Cuando la vida pende de una cuerda: alpinistas de la construcción
17 de julio de 2020
|Por: Carlos Manuel Ponce Sosa
Desde hace algunas décadas para algunas personas resulta relativamente fácil acceder por el interior al punto más alto de un edificio de más de 40 metros y apreciar desde allí el asombroso escenario circundante. Lo que no es común, sobre todo en Cuba, es tener como oficio escalar hasta lo último de una construcción de envergadura similar para restaurarla, pintarla o instalar un nuevo elemento estando colgado de una cuerda.
Sin embargo, la brigada de Alpinistas de la Construcción (Alpicón) realiza esa azarosa labor y otras similares desde hace nueve años, sobre todo en la ciudad de Santiago de Cuba. La «aventura» más reciente de este destacamento de seis hombres fue la instalación de 76 lámparas LED más 160 metros de «tiras de luces» en la Catedral de esta ciudad, respetando el concepto de iluminación monumental, con el propósito de enaltecer la belleza de estilo ecléctico de la fachada, además de los laterales de este inmueble.
Las medidas sanitarias ante la emergencia por la Covid-19 hizo que disminuyera en extremo la circulación de transeúntes por el centro histórico, no obstante, para aquellos que circularon por el anillo cero de la urbe, fue ineludible la presencia de estos hombres cuando intentaban hacer lo suyo ˗ no como turistas ˗ a 132.5 ft (pies), altura máxima de la Iglesia desde el nivel de la calle hasta los cupulinos.
Interesado en conocer como estos «tipos locos» suben hasta lo más alto de esta edificación, cuya estructura actual data de la década del 20 del siglo anterior, además de saciar la curiosidad respecto a cómo es su pugna interior con el miedo sin otros aditamentos que los arnés y las cuerdas, Sierra Maestra conversó con Homero Fuentes Seidedos, jefe de Alpicón, quien anteriormente perteneció al Comando 4 de Salvamento y Rescate de Santiago de Cuba.
“Cuando se desafían los riesgos exclusivos de este oficio el miedo está presente y no es solo por lo que individualmente puedes enfrentar, también se siente miedo por el compañero porque este es un trabajo de equipo y en nuestro accionar siempre debemos estar sincronizados. Para contrarrestar esa sensación toda precaución es poca, por eso, nuestra principal premisa es extremar cada una de las medidas de seguridad”.
Cuéntanos tú filosofía de vida, sabiendo que aunque extremes las medidas tienes un oficio especialmente peligroso:
Estar colgando a una altura determinada, en la que tu vida básicamente depende de una cuerda o alcanzar sitios de muy difícil acceso es pura adrenalina. Ya en esa situación tratas de hacer el miedo a un lado aprovechando esos momentos para realizar, con mucho cuidado, lo que en definitiva fuiste hacer allá arriba… restaurar el edificio o como sucedió en este caso… poner el cableado e instalar las lámparas LED.
Mi filosofía es muy clara: no hay tarea imposible, solo que todo el mundo no puede hacer todo tipo de labor; unos lo intentan y quedan en el camino, otros ni se aproximan para intentarlo, pero hay quienes lo intentan y llegan hasta la cima. En mi caso, una vez que estoy allá arriba, conviviendo con la adrenalina, hago lo que toca y luego a esperar el próximo desafío.
Esta es una carrera en la que no solo se debe poseer un físico acorde, también debemos aplicar conocimientos teóricos, preparación psicológica e implementar las técnicas de alpinismo como solución vertical, o sea, que no nos exponemos a estos retos solo con la cuerda y el arnés”.
¿Además de todo esto, practicas alguna cábala o usas amuleto para “darle” un empujoncito a la buena suerte?
Todo el mundo tiene su ángel de la guarda y su negra africana…
¿Durante tú trayectoria algún compañero de equipo ha perdido la vida?
Sí, durante el cumplimiento de servicio en un Destacamento de Bomberos. Todavía sufro su perdida y sobre todo porque por la distancia que nos separaba no pude llegar a tiempo para salvarlo. Pero ese es el destino… en este trabajo uno suele equivocarse una sola vez.
Además de vencer los 40. 40 metros de altura, qué fue lo más difícil para ejecutar la instalación de este sistema de luces según las características arquitectónicas de la catedral.
Acceder a la cúpula… como se diría en el argot callejero, para abajo todos los santos ayudan pero para arriba…
Al igual que la catedral a partir del venidero 25 de julio se prevé que todos los edificios del anillo cero de esta ciudad caribeña luzcan diferentes durante las noches. Por los requisitos especiales y el coraje necesario para realizar la instalación del sistema de iluminación monumental en estos inmuebles “el show” lo protagonizaron los miembros de Alpicón, pero en este proyecto también intervienen trabajadores de la Ercon, de Cedai y de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
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