La doctora Adelaida de Juan ha pensado hoy más que de costumbre en sus maestros, pues recibe en el Aula Magna de la Universidad de las Artes, ISA, a pocas horas de celebrarse en Cuba el día del Educador, el Premio Nacional de Enseñanza Artística 2017.
El acto, presidido por María Elena Salgado, viceministra primera del Ministerio de Cultura; los viceministros Fernando Rojas y Kenelma Carvajal; Alexis Seijo García, Rector del ISA y Clara González Hidalgo, directora en funciones del Centro Nacional de Enseñanza Artística, fue ocasión propicia para rememorar, tanto sus compañeros como ella los más importantes momentos de su vida en las aulas, no solo de ese centro, sino también en las de otras instituciones del mundo.
Antes de recibir el reconocimiento, acompañado por una obra de Nelson Domínguez, Premio Nacional de Artes Plásticas 2009, y el Guaní de Plata, la doctora Graciela Fernández Mayo, Premio Nacional de Enseñanza Artística 2012 y presidenta del jurado, resumió en apretada síntesis la historia curricular de De Juan, la que comienza en la década del 50, cuando se graduara de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana.
Por el tamiz de la palabra pasó la época primicial en que la joven profesora motivara el conocimiento por el arte a estudiantes provenientes de la recién concluida Campaña de Alfabetización, que llegaban de todo el país a la Escuela Nacional de Arte. “Con la enseñanza de Adelaida se promovió el conocimiento de algo que estaba virgen en la joven naturaleza de los estudiantes: el crecimiento de la sensibilidad estética”, expresó Fernández Mayo, quien fuera alumna de la homenajeada cuando comenzaba sus estudios en la ENA.
En un aparte destacó la importancia de la docena de libros que tiene a su haber la agasajada, que con sus «creativos 86 años continúa enseñando y ofreciendo conferencias en Cuba y otros países» y se refirió a otros premios que ha merecido esta mujer, autora de una extraordinaria obra pedagógica y cultural.
Adelaida agradeció el premio y recordó las primeras veces que fue a ese centro y recalcó la gran diferencia que existe entre ganarse la vida como maestra y llegar a serlo. Comentó a los presentes su primera visita –sin saber que ello le cambiaría la vida– al Departamento de Arte donde la doctora Rosario Novoa preparaba un curso de estilografía, cuyo contenido también desconocía. “Comprendí entonces para qué yo estaba en esa universidad”. El aplauso y la música de estudiantes del Isa pusieron fin a la ceremonia.