Entre la añoranza y el compromiso

16 de agosto de 2021

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Onedys Calvo Noya y Marjorie Peregrín Avalo

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Cuba, Cultura, Eusebio Leal Spengler, juventud, Oficina del Historiador de La Habana, patrimonio Documental

 

 

A un año de la partida física del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, los jóvenes que tuvieron el privilegio de conocerlo y trabajar junto a él reflexionan sobre su impronta. Alaina Solernow Ferrer, bibliotecóloga y especialista en Gestión del Patrimonio Documental de la Oficina, nos comparte sus criterios sobre el legado y la continuidad del artífice que impulsó la obra por la cual renació el Centro Histórico de la Ciudad de La Habana.

 

 

¿Qué dejó Leal en ti, qué anécdota personal, qué vivencia tuviste con el Historiador de la Ciudad que selló ese compromiso que sostienes hoy con la institución?

 

Para mí fue muy importante trabajar y empezar a coincidir de alguna manera en proyectos que impulsaba el Historiador de la Ciudad, sobre todo por ese romanticismo que lo caracterizaba, y porque era como ese punto intermedio: Él siempre tenía la cabeza en las nubes, pero los pies bien puestos en la tierra; y eso lo asumí y me llegó muchísimo, sobre todo en esas charlas que daba al inicio de año, repetí varias veces en esas charlas y era como ese momento de impulso; él impulsaba con sus palabras ese optimismo y esas ganas de hacer.

Era esa experiencia que él tenía acumulada por más de cincuenta años de trabajo al frente de la Oficina del Historiador que nos marcaba y nos ayudaba a nosotros mismos a sobreponernos a cuestiones que nos sobrevenían de la vida cotidiana; problemas que tiene nuestra generación, que van más asociados al desarrollo y a la vida material, y él nos enseñaba a tratar de encontrar esa inspiración y a que también lográramos conjugar las dos cosas.

 

Me inspiraba mucho respeto, y me sigue inspirando mucho respeto, y sigo pensando en él como esto es lo que hay que lograr: Hay que tener la cabeza en las nubes, pero los pies bien puestos en la tierra y soñar en grande, vamos a tratar de tener lo mejor, pero démonos cuenta de lo que tenemos, y vamos a tener lo mejor desde lo que tenemos.

 

En estos tiempos que vivimos, en que la fuerza de la juventud siempre tiene ideas propias y que muchas veces los jóvenes se enfrentan a sus generaciones precedentes con ideas diferentes, ¿cómo se daría esa renovación o continuidad en la obra de Leal en la que nos ha formado a todos en favor del patrimonio?

 

Tener claras esas enseñanzas que siempre nos daba Leal: esta es una ciudad viva; el sistema de la Oficina es un sistema integral; la información y el conocimiento deben estar accesibles para las personas; la historia debe sentirse personal, debe sentirse uno muy identificado con el lugar donde vive y su historia, y esto lo veo así desde mi experiencia personal. Yo siento que de alguna manera estoy cumpliendo con ese legado, desde la parte que me toca: la accesibilidad de la información, del conocimiento.

 

O sea, nosotros estamos, desde nuestra generación, que es una generación vinculada a las nuevas tecnologías, a las nuevas plataformas, trabajando en pos de eso, de identificar, de ver la historia detrás de cada sitio, de cada hecho, de cada tradición, tratando de que las personas se sientan identificadas con su historia, tratando de contar la historia como era, y ahí yo creo que vendría estando el compromiso y también la manera de continuar esa obra; tenemos que seguir desde nuestro tiempo, porque nuestro tiempo es diferente, pero tenemos que tener claro que hay una idea y un sentir que no debemos perder.

 

Hay una línea trazada desde Emilio Roig en la institución que es la vocación de servir.

 

El desarrollo es eso, es ir variando con los tiempos, tenemos que encontrar las maneras y tenemos que encontrar las formas, pero mantener la esencia. La esencia es esa trasmisión de conocimientos, es ese continuo proceso de identificación con el entorno, con la historia, pero desde nuestro tiempo, ser hijos de nuestro tiempo. Estamos aquí, ¿qué podemos utilizar en favor nuestro?, ¿qué nos puede ayudar? No podemos replicar o a lo mejor hacer el mismo trabajo que pudo haber hecho Leal, muy bien hecho, pero un trabajo de su tiempo, en los años 60, en los 70, con unas condiciones históricas particulares que no son las que estamos teniendo nosotros ahora mismo, que no tenemos las mismas herramientas; tenemos muchísimas más herramientas para trabajar; tenemos una infraestructura legal; tenemos un camino andado por Leal que debemos aprovechar, pero también mirando al futuro.

 

 

Porque también hay nuevos desafíos…

 

Hay nuevos desafíos, las nuevas tecnologías llegan con nuevos debates que también nos inspiran a nosotros no a ir cerrando filas, pero si tratando de bordearlas y de seguir, de englobarlas y de mantener la idea y mantener el acceso, la identidad, la memoria, yo me pongo como bibliotecaria, las cosas que no me pueden faltar nunca: la historia… La historia hay que respetarla, la historia tiene matices, y todos los días vamos intercambiando y encontrando cosas, pero debemos tener claras la identidad, la memoria, respetarlas siempre e irnos adaptando con nuestro tiempo, con nuestras facilidades y con nuestros desafíos también.

 

Recordamos que hace un año, el 31 de julio, tuvimos la noticia de que había muerto el Historiador; todos nos quedamos primero un poco atónitos, y después, como estábamos en medio de la pandemia, no se había decidido cómo se iban a hacer los funerales, si se iba a de alguna manera rendir tributo, y una de las primeras iniciativas vino justamente de los jóvenes de la Oficina.
Alaina, estuviste muy involucrada en esa convocatoria que vía Whats App se hizo desde Patrimonio Documental para reunirnos al menos los trabajadores de la Oficina en la Calle de Madera porque no podíamos quedarnos con el peso de esa noticia.
Y ocurrió que todos los que estábamos cerca, nos acercamos a la Calle de Madera, nos gustaría que nos compartieras sobre este momento, y ¿cómo valoras, un año después, el trabajo que han estado haciendo, a pesar de que ya no está Leal, y de que todos estamos tratando de tener la lealtad de continuar desde nuestro espacio teniendo en cuenta estas grandes lecciones de vida que nos dio con su hacer?

 

 

La noticia nos llegó muy temprano, todos estábamos desconcertados, qué va a pasar ahora que Leal no está, y la gente llorando, todo el mundo lo sentía muy cercano y sentíamos todos que necesitábamos decirlo de alguna manera; necesitábamos decir aquí está la Oficina del Historiado; el Historiador falleció, ya no está en el espacio físico pero está entre nosotros, por eso el aplauso, por eso el Himno Nacional, porque él era muy cubano, y nos hizo sentir cubanos, y era eso, el respeto en el silencio, no está el maestro pero hay que seguir, y el aplauso continuado, creo que fue un aplauso de más de diez minutos, y repetido, y repetido… porque no se podían decir las grandes palabras, pero tenía que todo el mundo mostrar lo que sentía.
Un año después, hemos tratado, en lo poco que se ha hecho o en lo limitado que ha estado este año ―porque ha sido peor en términos de pandemia para todos―, lo que hemos hecho ha sido pensando en Leal, o sea en lo que hubiese pensado Leal si hubiese visto esto, en ese sentido de identificación y de memoria, y vuelvo a la memoria, vuelvo a la patria, vuelvo a la cubanidad por Leal.
Cada post que se publica en Facebook, cada esclarecimiento o cada obra que se hace, se hace pensando en Leal. De alguna manera, llega eso siempre, qué hubiese dicho Leal si hubiera visto esto; que hubiese pensado Leal sobre esto, si estuviera aquí, esa añoranza por el padre que se fue, pero estamos aquí.