Honrar a quien merece ser honrado
29 de octubre de 2019
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«Su plenitud de poeta no es la de un cantor de lo exquisito, ni de un inventor de fábulas líricas, ni un contemplador barroco que quiere volcar el cántaro de la noche. Alberto codiciaba mostrar la experiencia de su amor hacia la vida».
Palabras del poeta, ensayista y crítico Virgilio López Lemus durante la develación, en el Gran Teatro de La Habana (GTH) Alicia Alonso, de una tarja que recuerda los años en que el poeta, narrador y promotor cultural Alberto Acosta-Pérez laboró en esa institución cultural.
«Se coloca esta tarja en su honor y recuerdo –también comentaba– no porque simplemente haya trabajado en este sitio, sino porque en esta institución realizó por completo su muy significativa obra poética y narrativa, su labor como promotor cultural y como traductor de la lengua rumana».
Entre 1989 y 2012, Acosta-Pérez fue director de Relaciones Públicas, Promoción e Imagen del GTH, de ahí que –explicaba López Lemus– «en la rica historia de esta institución nunca antes un poeta había laborado en ella tanto tiempo y desarrollado aquí una labor tan amplia».
Durante este período, en que crea su obra lírica y escribe su única novela Juan Jacobo. Una biografía, Acosta-Pérez alcanza altos reconocimientos, entre ellos dos premios internacionales otorgados en España: de Poesía Gerardo Diego, en Soria, en 1989, y de Narrativa Breve Alberto Lista, en Sevilla, en 2006.
El poeta vivió con ímpetu –reflexionaba López Lemus–, de modo que la poesía, sus poemas, van siendo estaciones de un supuesto viaje hacia el Calvario, el suyo. Se fue pleno de promesas creativas, pero lo que dejó es hermoso y útil, añadió belleza a la nación cubana, ofreció su poesía alta e intensa.
Graduado como Ingeniero Industrial, nacido en La Habana, en 1955, y fallecido prematuramente en esta propia ciudad, en el año 2012, Alberto Acosta-Pérez era Máster en Desarrollo Cultura y en Gestión, Políticas Culturales y Desarrollo Cultural.
En su bibliografía aparecen, entre otros títulos, los poemarios El ángel y la memoria, Todos los días de este mundo, Monedas al aire, Música vaga, Fotos de la memoria 2001-2007 y Calas; así como los libros de narrativa Pronóstico reservado y Tú serás reina.
Durante la develación de esta tarja, «que honra a quien merece ser honrado», Virgilio López Lemus agradecía a «esas personas llenas de nobleza que apoyaron esta gestión de memoria justa», entre ellas a Alpidio Alonso-Grau y Fernando Rojas, ministro y viceministro de Cultura.
Reconocía, igualmente, el apoyo brindado por el doctor Eusebio Leal Spengler, quien autorizó la realización de esta tarja, a la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos a través de su director Juan Carlos Botello, así como a Leonardo Tur, director del GTH.
Luego de develar la tarja –en presencia, entre otros, de Fernando Rojas; Pedro Simón, director de la revista Cuba en el Ballet e intelectuales, familiares y amigos del poeta–, la agrupación de cuerdas Sincopa, dirigida por Ana Karla Recio, interpretaba poemas de Acosta-Perez.
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