En pos de una historiografía que investigue y razone
9 de octubre de 2021
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A 153 años del inicio de las Guerras de Independencia, el 10 de octubre de 1868, este hecho sigue siendo fuente de análisis para especialistas e historiadores. Por tal motivo, un nuevo texto titulado La Revolución de 1868. Estudios históricos de la Academia de la Historia de Cuba fue presentado este 9 de octubre, en el otrora Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad.
Con la presencia de miembros de la Academia de la Historia de Cuba, de directivos y trabajadores de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH), encabezados por Perla Rosales, su Directora General Adjunta, entre otros invitados, se produjo el lanzamiento de este volumen – que a su vez fue Sesión Solemne de la Academia –, publicado por los sellos Boloña de la propia OHCH y Ediciones Imagen Contemporánea.
Un panel integrado por los Doctores Magda Resik, Directora de Comunicación de la OHCH; Eduardo Torres Cuevas, Presidente de la Academia de la Historia; Michael González, al frente de Patrimonio Cultural de la OHCH, y Oscar Zanetti Lecuona, compilador del volumen, fue el encargado de abordar los valores y trascendencia de un hecho de suma importancia en la formación de nuestra nacionalidad y de nuestro devenir.
En un primer instante, el tributo al Doctor Eusebio Leal Spengler, quien fue miembro de la Academia de la Historia de Cuba, pero además fue la persona que denodadamente se empeñó en que se refundara la institución, al decir de Resik. Por eso, el tributo fue un minuto de silencio.
“Para nosotros ha sido un honor – expresó la Directora de Comunicación de la OHCH – que la presentación de este libro coincida con una Sesión Solemne de la Academia, dedicada a tan importantes historiadores y a nuestro Leal. Y debemos evocar también los nombres de Fidel y de Raúl, como hombres que apuntaron siempre al conocimiento de la historia, a su promoción, a su difusión”.
Magda Resik también se refirió que la Academia tiene sus espacios en la Oficina porque Leal insistió mucho en eso. Así citó dos ejemplos: tanto en la emisora Habana Radio – en un instante evocó a la Doctora Ana Cairo que con vehemencia defendió la historia de Cuba e invitó a muchos especialistas a trabajar y a socializar los resultados de sus investigaciones – como en Ediciones Boloña, recordando que sigue el compromiso con la Academia porque editorialmente están emparentados en otros proyectos editoriales que ya se encuentran en preparación.
Como bien versa en la nota de contracubierta del libro y fue recordado por Oscar Zanetti, en La Revolución de 1868… “los lectores han de encontrar una veintena de artículos de historiadores de diversas partes del país quienes, en tres grupos temáticos, abordan estudios poco conocidos, fuentes consultadas y polémicas cuestiones”.
Zanetti se refirió a las tres grandes partes del libro: “Escenarios” – aproximaciones a los lugares donde se realizó la contienda –; “Protagonistas” – se aborda la diversidad de participantes, de manera individual y/colectiva, en esa etapa – y “Revisiones” – acápite que conforma un replanteo de explicaciones en debate, así como otros recuperados o revalorizados.
Como bien explicó el historiador, la riqueza del texto también recae en el hecho de que “no ha de sorprender que, en ciertas interpretaciones, unos autores difieren de los otros. Se trata de algo natural en cualquier historiografía que investiga y razona, único modo de acercarse a verdades que serán siempre perfectibles. Los lectores, a quienes deseamos activos, confrontarán criterios y valoraciones para madurar sus propios juicios. Solo así, nuestra revolución pionera quedará en las conciencias como lo que realmente es: historia viva”.
Michael González agradeció el hecho de que la presentación del texto tuviera lugar en el Museo de la Ciudad, cuya colección toca la Guerra de los Diez Años raigalmente: “No solamente a la Sala Cuba Heroica, no solamente a la Sala de las Banderas – las que históricamente tienen tantas pertenencias de los patriotas de las Guerras de Independencia como otros objetos importantes –, sino que otros salones gravitan alrededor de la Guerra. Por ejemplo, para entender la Guerra de los Diez Años hay que entender la Sala del Armamento Español o la Sala de Pensamiento Preguerra”.
“Ratificamos la voluntad – expresó González – de la Oficina del Historiador y de su Dirección de Patrimonio, de seguir apoyando a la Academia de la Historia de Cuba y sus sesiones, y siempre seremos eternos servidores de lo que hace la Academia y lo que hace la historia”.
Con La Revolución de 1868. Estudios históricos de la Academia de la Historia de Cuba – que será incluido también en una Feria del Libro a celebrarse en noviembre próximo por los 25 años de Ediciones Boloña –, la Academia de la Historia de Cuba aporta una obra que constituye fiel reflejo de la vivacidad historiográfica de aquel acontecimiento, con ensayos de gran profusión y relevancia, los cuales confirman que la Guerra de los Diez Años fue una página decisiva y uno de los más extensos y ricos capítulos de la Isla.
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