En Cuba, Sislej Xhafa
8 de noviembre de 2018
|Texto y fotos: Estrella Díaz
La impresionante escalinata de mármol del Edificio de Arte Universal, perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, está por estos días coronada con un arado —suspendido en el aire— del que cuelgan innumerables bombillas: es sin duda, una alusión al trabajo y símbolo inequívoco de la resistencia del pueblo cubano.
Esa es solo una de las piezas que conforman la exposición Rosa azul del reconocido y prestigioso artista conceptual kosovar Sislej Xhafa, creador que, hasta el 16 de diciembre, exhibe la capital cubana su primera gran retrospectiva, curada por Jorge Fernández, director del Museo Nacional de Bellas Artes.
La muestra de reúne obras icónicas de la carrera de Xhafa, pero también tiene la peculiaridad de haber concebido algunas a partir de su propia experiencia y relación con la Isla, algo que caracteriza el quehacer de este inquieto creador que ha construido su carrera a partir de un nomadismo que lo ha llevado a residir en varios países: Inglaterra, Italia, Bélgica y Estados Unidos. Sin embargo, su actitud no ha estado sujeta al estereotipo del artista que genera interrelaciones superficiales por donde transita, sino que despoja los objetos de comentarios frívolos para recolocarlos con respeto e inteligencia en los nuevos contextos en que les corresponde dialogar.
Xhafa, quien nació en Kosovo en el año 1970 y actualmente trabaja y vive en Norteamérica, está considerado uno de los grandes artistas del arte contemporáneo y ha recorrido las calle neoyorkinas, pero también las habaneras; y esas andadas les han permitido observar los altercados de viejos y nuevos paradigmas, y el imperceptible y violento cambio de nuestras relaciones con los demás en el espacio en que nos movemos.
En reciente conversación con la prensa Sislej Xhafa aseguró sentirse “muy contento” de estar en La Habana y considera Rosa azul “un verdadero desafío personal”, entre otras razones, por la impresionante arquitectura del Museo: “con Rosa azul quise darle un peso, una importancia a la persona y a la humanidad por medio del rosa que es sinónimo de amor, emociones y sentimientos, mientras que el azul es el elemento que circunda este país, es decir el agua”.
Cuando piensa en el arte —enfatiza— lo hace a partir de preguntas que para él no tienen respuesta: “el arte es una forma de democracia extraordinaria” y lo más importante, dice, es que “esos cuestionamientos no sean exclusivos sino inclusivos”. Por otra parte, afirma que esas peguntas “tienen que ser universales porque en arte lo importante es lograr una participación que permita compartir experiencias”. No se trata de conseguir un paradigma estético ni quiere que sus preguntas sean retóricas sino compartir experiencias y poder utilizar el arte con una fuerte carga de ironía: “hay una diferencia ente ironía y humorismo porque éste último apunta hacia el ridículo y la ironía deja un espacio para participar”.
Ante la pregunta de esta reportera de cómo evalúa el arte joven cubano, su respuesta fue breve, pero concluyente: “hay una energía increíble entre los jóvenes artistas y hay grandes promesas en un país que está evolucionando”.
Jorge Fernández, por su parte, aseguró a Habana Radio que es una estrategia del Museo Nacional de Bellas Artes intentar y traer a Cuba a artistas de relieve e impacto a nivel global teniendo en cuenta que en nuestro país no existe un Museo de Arte Contemporáneo ni cubano ni internacional: “el público merece disfrutar del quehacer de artistas que están marcan las pautas del arte internacional. No hay otra manera de lograrlo que invitarlos a exponer en Cuba”. Y en ese sentido subrayó que “el Museo Nacional de Bellas Artes tiene el deber que continuar mostrando estas grandes personalidades” y anunció que para el año venidero se preparan “gratas e importantes sorpresas”, concluyó.
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