron, en la tarde de este 9 de febrero en la sala Nicolás Guillén de la Fortaleza San Carlos de La Cabaña, el Premio Nacional de Literatura y de Ciencias Sociales y Humanísticas, respectivamente.
De manera especial, el jurado del Premio Nacional de Literatura, presidido por Graziella Pogolotti e integrado por Mirta Yáñez, Alfredo Zaldívar, Francisco López Sacha y Rogelio Riverón, decidieron otorgarle el galardón a esta escritora de forma unánime.
La ceremonia comenzó con las palabras de elogio de López Sacha a la autora de “Casa que no existía”, cuaderno ganador del primer Premio David de Poesía, junto con “Cabeza de zanahoria”, del también poeta Rolegio Wichy Nogeras.

“Tal vez toda la fuerza y concentrada identidad se deba a que escriba para mostrar la luz”, refirió López Sacha sobre el quehacer intelectual de Lina de Feria. “En ese esfuerzo inicia un rescate y una incesante búsqueda del tropo poético, para encarar una poesía desnuda, reflexiva, que habla del desgarramiento que supone escribir”, manifestó, a la vez que afirmaba que la vida artística de Lina puede definirse como un diálogo entre la ausencia y el valor de aceptar que luchamos contra lo imposible en un mundo dominado por las emociones.

Para López Sacha, desde “Casa que no existía” hasta sus cuadernos más recientes Lina no ha dejado de sorprender a la crítica y a sus lectores mediante una lírica coloquial, intimista, “que bordea el ensayo y rehúye del facilismo; una poesía tan orgullosamente única”. Tal es así que se coloca a la altura de un niño que vive los horrores de la guerra y sin previo aviso se traslada hacia la calle San Lázaro para detener la mirada en Virgilio Piñera y señalarlo como nadie ha sido capaz de hacerlo. Esa es la escritora que a sus 75 años de edad mantiene impecable su intensidad lírica.
Así lo confirmó López Sacha en la ceremonia: “El ansia de doblegar la palabra, donde la prosa no es prosa ni el verso es verso, sino un hechizo, en encanto. Deja una manera de vivir y sentir la poesía, de hacerla suya para darse como pedía Emilio Ballagas a la vida entera del poema”.
Como es tradición, Lina de Feria también habló ante un auditórium conformado, mayormente, por amigos, profesionales y conocedores de su obra en general. En sus palabras de inicio recordó los primeros años de formación, gracias a las enseñanzas de sus padres. De igual forma confesó que al ganar en la escuela un premio de redacción y estilo dejó las clases de piano y otros pasatiempos “porque su vida es la literatura”.
Como escritora de altos quilates asegura la importancia del dominio del idioma sin el que considera “que no hay identidad”. En su intervención agradeció a los miembros del jurado por consolidar, de una forma u otra, sus versos, su intención poética, por ayudar a convertirse en esa intelectual necesaria de Cuba.
Antes de finalizar, López Sacha leyó uno de los poemas de la santiaguera con 39 libros publicados hasta la fecha, que evidencia su dominio del lenguaje, así como la habilidad para lograr asociaciones raras entre sí, pero que son un disparo directo a los sentimientos. “(…) Desnuda e impaciente daría vueltas en la ceiba del Templete/pidiendo el vuelco hacia la belleza un sinfín de humedades (…)/ Y luego regresaría casa con la cabecita baja de Pilar/ conmovida y llameante”.

Por su parte, el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2019 fue entregado a Alberto Prieto Rozos, por sus aportes a los estudios de la historia de América Latina y el Caribe, caracterizados por su dimensión creadora, según hizo constar el acta del jurado.
El presidente del jurado, Eduardo Torres Cuevas, al referirse al homenajeado resaltó la vinculación docente de Prieto Rozos por más de 50 años en los cuales ha desempeñado tareas de dirección, entre las que se destaca haber liderado el departamento de Historia de la facultad de Filosofía, Historia y Sociología.

En las palabras de elogio, la Doctora María del Carmen Barcia expresó que la unión entre ambos galardones entregados este 9 de diciembre está dada por “la agonía ante el trabajo y la creación”. Al referirse al historiador Alberto Prieto expresó la grandeza de sus conocimientos sobre distintos temas y su capacidad para desempeñar otro tipo de funciones, como por ejemplo, ser miembro del Comité Nacional de Historia.
Este imprescindible de las ciencias humanísticas cubanas tiene a lo largo de su carrera 26 títulos publicados, cientos de artículos en revistas y periódicos nacionales y extranjeros; ha sido jurado de importantes concursos, como el del Premio Casa de las Américas (1978); además, ha tutorado decenas de Diplomas, Maestrías y Doctorados.

Alberto Prieto Rozos, expresamente emocionado, resaltó tres momentos de su trayectoria profesional que lo ha hecho ser merecedor de este premio: el Triunfo revolucionario de enero de 1959, su ingreso a al Instituto Kellogg de la Universidad de Notre Dame y el conocer a Ana Cairo Ballester, a quien se le dedica esta vigesimonovena Feria Internacional del Libro Cuba 2020. “Fidel me cambió la vida y aseguro, sin miedo a equivocarme, que es la figura más transcendental del siglo XX en América Latina”, expresó Prieto Rozos.
El Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas se otorga como reconocimiento público a los investigadores destacados en el campo de las ciencias sociales y las humanidades, que hayan contribuido al desarrollo económico, social o cultural de la nación, y cuyos aportes han sido socializados mediante la publicación en libros, publicaciones periódicas o la entrega de informes de investigación. Es otorgado desde 1995 por el Ministerio de Cultura a través de la coordinación del Instituto Cubano del Libro y el Centro Cultural Dulce María Loynaz.