La ruta hacia las motos a escala
13 de abril de 2022
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El nombre de Alain Freyre aparece asociado hoy al automovilismo y a la fabricación de modelos de motocicletas a escala. Su trayectoria como creador no inicia en una academia de arte, su talento es la persistencia de una idea, de una capacidad innata para construir y dar forma a la voluntad. En sus palabras, como en sus creaciones, se filtra un ímpetu indetenible, que consigue hallar la perfección en los detalles, en el potencial de los materiales reciclados, en la resistencia al tiempo y las adversidades.
Su más reciente exposición se encuentra disponible desde el pasado 15 de marzo en El Garaje-Museo del Automóvil, sitio ubicado en el Centro Histórico de La Habana, y espacio ideal para presentar la muestra de Alain Freyre titulada “Motocicletas en Cobre”, por la capacidad que posee este centro para reunir y convocar a los apasionados de los automóviles, su historia y su valor cultural.
Diversos caminos conducen a Alain Freyre a la afición del modelismo, actividad que posibilita la realización de reproducciones a escala de modelos originales de automóviles, con el propósito de entregar una pieza realista; sobre los rasgos que hacen distintiva su labor indagó Habana Radio.
¿Cuál es su formación?
Soy especialista de aviación, graduado del Instituto Técnico Militar (ITM). Considero que esta es una carrera que, aunque no tiene un enfoque creativo, desarrolla mucho la manualidad, además es una profesión que forma la responsabilidad. Yo específicamente estudié lo relacionado con las partes y piezas del avión, y tanto en este período como luego en mi etapa laboral pude aprender del trabajo en los talleres. Todo esto me permitió compartir con personas de gran experiencia y adquirir habilidades relacionadas con la mecánica. Siempre, desde niño, me gustaba armar y desarmar objetos; luego, como no seguí por la rama de la aviación, me vinculé a la informática y la electrónica, que es en lo que me desempeño actualmente. Entonces aprendí a soldar, así poco a poco adquirí los conocimientos que hoy empleo en la creación de las piezas a escala y el trabajo con distintos modelos de motos.
¿Cómo descubrió la actividad del modelismo?
En mi infancia todos teníamos los mismos juguetes, si querías algo distinto debías hacerlo tú mismo. Entonces, por mis deseos de inventar, hice mis primeros modelos, que fueron modernizaciones de juguetes, o mejor, cubanizaciones, para hacerlos más divertidos. Con el tiempo intenté acercarme a actividades relacionadas con esta afición, pero me encontré con diversas dificultades, en particular vivimos en los años noventa el período especial, y aunque fui a aprendiendo sobre carpintería, sobre el trabajo con los metales y el empleo de variadas herramientas, era muy complejo conseguir materiales, ni siquiera tenía acceso a la información que necesitaba. Creo que el embrión de lo que hago ahora estuvo en esa época, en que las circunstancias te obligaban a ingeniar soluciones creativas.
¿Hace cuánto tiempo se dedica al modelismo?
Yo lo considero un hobby, no diría que me dedico al modelismo. Lo que sí sucede es que la experiencia que he acumulado en el trabajo que ejerzo como informático me permite tener mis tareas al día, y por tanto logro sacar el tiempo para dedicarme a esta afición que ha ido tomando un vuelo artístico, de acuerdo a los criterios de los que se acercan a mi trabajo. Este pasatiempo forma parte de mi vida, como mencionaba antes, desde pequeño modificaba juguetes, y ahora no he dejado de hacerlo, incluso es una manera de enfrentar las cosas que le he inculcado a mi hijo, si un juguete se rompe, se arregla o se transforma.
Mi primera maqueta fue una Torpedera clase S-100, de un metro aproximadamente, hecha con madera y materiales reciclados, en este proyecto estuve trabajando durante dos años, y me sirvió para iniciarme. Luego seguí haciendo algunas piezas, pero realmente el inicio de lo que muestro ahora en la exposición fue cuando me acerqué a Casa Club Harley Davidson, allí me uní a un proyecto de transformación de una moto que resultó ganador en el primer evento de Excelencias del motor. A partir de ahí estuve aprendiendo con los miembros del Club, en especial con algunos artistas, allí me sugirieron por primera vez, en lugar de hacer la personalización de una moto real, hacer un modelo a escala. El Club me facilitó los manuales, me dio la posibilidad de analizar las motos a detalle, de ese modo llegué a hacer los modelos a escala en cobre. No lo percibo como una labor tan complicada, pero por las características del material y del proceso de fabricación, es algo que lleva mucho tiempo y voluntad. Yo veo cada pieza como una meta de realización personal, además es una actividad que me ayuda a centrarme y aprovechar mi tiempo.
La elaboración de los modelos a escala requiere de gran minuciosidad y detalle, ¿qué tiempo dedica aproximadamente a terminar cada pieza?
Una de las cuestiones primordiales es la recuperación de los materiales, como son reciclados debo atender al estado en que están las partes de cobre, seleccionar lo que me sirve para empezar a fabricar con las herramientas adecuadas. Es importante aclarar que el punto de partida del trabajo es el análisis del modelo que vas a replicar, mi objetivo es que sea una reproducción fiel. Cada pieza es un resultado único, yo escojo una moto, la estudio y empiezo a recrearla. Aunque los procesos son muy variables, me puede tomar la elaboración de cada moto a escala hasta cuatro meses. Me gusta hacerlo sin apuros, dedicarle el tiempo necesario para que el resultado final satisfaga mis expectativas y las de los espectadores, que en muchas ocasiones son especialistas del tema.
¿Qué modelos podrán apreciar los que se acerquen a la exposición que se encuentra disponible en el Museo del Automóvil?
La muestra está compuesta por seis motos. Podrán ver dos réplicas de Indian, una Power Plus, de 1926, un modelo que me encanta, y otra Chief 1940. También encontrarán un modelo bautizado “Reina”, una Harley-Davidson tipo Baja California, construida en homenaje al 500 aniversario de la fundación de La Habana y al Historiador Eusebio Leal. Además, presento la réplica de la única Vincent Black Shadow de 1952 que existe en Cuba, un modelo rescatado y restaurado por el presidente del Club de motos Lyng Chang, en el cual tuve la oportunidad de trabajar en la moto original y luego hacerla en cobre. Por otra parte, se incluye un diseño mío personalizado de un triciclo Harley-Davidson y un modelo aún en proceso de construcción de una motocicleta británica Matchless G9. Tengo otras piezas que no están en exhibición, hasta este momento he logrado hacer cerca de catorce motos, y no he detenido mi búsqueda de nuevos proyectos.
La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Museo del Automóvil, y Alain Freyre mantienen su invitación durante este mes de abril a acercarse a la exposición “Motocicletas en cobre”, en la sede de El Garaje, ubicado en San Ignacio entre Amargura y Teniente Rey, en el Centro Histórico habanero.
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