Experiencias compartidas en el Museo de Arqueología
29 de julio de 2022
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En la mañana del 29 de julio, en el Museo de Arqueología, tuvo lugar una conferencia sobre los estudios de evaluación de recursos culturales, impartida por el arqueólogo Odlanyer Hernández de Lara. Durante este intercambio, Odlanyer compartió las dinámicas en cuanto a la evaluación de recursos culturales en otros países, como Argentina, España, Estados Unidos.
Estuvieron presentes en este encuentro, Roger Arrazcaeta Delgado, Director del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana; Antonio Quevedo, Director del Museo de Arqueología y del Castillo de la Real Fuerza, y muchos otros especialistas de la arquitectura.
Jorge Garcell Domínguez, especialista de la Construcción, Arquitectura, Ingeniería y Patrimonio Cultural del ISPJAE, comentó en sus palabras iniciales sobre la tremenda importancia que tienen los estudios de evaluación de recursos culturales en muchas partes del mundo. La buena aplicación de los estudios y una práctica responsable, son imprescindibles para prevenir, o al menos mitigar, los daños patrimoniales antes, durante y luego del proyecto.
Garcell Domínguez afirmó que a pesar de que muchos especialistas ven a las prácticas referidas como “arqueología de contrato” como un mal necesario, lo cierto es que estas pertenecen a una realidad global que no puede ignorarse. La comparación del funcionamiento de estas prácticas a nivel internacional, con las que se aplican en Cuba, siempre va a tener el mismo objetivo, que es la protección del patrimonio arqueológico.
El arqueólogo Hernández de Lara comenzó describiendo a la evaluación de recursos culturales como “el reconocimiento intensivo realizado por expertos tanto en sitios arqueológicos como en recursos históricos y estructuras asociadas dentro del Área Potencial de Impacto (API), sin importar la significación”.
Esta evaluación de recursos culturales se divide en tres fases: La primera fase, consiste en localizar e identificar sitios arqueológicos (sin importar cronología o filiación cultural, incluyendo sitios aborígenes, coloniales, históricos, contemporáneos), tanto terrestres como sumergidos. La segunda fase consiste en diagnosticar el impacto que sufra el patrimonio arqueológico. Y la tercera y última fase está destinada a proponer medidas correctoras a fin de mitigar el daño.
Al hablar sobre los proyectos de arqueología por encargo, a nivel internacional, Hernández de Lara contó algunas de sus experiencias en la evaluación de recursos naturales. Destacó cómo en Estados Unidos, toda construcción con más de 50 años de edad ya es considerada de valor arqueológico. A pesar de que esta arqueología está vinculada a la realidad económica, muchas comunidades de bajos recursos han encontrado en esta ciencia a un aliado, que ha impedido que procesos como la gentrificación y la especulación afecten a espacios que tengan elementos arqueológicos de importante valor patrimonial.
Hernández de Lara comentó cómo esta arqueología siempre está influida por las dinámicas de la economía, y por negociaciones e intercambios. Muchas veces a los propios constructores de proyectos les conviene más gastar un poco en construir pequeños memoriales, que en preservar grandes áreas o trabajar en ellas por tiempos prolongados. Debido a esto, los arqueólogos a veces deben saber cómo negociar, cediendo un sitio de poco valor arqueológico para una construcción, a fin de preservar los mejores hallazgos.
También destacó que la mejor garantía de que se cumplan los acuerdos es ponerlos por escrito, ya que la amenaza de una demanda es lo único que a veces puede detener a quienes tratan de construir o destruir sobre sitios u objetos de valor arqueológico y patrimonial.
Odlanyer Hernández también relató lo complejo que resulta el hallazgo de restos humanos relacionados con la población nativa americana, ya que cualquier trabajo que se realice en estos espacios, debe contar con la asesoría de estas comunidades, y su voz tiene mucho peso a la hora de decidir si una obra puede continuar o no. Esta facultad con la que cuentan los nativos americanos, no la poseen muchas otras comunidades en los Estados Unidos y Puerto Rico, donde incluso los descendientes de nativos no tienen las mismas prerrogativas.
Y sin embargo, el conferenciante valoró que ya comienzan a darse muchos pasos positivos en el manejo de restos humanos arqueológicos pertenecientes a otras comunidades y, en general, el respeto a la actividad arqueológica y al patrimonio, están comenzando a ganar mayor consciencia.
Odlanyer Hernández de Lara se graduó de arqueología y antropología en la Universidad de la Florida, fue ganador de la beca doctoral de la National Science Fundation y es, además, director de la revista “Cuba Arqueológica”. Dentro de sus libros publicados se encuentran “Esclavos y cimarrones en Cuba”, “Arqueología precolombina en Cuba y Argentina: esbozos desde la periferia”, “De esclavos e inmigrantes: Arqueología histórica de una plantación cafetalera cubana”, y muchos otros.
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