Fidel en la crónica fílmica de la Revolución

2 de diciembre de 2016

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Luciano Castillo

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Cine, Cuba, Cultura, Fidel Castro Ruz

 

 

El líder histórico de la Revolución, Fidel Castro –gran cinéfilo ya en su juventud–, fue el promotor de nuestro cine desde el triunfo en 1959 con la promulgación de la primera ley en el ámbito cultural que el 24 de marzo, a escasos meses de la victoria, fundó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Los integrantes del núcleo fundacional de este organismo sin precedentes en la isla, no olvidan cómo en medio de sus múltiples ocupaciones y responsabilidades en aquellos intensos meses, Fidel siempre hallaba tiempo para acudir a una sala de proyecciones del entonces Edificio Atlantic, en la calle 23 entre 10 y 12, con el fin de ver aquellas películas que en su estreno no pudo apreciar por estar inmerso en la lucha en las montañas de la Sierra Maestra. Intentaré abordar algunos títulos relevantes que han contado con su aliento en una toma panorámica en torno a un conjunto de documentales producidos por el ICAIC que registran momentos clave en la trayectoria de la Revolución.
Julio García Espinosa en “Sexto aniversario”, con un equipo de camarógrafos filmó la conmemoración, el 26 de julio de 1959, del sexto aniversario del comienzo de la lucha revolucionaria con el ataque al cuartel Moncada con la llegada a La Habana de 500 mil campesinos invitados a esta celebración. A continuación, García Espinosa en “Un año de libertad”, sintetizó en apenas 27 minutos los acontecimientos más destacados del primer año de la Revolución. El cineasta, con Santiago Álvarez en funciones de novel productor rodó “Patria o Muerte”, compendio del desfile y concentración del primero de mayo de 1960.
También corresponde a 1960 otro notorio documental, “Asamblea general”, realizado por Tomás Gutiérrez Alea. Registró la concentración del 2 de septiembre de 1960 en que se aprobó, unánimemente, la I Declaración de La Habana.
Manuel Octavio Gómez en “Historia de una batalla” (1962), resumen de la campaña masiva de la alfabetización en el marco de los principales acontecimientos ocurridos en el país durante 1961, por supuesto que incluyó el histórico momento en que Fidel declaró a Cuba en la Playa de la Revolución como territorio libre de analfabetismo.

Un año más tarde, “Ciclón”, de Santiago Álvarez, abordó el paso del ciclón Flora por las provincias de Oriente y Camagüey en octubre de 1963 y los trabajos de salvamento y evacuación de los damnificados en los que no faltó la presencia de Fidel en las zonas devastadas por el fenómeno natural. El director del “Noticiero ICAIC Latinoamericano”, creado en 1960, dedicó más tarde un reportaje especial a la visita del Comandante en Jefe Fidel Castro a la Unión Soviética.
A raíz de la caída en combate en Bolivia del heroico guerrillero Ernesto Che Guevara, el cronista del Tercer Mundo, Santiago Álvarez Ple dedicó el documental “Hasta la victoria siempre” (1967), que recrea pasajes de su actividad revolucionaria.
“De América soy hijo… y a ella me debo” (1972), es el título del primer largometraje documental consagrado por Santiago Álvarez a Fidel Castro. Es el recuento del viaje del Comandante Fidel Castro a Chile en noviembre de 1971 al tiempo que una visión histórica de la explotación imperialista en América Latina. Dos años más tarde, registraría la significación histórica y política del viaje efectuado por Fidel a mediados de 1972, por países de África y de Europa Socialista en “Y el cielo fue tomado por asalto”.
Manuel Herrera, en el largometraje “Girón”, que dirigió en 1972 introdujo fotografías de la presencia de Fidel en el central Australia en medio de las reconstrucciones fílmicas, entrevistas con combatientes y noticieros que consigue un vívido recuento de la frustrada invasión mercenaria a Playa Girón en abril de 1961.

Como cierre perfecto y sugerente de otro no menos significativo documental, “¡Viva la República!” (1972), Pastor Vega seleccionó la imagen de Fidel entregando un fusil a un niño campesino en la Sierra Maestra. Fue filmada allí por el fotógrafo Eduardo Hernández, más conocido como Güayo, uno de los primeros reporteros en entrevistar a Fidel y los rebeldes y que lo incluyera más tarde en su extenso reportaje documental “De la tiranía a la libertad” (1959).
Octavio Cortázar realizó “El programa del Moncada” (1973), compendio de los primeros catorce años de Revolución, en que se fueron cumpliendo los postulados expuestos por el Comandante Fidel Castro en su alegato “La historia me absolverá”. En una reseña publicada por Enrique Pineda Barnet en la revista “Cuba Internacional”, escribió:
“El documental realiza un recuento en síntesis de los catorce años de Revolución transcurridos y ofrece, mediante reconstrucciones y materiales de archivo, la extraordinaria transformación que experimentó Cuba, en una estructura cuyo hilo conductor es una encuesta con gente del pueblo acerca del Programa del Moncada. La idea central del filme es la obra de la Revolución, que se da mediante la reconstrucción histórica con un tratamiento didáctico, el material de archivo, la información directa y el cine-encuesta, formando un collage emotivo, analítico y espectacularmente sorpresivo. El resultado es un documental eficaz y hermoso que demuestra la solidez de la revolución cubana y la consecuencia de sus principios con su realización histórica”.
Uno de los más notorios documentales con pretensiones de sintetizar momentos clave de una etapa del proceso revolucionario cubano, desde el asalto al Cuartel Moncada en 1953 hasta 1975 es “Crónica de la victoria”, codirigido por Fernando Pérez y Jesús Díaz. El punto de partida para este recorrido retrospectivo es la clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba celebrado en diciembre de 1975.
Sin lugar a dudas, uno de los más emotivos documentales realizados por Santiago Álvarez es “Morir por la patria es vivir” (1976). Trasciende el reportaje sobre el criminal sabotaje al avión cubano ocurrido el 6 de octubre de 1976, perpetuado por contrarrevolucionarios de origen cubano con apoyo de la CIA para devenir un medio de reafirmación en medo del dolor y la indignación popular.
A ese mismo año corresponde uno de los largometrajes documentales más relevantes vinculados a la trayectoria de Fidel Castro, “La batalla del Jigüe”, realizado por Rogelio París. El guion coescrito por Julio García Espinosa y el propio director, es una muy rigurosa reconstrucción histórica de la batalla ocurrida entre el 11 y el 20 de julio de 1958 que dio definitivamente al traste con la gran ofensiva del ejército batistiano contra los principales baluartes rebeldes en la Sierra Maestra.

Mediante una minuciosa investigación de los documentos de la época, más los testimonios y la participación directa de los principales protagonistas de la acción, encabezados por el Comandante Fidel Castro, quien personalmente dirigió a las fuerzas guerrilleras, y el Comandante José Quevedo, entonces jefe del Batallón 18 de la tiranía batistiana –los diez días de combate– se conforman a través de dos líneas de desarrollo simultáneas: la visión de la batalla desde las filas rebeldes y desde las del enemigo.
Para acometer un proyecto de la envergadura de “La batalla del Jigüe”, Rogelio París reunió en el equipo de realización al productor Humberto Hernández, el prestigioso director de fotografía Jorge Herrera, el editor Justo Vega y la música compuesta por Leo Brouwer sobre un tema de Jerónimo Labrada, encargado junto a Marcos Madrigal del registro sonoro y que fuera interpretada por el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Los entonces noveles Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres y Constante Diego desempeñaron funciones de asistentes de dirección en el complejo rodaje efectuado en los auténticos lugares de la Sierra Maestra donde se desarrollaron los combates.
Además de una reveladora entrevista concedida a Rogelio París por Fidel –quien manifestó que habría preferido ampliar sus consideraciones en otra posterior que no pudo ser filmada–, el documental incluye el informe leído por el comandante en jefe a través de Radio Rebelde el miércoles 24 de julio de 1958, en el que expresó:
“Justo es reconocer que el adversario combatió con valor resistiendo hasta límites admirables un cerco de 10 días sin ingerir alimentos, en espera de refuerzos que la Dictadura no pudo hacer llegar. Quedaba fuera de combate una de las mejores unidades de las fuerzas enemigas y que contaba con un jefe capaz y valeroso. (…) La batalla del Jigüe ha arrojado un saldo total de 249 armas ocupadas, 41 soldados, clases y oficiales muertos y 241 prisioneros, de ellos cerca de 30 heridos”.
“La batalla del Jigüe” uno de los largometrajes realizados por Rogelio París, a través de imágenes impactantes y entrevistas realizadas a los verdaderos protagonistas de los hechos mientras estos fueron reconstruidos, confirma la estatura como estratega excepcional de Fidel Castro.

Otro hermoso título debido al talento de Santiago Álvarez es “Mi hermano Fidel” (1977), crónica de la entrevista sostenida entre el Comandante Fidel Castro y el viejo campesino Salustiano Leyva, testigo excepcional de la estancia de José Martí y Máximo Gómez en Playitas. La cámara siempre presta del fotógrafo Iván Nápoles consiguió filmar ese encuentro irrepetible que no fuera planificado. El “cronista del tercer mundo”, luego de realizar “El octubre de todos” (1978) sobre el viaje de Fidel a África dedica “Y la noche se hizo arcoíris” a su estancia en Etiopía con motivo del cuarto Aniversario de la Revolución etíope.
El hacedor de “Now!”, “Hanoi, martes 13”, “L.B.J.” y otros clásicos del cine documental, fue quien la mayor oportunidad de compartir con Fidel no pocos momentos históricos y a ello debemos su registro en celuloide. Otro de estos documentales fue “El desafío” (1979), resumen de la participación de Fidel en su condición de Presidente del Movimiento de Países No Alineados en el vigésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Nacional Unidas, en ese año. Fue incluido entre los filmes más significativos del año en la selección anual de la crítica cubana.
“La guerra necesaria”, culminado en 1980, no es solo es uno de los más importantes largometrajes documentales de Santiago Álvarez, sino una genuina lección de historia filmada. Con la colaboración en el guion de Rebeca Chávez, a partir de entrevistas realizadas al Comandante Fidel Castro y a los altos dirigentes de la Revolución: Raúl Castro, Juan Almeida, Celia Sánchez y otros, aborda la estrategia desarrollada por los fundadores del Movimiento 26 de Julio durante los años 1955 y 1956 en Cuba y en México.
Un documental de especial significación es “Condenadme, no importa” (1983), en el que Miguel Torres prosiguió su exitosa experiencia de “Crónica de una infamia” (1982) y reconstruye con recursos del cine de ficción la estancia del Fidel y sus compañeros en la cárcel de Isla de Pinos, luego del asalto al cuartel Moncada en 1953, para ofrecer un testimonio de los acontecimientos allí ocurridos.
A la cineasta Rebeca Chávez correspondió la responsabilidad de realizar el capítulo 7 que cierra la miniserie documental “Cuba: caminos de Revolución”, coproducida en el año 2004 por el ICAIC con firmas españolas. Su título es “Momentos con Fidel”, en el que sorprende la habilidad para en apenas 54 minutos, luego del visionado de incontables horas de material fílmico, a través de una precisa edición, trazar un retrato múltiple, un acercamiento a la relación entre el Comandante Fidel Castro y el pueblo cubano. Es un intenso y permanente diálogo puesto a prueba en conflictos y enfrentamientos de diverso carácter en el proceso revolucionario.

 

Por cada título que recorrimos en esta panorámica seguramente usted ha rememorado otros en los cuales no pudimos detenernos por no disponer del espacio suficiente. Resulta imposible toda tentativa de abarcar sintéticamente la presencia de Fidel en el cine documental cubano, sin incluir las ediciones del “Noticiero ICAIC Latinoamericano”, que registraron importantes hechos para el presente y las futuras generaciones.