Desde hace 66 años, una de las últimas noches de enero ha transcurrido en Cuba bajo la luz de las antorchas.
La marea de jóvenes, con teas y banderitas, toma la ciudad, avanza desde la colina universitaria hasta la Fragua Martiana, próxima al malecón habanero. Se celebra en las calles una fecha que todo cubano conoce: el nacimiento de José Martí.
El 28 de enero de 1853 el más universal de todos los cubanos nació «en una casita modesta de la calle de Paula, por donde la muralla se asomaba al puerto», como la describe el escritor Jorge Mañach.
Cientosesenta y seis años más tarde, el pueblo alumbra una vez más las calles cercanas a la de Paula, como parte de una tradición que comenzó con un grupo de jóvenes patriotas, cuando se cumplían cien años de esta fecha, en 1953.
El hogar de los Martí, a decir de Juan Marinello, fue el de un niño pobre en una factoría colonial, agobiado de estrecheces y quehaceres agotadores. «En uno de sus mejores poemas, en Yugo y estrella, aludió a lo sombrío de su cuna: “Cuando nací, sin sol…”».
El poeta Cintio Vitier, al describir el contexto en el que dio Martí sus primeros pasos, explicó que cuando el Apóstol nació «a la luz del Nuevo Mundo, Cuba era desde hacía más de tres siglos, en la cruda facticidad de la historia, una posesión del imperio español, sujeta a los hábitos despóticos que se imponen en toda tierra ocupada por conquista».
La ausencia de luz, de sosiego, de bienestar, en la triste casa número 41 de la calle de Paula (luego 102 y hoy calle Leonor Pérez 214), en la vieja Habana, fue para el niño «un acicate de la clara rebeldía que presidió su existencia, atravesó su acción política y marcó su oficio de escritor. El diario espectáculo de la arbitrariedad y la corrupción, tanto como el ejemplo y la prédica de su maestro, el poeta Mendive, lo hicieron un inconforme y un rebelde antes de la adolescencia», valoró Marinello.
Hay muchas formas de honrar a Martí, aseguró el guerrillero Ernesto Che Guevara, en ocasión del natalicio de José Martí, el 28 de enero de 1960.
«Se puede y se debe honrar a Martí en la forma en que él querría que se le hiciera, cuando decía a pleno pulmón: “La mejor manera de decir, es hacer”», como este lunes convidó Raúl Alejandro Palmero, presidente de la FEU, a unirse los universitarios para recuperar a La Habana, al tiempo que hizo énfasis en que la llama de la continuidad perdurará en el horizonte que se defenderá el próximo 24 de febrero.
HONRAR
El Primer Secretario del Comité Central del Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros dedicaron a Martí ofrendas florales, que fueron depositadas en el mausoleo que guarda los restos del Apóstol en el cementerio Santa Ifigenia.
Igualmente fueron colocadas ofrendas florales a título de los Consejos de Estado y de Ministros, y del pueblo de Cuba.
También, justo a las 12 del día, desde la fortaleza de San Carlos de la Cabaña y en Santa Ifigenia, fueron disparadas 21 salvas de artillería para rendir tributo al Apóstol de Cuba..