Jesús de Armas: entre el drama y la utopía, otro gran olvidado
26 de octubre de 2018
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Gracias a los fondos que atesora el Museo Nacional de Bellas Artes, hasta el venidero 12 de noviembre puede verse en Sala Transitoria del segundo nivel del Edificio de Arte Cubano una excelente exposición titulada Drama y utopía, dedicada a reverenciar la obra de Jesús de Armas, dibujante, pintor, animador, caricaturista y director-fundador de los Estudios de Animación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, ICAIC.
La exposición fue coordinada por la joven curadora Laura Arañó quien resaltó en conversación exclusiva con el programa Luces y sombras de Habana Radio, que para armar la muestra tuvo que familiarizarse con el período y con los artistas que forman parte de los fondos patrimoniales de la institución: “ahí redescubrí a un creador que había visto de manera solapada durante mis años de estudios universitarios y me llamó la atención que Jesús de Armas tratara el tema de la mitología y las culturas de los aborígenes cubanos y no solo de la taina —que es la que más estudiada— sino la cultura siboney”.
Comentó la curadora que De Armas “se adelantó a su época” porque posteriormente en la década de los ochenta —artistas como José Bedia, Ricardo Rodríguez Brey y Rubén Torres Llorca— mezclaron el arte con la antropología: “me pareció que los trabajos iniciales de Jesús de Armas en la década del setenta, se habían adelantado a esa vertiente del arte cubano relacionada con la antropología, que es característica de los ochenta. Sentí que el Museo tenía una gran deuda con este artista por no haberle dedicado hasta el momento una retrospectiva”.
Anteriormente, en dos momentos han habido acercamientos a la obra de Jesús de Armas: una exposición en el Centro de Arte Contemporáneo Wilfredo Lam, en 1988, y otra en la prestigiosa galería La Acacia, pero esta es la primera exposición retrospectiva. Como curadora, ¿qué criterio esgrimiste a la hora de seleccionar las obras?
Intente hacer varios núcleos temáticos para que no pasaran inadvertidas las distintas facetas del artista. Hasta ésta exposición su obra había sido exhibida, solamente, en su versión de dibujante y de pintor a partir de un grupo de trabajos que tituló Carbonadas y que desarrolló entre 1985 y 1992, aproximadamente. Bajo esa selección decidí construir pequeñas visiones sobre la labor de Jesús de Armas en los diferentes períodos en que se acercó a las artes visuales. Él fue un creador que comenzó como publicista y de esa zona se pueden ver algunas de sus caricaturas e historietas publicadas en las revistas más importantes entre los años cincuenta hasta los setenta. En otro núcleo temático se revela su faceta de animador; de sus dibujos animados, que se acercan a la decena, exhibimos cinco. Otro momento está reservado a las pictografías realizadas entre 1975 y 1985 y, por último, las Carbonadas que es la parte de su obra más visibilizada.
¿Pionero de dibujo animado?
Sin duda, pero él pensó el dibujo animado no con fines didácticos ni dirigidos a los niños, sino una animación artística y muy experimental. Es por eso que a fines de la década del sesenta sus animaciones fueron un tanto incomprendidas y es cuando decide salir de los Estudios de Animación del ICAIC y enfocarse en su trabajo para publicaciones periódicas; ese es el momento en que comienza a desarrollar un grupo de trabajos que denominó Los yoyos —que publicó en el semanario humorístico Pa’lante— y, luego, su afición por las culturas aborígenes lo llevó al terreno de las artes visuales.
Desde la antropología, ¿qué consideras que aportó su mirada?
Era un hombre muy estudioso y un gran intelectual y creo que encontró una zona de la cultura cubana que había sido poco explorada y quiso sacarle el mayor provecho y reivindicarla porque estaba un tanto preterida. Esos estudios lo convirtieron más que en un artista, en un antropólogo y un etnólogo: visitó casi todas las zonas arqueológicas donde se hallaban las pictografías y de esos estudios salió un segundo, libro publicado en 1977, titulado Por las huellas del guayabo blanco. Creo que la sensibilidad que tenía hacia el arte y la experimentación, lo llevó a buscar un pasado que nos desanclara de las ataduras con España y África que han marcado nuestra cultura y situarnos, tal vez, en los verdaderos orígenes.
Jesús de Armas es un olvidado: nació en Cuba y fallece en Francia el 20 de mayo de 2002, ¿qué sucedió desde que se marcha de la Isla hasta su deceso?
En el año 1992 es invitado por la Casa de América Latina de París a hacer una gran exposición; en ese año se cumplían los 500 del encuentro entre las dos culturas y en ese momento su obra —y un poco antes— conmocionó la crítica francesa del momento y tuvo una excelente acogida dentro de ese contexto. Sin embargo, en los años siguientes no pudo insertare de manera sostenida dentro de medio cultural francés. Quizás haya tenido que ver con su espíritu renovador y rebelde que lo llevó a seguir fiel a los ideales y temas que había estado trabajando desde siempre. Nunca quiso irse por una vertiente comercial.
De Armas se fue a residir al barrio francés de Montmartre y allí desarrolla una serie que está llena de nostalgia por su tierra; son una especie de collage en los que mezcla no solo nuevos pigmentos y colores —hasta ese momento su obra tenía muy poco color— sino un grupo de elementos visuales que le llamaron la atención. Algunos recortes de prensa o palabras que había visto en metro de París las yuxtapone y provoca un choque entre dos mundos que hasta el momento no habían coincidido: el ámbito francés de los años 90’ y las culturas aborígenes cubanas.
En 1995 empieza a acercare al plástico como soporte y se convierte en un verdadero arqueólogo de la capital francesa: recoge todos los desechos que encuentra a su paso y que les parecen visualmente atractivo y armó grandes esculturas que, después, intervenía con los aborígenes cubanos.
Hace un tiempo recuerdo una excelente exposición vista en el Museo dedicada a Cundo Bermúdez, también un olvidado, ahora centra el foco en Jesús de Armas, ¿puedo decir que es una política del Museo retomar o reivindicar la obra de artistas que no han permanecido en la Isla todo el tiempo?
Sin duda lo es. El Museo tiene una misión de rescate, de salvaguarda y de conservación de las artes visuales cubanas, pero también una responsabilidad muy grande en la divulgación de este patrimonio y tanto Jesús de Arma como Cundo Bermúdez han sido coleccionados durante mucho tiempo y están en nuestros fondos. Es un deber y una misión poner en circulación todo el patrimonio que está bajo nuestro cuidado.
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