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Ernesto Lecuona: Siempre en mi corazón (II)

5 de agosto de 2021

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Durante julio último tuvo lugar el estreno de la serie documental Ernesto Lecuona: Siempre en mi corazón, del investigador y periodista Ramón Fajardo Estrada, por el espacio ¡Bravo!, del Canal Educativo, que con esta obra audiovisual ha festejado los primeros veinticinco años de transmisiones semanales.

Cada uno de sus cuatro capítulos posibilita a los televidentes conocer interesantes y novedosos aspectos de la vida y trayectoria profesional de un artista que, desde años atrás, es considerado el más famoso y difundido de los compositores cubanos a escala mundial. La serie finaliza el lunes 6 de agosto, tras el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana.

Por tal motivo el locutor y periodista Ángel Ferrera realizó —para Habana Radio— una extensa entrevista al autor de Ernesto Lecuona: Siempre en mi corazón: Ramón Fajardo Estrada. Su segunda parte la publicamos hoy.

 

FERRERA. Con la anterior valoración de la primera parte podemos que usted ha logrado realmente reunir a numerosas personalidades como testimoniantes y a otras como intérpretes exclusivos para esta serie documental, que, antes decíamos, consta de cuatro capítulos. ¿Cómo se desarrolla la segunda?

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. La segunda parte abarca los años 1928 a 1944. La inicia Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura, que introduce a los espectadores en las zarzuelas de Ernesto Lecuona, y centra su comentario en María la O, que —compuesta entre 1929 y 1930 por Ernesto Lecuona y el escritor Gustavo Sánchez Galarraga— resulta fundamental en la historia del arte lírico cubano.

Respeto los criterios coincidentes en proclamar como título paradigmático de la zarzuelística criolla a Cecilia Valdés, que en 1932 consagra a Gonzalo Roig y a los libretistas Agustín Rodríguez y José Sánchez-Arcilla, quienes se inspiran en la novela decimonónica de igual nombre escrita por Cirilo Villaverde. Pero, en mi modesta opinión, de no haber existido María la O, estrenada dos años antes, toda la producción ulterior del género se hubiera ralentizado.

¿Por qué afirmo esto? Si bien en las partituras de Niña Rita y El cafetal, que datan de 1927 y 1929, respectivamente, Lecuona plasma algunas características de la zarzuela cubana —por ejemplo, la estructura definitiva de la romanza criolla—, con María la O deja totalmente organizado el esquema, el prototipo de esta manifestación escénica: salida de la tiple, grandes dúos de amor al estilo de las óperas italianas, la inserción de personajes cómicos con páginas musicales de marcado gracejo popular… Eso se debe a la genialidad de Lecuona. Todo lo que vino después — Amalia Batista, Cecilia Valdés, María Belén Chacón, Soledad, etc.— es un calco de María la O, la primera mulata de rumbo del arte lírico cubano en alcanzar categoría universal.

Pero, aparte de subrayar la tipología de tales mulatas, Reynaldo González se refiere, por otra parte, a cómo en un argumento aparentemente romántico, los creadores de María la O también introducen en las tablas a un sector poco abordado por los dramaturgos nacionales desde el siglo XIX: los negros curros, acerca de los que Fernando Ortiz había realizado serios estudios. Y, a continuación, del material que nos cede René Arencibia, intercalamos la Salida de María la O, interpretada por Laura Ansorena y Humberto Bernal, con el respaldo de Ópera de la Calle y la Orquesta Sinfónica Nacional, conducida por Enrique Pérez Mesa.

¿Cómo seguimos? Haciendo una retrospectiva. Retrocedemos de 1930 a 1927 para dar una visión más precisa del papel de Lecuona en la fundación del teatro lírico cubano de envergadura, cuando en el habanero teatro Regina, durante el último año citado, estrena Niña Rita o La Habana en 1830, en la cual debuta, con sentido profesional, la gran musa del maestro: Rita Montaner.

Para tratar este aspecto contamos con el apoyo del maestro Ángel Vázquez Millares, quien analiza particularidades de las zarzuelas de Lecuona. Y al éste finalizar, aparece una excelente soprano cubana: Yolanda Hernández, radicada en Europa, pero, aprovechando uno de sus frecuentes viajes a La Habana, logramos que hiciera un doblaje del Lamento africano, de El cafetal, en el patio de la Basílica Menor de San Francisco de Asís. Debo decir que el resultado de la filmación en ese entorno resultó sumamente hermoso.

Tras lo anterior, tenemos la intervención del doctor Santiago Castelo, lamentablemente ya fallecido, que fuera subdirector del diario ABC de Madrid, presidente de la Academia de la Lengua de Extremadura y miembro de la Academia Cubana de la Lengua, aparte de ser el autor de varios libros de ensayos y poesías. Castelo aborda la popularidad y vigencia de la obra de Ernesto Lecuona en España y considera que, con las partituras dedicadas por el maestro a este país ibérico y su obra en sentido general, el autor de La comparsa está a la altura de varios de los grandes compositores que enaltecieron la música española, como son los casos de Manuel de Falla, Enrique Granados e Isaac Albéniz. Desde el punto de vista de interpretaciones artísticas, prosigue la segunda parte de la serie con un valioso material de archivo; Malagueña tocada por el mundialmente famoso pianista norteamericano Liberace.

A continuación, dos de los más profundos conocedores de la obra de José Martí formulan valoraciones sobre las canciones que en 1935 compone Ernesto Lecuona a partir de versos sencillos del Apóstol de nuestra independencia. Se trata de la poetisa Fina García Marruz y del doctor Eduardo Torres Cuevas. A modo de ejemplificar esta producción musical lecuoniana, secundados al piano por la profesora Pura Ortiz, el tenor Bernardo Licihilín y la soprano Katia Selva respectivamente cantan De cara al sol y Sé que estuviste llorando.

FERRERA. Qué maravilla logró usted reunir ahí.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Ahí se reunieron cuatro importantes elementos.

A seguidas, se imponía rendir homenaje a la artista que estrenó las canciones del ciclo Martí-Lecuona: Esther Borja, una de las notables intérpretes de la música leconiana. Ella se formó a su lado y parte de sus éxitos en el extranjero los tuvo al lado del maestro Lecuona.

FERRERA. La damisela encantadora.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA: Desde muchos años atrás existía un documental dedicado a Esther y en su desarrollo aparece un pasaje con una especie de evocación del momento en que por primera vez canta Damisela encantadora, al estrenar el maestro, en 1935, su zarzuela Lola Cruz, obra póstuma de Gustavo Sánchez Galarraga. Tomamos la imagen y le insertamos parte de una entrevista que nos concediera en determinado momento, en la cual narra sus impresiones primarias en la interpretación de un vals que, como a veces se dice, hizo época. Y cerramos esta parte con una escena del ballet A la luz de tus canciones, con coreografía de Alicia Alonso, donde el cuerpo de baile del Ballet Nacional de Cuba interpreta el vals en una grabación hecha por la Borja..

Luego tenemos al reconocido pianista y compositor Frank Fernández, al que filmamos en su estudio de Miramar. Esta entrevista me complació mucho. Manifestó que conmigo aprendió aspectos de la vida de Lecuona que él desconocía y, dada su profundidad de las respuestas en torno a si Ernesto Lecuona era un compositor culto o popular pienso incluirlas, junto con otras archivadas, al empezar a escribir, a finales de este año, la biografía del maestro. El mismo Fernández cierra este segmento de la serie al tocar al piano la danza En tres por cuatro.

Luego tenemos otro momento importante: las actuaciones de Ernesto Lecuona en Estados Unidos de Norteamérica durante 1943, cuando es nombrado agregado cultural de la embajada de Cuba en Washington, y él lleva como invitada a Esther Borja para algunos de uno de los conciertos que ofrece. Ahí aparece como primera testimoniante Rosa Fornés.

 

Fajardo y Rosita Fornés

 

FERRERA. Imprescindible también.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Ella termina su testimonio recordando que, a principios de la década de los años cuarenta, Lecuona le invita a trabajar en una producción para el Gran Casino Nacional, donde él la acompaña al piano en Canto siboney y otra obra que el maestro crea en 1936: No puedo quererte, la cual, compraría la Warner Bros, y, con una nueva letra que escribe Kim Gannon, da origen en 1941 a la película Siempre en mi corazón, dirigida por el cineasta Jo Graham.

Este largometraje tuvo una gran repercusión internacional. De hecho, ya Lecuona era un compositor extraordinariamente famoso en Norteamérica y el resto del mundo, y entonces, al estar involucrado su nombre en ella, a través de esta canción, fue algo que realzó aún más el prestigio del maestro a nivel mundial.

Debemos acotar —y a esto hace alusión Luciano Castillo, tras la entrevista de la Fornés— que Siempre en mi corazón fue nominada, en la categoría mejor canción, a los premios Oscar de 1942. O sea, con este título del maestro por primera vez América Latina —y con ella Cuba— tenía resonancia en el importante certamen de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood. De ahí el valor histórico de la obra.

Entre las intervenciones de la Fornés y Luciano, hay dos secuencias de la película Siempre en mi corazón. hasta hacer una transición a otra participación mía para recordar el retorno de Lecuona a Estados Unidos en 1943, fundamentalmente a Nueva York, como agregado cultural de la embajada de Cuba en Washington, y la realización de sus faenas profesionales en esa etapa, las cuales abarcan desde un concierto en la Unión Panamericana, otros en el Carnegie Hall y la sala Steinway, así como actuaciones ante los micrófonos de la CBS y la NBC y los infantes de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, pues se estaba en la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial. Fue muy amplia su labor de entonces en Norteamérica.

Ahí narro una anécdota del maestro Lecuona, que sucede en el edificio de Radio City, donde tenía sus oficinas Herman Starr, dueño de los estudios de grabación de la Warner Bros., que invita a Ernesto Lecuona para escuchar algunos discos con impresiones de sus obras ante un grupo de importantes empresarios, productores, artistas… De ese encuentro surge una crónica que para la revista habanera Bohemia redacta María M. Garret, crítica cubana radicada en Nueva York. En ella narra la Garret cómo en aquella reunión Lecuona da muestras de su proverbial humildad al no aprovecharla para algún beneficio personal de ventajosos contratos, etc., sino se limita a disfrutar la audición de los aludidos discos y, posteriormente, complacer a los asistentes con un improvisado concierto al que el maestro incorpora a Esther Borja y tiene uno de sus más intensos momentos cuando la acompaña en Siempre en mi corazón, tan de moda en aquella época en Norteamérica. Para finalizar esta parte tuvimos la inestimable colaboración de Beatriz Márquez, Premio Nacional de Música, y de Guillermo Tuzzio, quienes hacen una preciosa y original interpretación de Siempre en mi corazón.

 

El equipo de realización del documental con Beatriz Máquez y Guillermo Tuzzio

El equipo de realización del documental con Beatriz Máquez y Guillermo Tuzzio

 

Concluye la segunda parte de la serie documental el escritor Miguel Barnet, Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, resaltando el lugar que ocupa Ernesto Lecuona frente a la llamada música de vanguardia surgida en nuestro país a partir de la década de los años veinte, del pasado siglo, con Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla y en los cuarenta tiene otro momento de desarrollo mediante el Grupo de Renovación Musical.

En su intervención, Barnet considera a Lecuona vanguardista desde 1912, cuando diera a conocer esa página que rompe con lo creado hasta entonces en la música criolla: La comparsa. Y, desde el punto de vista artístico, aparece la soprano Ana María Martínez, secundada por la Orquesta Mozarteum, del Festival de Salzburgo, con una composición de Ernesto Lecuona que asimismo ha recorrido el mundo: la Romanza de María la O.

FERRERA. Preciosa. Bueno, seguimos haciendo un recorrido por estos capítulos que durante todo el mes de julio, a partir del día 5, lunes, por el Canal Educativo 2, en el programa ¡Bravo!, vamos a poder apreciar, en estreno absoluto en la televisión cubana, de esta serie que Ramón Fajardo dedica a la vida, la obra, la trascendencia de Ernesto Lecuona.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. La tercera parte abarca desde 1945 a 1956, años muy importantes para Ernesto Lecuona.

La iniciamos con una pincelada —así lo afirmo porque es bastante breve ante la magnitud de la creación del artista para el cine o la inserción de partituras de su autoría en numerosos largometrajes y documentales nacionales y extranjeros, principalmente norteamericanos. Te diría que Lecuona es el compositor nuestro que más aparece en películas cubanas y extranjeras.

FERRERA. Interesante también.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Es un dato interesante. Numerosas obras suyas están en películas rodadas en América, Europa, Asia…. La cifra sobrepasa el centenar de filmes de distintos géneros, algunos hechos aún en vida del maestro y otros tras su muerte.

Nos limitamos a usar aquí películas que se hicieron cuando aún su autor se encontraba vivo y abrimos la secuencia con una interpretación de la famosa bailarina y actriz norteamericana, Vera-Ellen en el largometraje norteamericano Carnaval en Costa Rica, que dirige en 1945 Gregory Ratoff. A partir de esto, con un ágil montaje del editor Lenner Santana se insertan ocho fragmentos de películas. El penúltimo corresponde a la Montiel en La bella Lola y su interpretación de Malagueña, secundada por el ballet de Luisa Pericet. Y el último nos muestra a María de los Ángeles Santana, en el apogeo de su belleza, cantando la balada Primavera. Ella cierra la parte inicial del capítulo, con una filmación que data de 1995, en la cual, con el acompañamiento pianístico de Frank Fernández, interpreta uno de sus grandes éxitos lecuonianos: Te vas, juventud.

Los textos de la siguiente viñeta introducen al televidente en la finca que, entre 1940 y 1955, tuvo el maestro Lecuona: La Comparsa, ubicada en el Guatao, Punta Brava. Tenía una caballería de extensión, la adquirió en pésimas condiciones y llegó a convertirla en una de las más hermosas fincas de recreo de La Habana. Hoy es una Unidad Militar de Ayuda a la Producción. Muchos la consideran, erróneamente la última residencia del maestro, pero no fue así. Su última morada estuvo en el reparto El Chico Country Club, en El Wajay.

¿Quiénes testimonian en esta parte? El historiador del Ballet Nacional de Cuba, Miguel Cabrera, quien nace en Punta Brava. Su hermano trabajaba en La Complaciente, la bodega que suministraba al maestro los víveres en La Comparsa, y por esa razón Cabrera atesora anécdotas y vivencias del trasiego de personalidades nacionales y extranjeras que visitaban al maestro, que, según Miguel, era muy querido por todos los que vivían en el Guatao. Debo acotar que el testimonio de Miguel lo filmamos, gracias a la autorización correspondiente, en los propios terrenos de lo que fue La Comparsa.

Después viene una intervención mía, en la cual hago referencia al apego del maestro por aquel sitio tan idílico e inspirador para su creación, acorde lo muestran numerosas fotografías. Y cierro esta parte mencionando el lugar que era visita obligada para el maestro en las tardes: una ermita dedicada por él a la Virgen de la Caridad del Cobre, de la que era un ferviente devoto y en 1951 ofrenda su Plegaria a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, la cual canta, seguidamente, la soprano Johana Simón en la Catedral de La Habana, acompañada al piano por Pura Ortiz.

FERRERA. Qué mejor sitio.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Exacto.

Después, el doctor Pedro Simón ofrece una explicación acerca del melodismo de Ernesto Lecuona; cómo las melodías del maestro son capaces de satisfacer las exigencias de los adeptos de la música culta y de la música popular, pero que, en resumen, son los amantes de la buena música, sin diferencias entre una y otra. Y su intervención termina con Jorge Luis Prats interpretando una de las bellas canciones del maestro Lecuona: Noche azul.

FERRERA. Noche azul, en esa pensaba en este instante.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Después, otro segmento nos va a llevar a la importancia de que Ernesto Lecuona abordara en su obra la raíz africana de nuestra nacionalidad. Esto lo analiza con mucha inteligencia el doctor Eusebio Leal. Él considera que siempre le llamó la atención cómo gente blanca —y, además de Lecuona, cita los casos de Fernando Ortiz y Lidia Cabrera— se interesaran por este aspecto en sus respectivas obras. Y en lo tocante a Lecuona —subraya Leal— para él tiene un mérito extraordinario que lo hiciera desde su juventud, desde los días que compone La comparsa, cuando ya empieza a tomar conciencia de que Cuba no podía ser explicada sin su raíz africana. Finalizan este segmento Ópera de la Calle y la Orquesta Sinfónica Nacional con El cabildo de reyes, de «María la O».

Lecuona Estados Unidos 1943ante el piano busqueda cc

Viene después algo que realmente fue nos emocionó. El maestro Leo Brouwer, uno de los grandes de la cultura cubana, accedió a hablar acerca de su tío-abuelo, al que conoció de niño y adolescente.

FERRERA. Uno de os grandes de la guitarra, de la composición, de la cultura….

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Sí. Y, además, su labor como promotor cultural es algo que también no puede soslayarse.

Él accedió con mucha amabilidad, durante unos cuarenta minutos, a que se le filmaran sus recuerdos familiares porque, para aquellos que lo desconocen, él es sobrino-nieto de Ernesto Lecuona. Brouwer es nieto de Ernestina Lecuona, la hermana mayor del maestro, que la consideró siempre su primera maestra. Ernestina era como una madre para él, y la única persona –según me relataba Esther Borja– que le podía llevar la contraria; era muy grande su respeto hacia esta mujer, por otra parte, talentosa pianista y compositora.

El maestro Brouwer realiza un análisis de la calidad y vigencia de la obra de Lecuona. Considera a su tío uno de los grandes melodistas en cualquier parte del mundo y una figura raigal en la historia de la cultura cubana de todos los tiempos. Y que así lo afirme un intelectual que jamás ha recurrido a los antecedentes artísticos familiares para anotarse un éxito más, que así lo afirme una personalidad de indiscutible relieve internacional, podemos interpretarlo como un superlativo reconocimiento a la creación lecuoniana.

FERRERA. Muchas personas desconocen esos vínculos familiares, la mayoría los desconocen.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Al maestro Brouwer sigue otro pasaje de trascendencia. Se trata de la filmación que hicimos en la Biblioteca Nacional con la soprano Lucy Provedo cantando una de las hermosas canciones de Ernesto Lecuona: El jardinero y la rosa, de cuyo texto son autores los hermanos sevillanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.

Esta obra había tenido importantes intérpretes. Obtiene su mayor relevancia con la interpretación de María de los Ángeles Santana, acompañada al piano por el maestro, que en una fotografía de ambos interpretando la pieza, escribe: «Para María de los Ángeles Santana, quien dice como nadie los versos de El jardinero y la rosa que con tanto amor musicalicé».

A pesar de que después la cantaron Alina Sánchez, María Remolá, Esther Valdés, Lucy Ferrero, algunas de las buenas cantantes líricas que ha dado Cuba, yo le pedí a Lucy que hiciera el montaje de la canción y le entregué las grabaciones de algunas de las artistas antes mencionadas. Nelson Camacho, que la conocía bien por acompañársela a Esther Borja en numerosas oportunidades, trabajó concienzudamente con la Provedo en la búsqueda de una línea de interpretación de El jardinero… Y digo línea de interpretación, si así puede llamársele, porque el resultado es algo totalmente distinto a lo antes escuchado en este título. Es, en esencia, una clase magistral del estudio que debe hacerse para abordar una obra con dificultades técnicas y, casi al final, un largo recitativo que reclama buena actuación. Ha sido Lucy Provedo un ejemplo de cómo se pueden buscar nuevos matices en una producción musical tantas veces cantada.

FERRERA. Y, cómo sigue el Capítulo 3.

RAMÓN FAJARDO ESTRADA. Una viñeta nos introduce en el debut de Ernesto Lecuona en la televisión cubana y los estelares programas que tuvo en este medio de difusión. Para hablar sobre esto, convocamos al maestro Roberto Sánchez Ferrer, quien, en 1956, dirigió la orquesta de tres espacios semanales de Lecuona en el Canal 2 (Telemundo). Él era muy joven por aquellos años, y narra acerca de la primera vez que Lecuona va a ensayar con la orquesta, cómo se impuso el respeto entre los músicos, que estaban muy tensos al verlo llegar por la gran estatura musical de Ernesto Lecuona, pero de inmediato se relajaron ante su carácter tan apacible, tan cariñoso. Y, además, evoca todos aquellos meses de labor junto con el maestro.

Le sigue Pura Ortiz, pianista, quien en el Canal 2 era repertorista de los artistas que iban a trabajar con Lecuona en los citados programas. A su vez ella da paso a una figura que entonces era muy joven, y es captada en esa época como uno de los descubrimientos de Lecuona, que la lleva a sus programas, Me refiero a la soprano y profesora Gladys Puig, quien con sus remembranzas del pianista y compositor termina este segmento haciendo un doblaje de la romanza de Rosa la china, en el escenario del teatro Martí.

¿Y quién cierra el capítulo tres? Pues la gran Alicia Alonso rememorando sus años infantiles, cuando, durante las noches, su padre organizaba unas tertulias familiares en las cuales su madre tocaba al piano composiciones de Ernesto Lecuona. Después, la Alonso explica cómo parte de su labor coreográfica para el Ballet Nacional de Cuba está inspirada en música de Lecuona, y subraya que ésta resulta idónea para la creación coreográfica, para el baile. Y finaliza el capítulo el Ballet Nacional de Cuba interpretando Malagueña, en la parte final de una coreografía de Alicia Alonso llamada Impromptu Lecuona.

(CONTINUARÁ…).

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