Corina Mestre: “Con el teatro, en todas partes”

5 de agosto de 2016

|

Thays Roque Arce

|

Cuba, Cultura, Magda Resik, Teatro

 

 

Corina Mestre es de esas personas a las que hay que nombrar cuando se habla del teatro cubano. Su nombre está tan atado a la creación artística y al magisterio, que es imposible no situarla junto a los grandes, no por casualidad sus maestros, Raquel y Vicente Revuelta.
De la mano de la periodista Magda Resik Aguirre, los asistentes al “Encuentro con…” en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, conocieron en la tarde de este jueves 4 de agosto las interioridades, fortalezas y pensamientos de quien, según su entrevistadora, es “una de las mujeres más temperamentales, apasionadas y exitosas del arte escénico cubano. Una Maestra de Juventudes, aunque el título aún no lo tenga concedido”, comentó Resik en referencia al reconocimiento que otorga la Asociación Hermanos Saíz, auspiciadora del espacio de diálogo.
Con la clara vitalidad de los recuerdos, Corina comenzó el diálogo narrando sus primeros años de vida y formación. Sus padres, sentados entre el público, escucharon a la actriz narrar momentos del entorno familiar anteriores al triunfo de la Revolución, cuando estos militaban en el Movimiento 26 de Julio. El himno del Movimiento como canción de cuna, la persecución y tortura que sufrió su familia por la policía de Fulgencio Batista, el exilio en Venezuela, los últimos días del dictador en la Isla y la llegada a La Habana, “junto a Fidel”, son giros esenciales en su vida que definen su arraigo a este país.
“Con el triunfo, las celebraciones y los actos políticos en toda la Isla, comenzó mi pasión por recitar, con apenas cinco años, los poemas que me enseñaba mi padre. Muchos lo saben, para mí lo más importante es la poesía. Es Dios. De la mano de ella fue que me hice persona y artista”, confesó Mestre.

 

 

 

De aquellos primeros años recuerda ver a sus padres trabajando por construir un nuevo país, casi siempre lejos de casa y de ella; pero reconoce que era el momento de hacer. “A ellos les tocó luchar, a mí no, solo la heroicidad de lo cotidiano, que es lo que he tratado de hacer toda la vida; pero ese fue el entorno que tuve en la familia, pequeña, pero donde nunca aprendí la doble moral. Allí aprendí que todo había que darlo por esta Revolución, porque había permitido que mi padre siguiera vivo, y había hecho de Cuba un país, y no un punto perdido en el mar”, añadió.
Con los años, la niña creció y dentro de ella se hizo más fuerte la vocación hacia el arte: el teatro, el canto y la poesía. Así fue una adolescencia fundida con la Nueva Trova y la figura de Noel Nicola, su amigo del alma; los Festivales de Aficionados y la actuación, de la mano del entonces instructor Humberto Rodríguez – uno de los mejores que ha tenido Cuba –; las horas en Teatro Estudio aprendiendo de los mejores y montando personajes que esclarecerían luego la vocación indudable para el mundo de las tablas.
“Lo primero que me marcó como profesional fue estudiar en el Ministerio del Interior cuando adolescente. Allí aprendí la disciplina, el rigor y el nivel de entrega que hace falta para crecer (…) Después estudié Matemática porque me gustaba, y Sociología porque me lo pidieron en el MININT, y como trabajadora ingresé en el Instituto Superior de Arte, porque eso fue lo que decidí que quería ser”, reconoció quien ostenta numerosos premios, reconocimientos y medallas, siendo el más importante el respeto del público y sus alumnos.

 

 

 

De los años de estudio recordó a esos maestros que forjaron en ella los valores que hoy transmite, desde la enseñanza secundaria hasta la universidad, siendo el más importante el doctor José Orlando Suárez Tajonera, profesor emérito del Instituto Superior de Arte (ISA), a quien considera uno de los más grandes maestros que ha dado la enseñanza artística.
“Sin embargo, fue Humberto Rodríguez quien marcó en mí la vocación de cómo ser un actor, y lo que uno debía hacer cuando asume el teatro como vida. Me enseñó que el teatro no es solo para las salas, sino que hay que irse a buscar al público que más necesita del trabajo que hacemos”, explicó la actriz, quien ha extendido su labor educativa a toda la Isla.
Las palabras de Corina dejaron entrever su esencia de pedagoga y formadora de generaciones, cuando se refirió a la capacidad de transmitir valores humanos reales como la cualidad principal que debe portar un histrión, “no porque digamos que los valores están perdidos en la Cuba de hoy, sino porque es lo que debe hacer siempre, en toda sociedad”.

 

 

 

“Un actor debe tener una sensibilidad muy particular, y exento de ego, que es imposible de lograr”, confesó Mestre. La aclaración provocó risas entre el público, pero Corina continuó explicando: “Lo digo porque esta sociedad debe formar un nuevo tipo de artista: que no estuviera en la bobería sino que su trabajo cumpliera una utilidad, con mayor dosis de humanidad, capaz de estremecerse con el prójimo, cercano a la gente, que esté donde más lo necesiten”.
“Decidí ser artista porque uno tiene cosas que decir y necesita ayudar a la gente a pensar que las cosas, con trabajo, se pueden transformar. Tienes que preocuparte por los otros, no por ti. Hacer que la gente crezca con lo que le ofreces, ese también es un objetivo de la Revolución”, confesó Mestre convencida.
El diálogo recorrió la estrecha relación entre la artista y la radio, una experiencia que comenzó en 1984 en Radio Habana Cuba, con una sección de poesía latinoamericana, y que se extiende hasta nuestros días en Habana Radio, donde atiende parte importante de la programación infantil: “La radio puede darle una esperanza a la gente, a la vez que educa, orienta, transforma. Es fundamental en la preparación de un actor, y cumple esa vital función de estar donde sea necesario”.

 

 

 

Con la cercanía del cumpleaños 90 del Comandante en Jefe, Fidel Castro, Corina Mestre contó a Magda Resik y a los presentes los encuentros que tuvo con el líder mientras crecía. Su relación con él pasó de la admiración estremecedora de una niña ante un gigante, hasta al cariño y la dicha de compartir palabras y anécdotas con él, en tribunas y luchas comunes, como al regreso de Elián y la lucha por los Cinco Héroes. “Es un hombre de mucha verdad”, expresó.
Los televidentes cubanos la recuerdan con especial cariño por sus actuaciones de madre intransigente y protectora en “La Casa de Bernalda Alba”, “Pasión y Prejuicio” y “Salir de noche”. En más de una ocasión sus presentaciones la han hecho merecedora del Premio a la Mejor Actuación femenina. También ostenta la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Nicolás Guillén y el sello por el 75 aniversario de la Central de Trabajadores de Cuba, que le fue entregado al finalizar por la secretaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, Nereida López.