Su Santidad Kirill visita la escuela especial Solidaridad con Panamá
13 de febrero de 2016
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“El día de hoy ha sido una gran fiesta porque tengo la oportunidad de estar con ustedes. Un ser humano relaciona una fiesta con el estado alegre de su alma. Para mí es una alegría hoy verles a ustedes”, manifestó el Patriarca Kirill al dirigirse a los estudiantes y profesores de la escuela Solidaridad con Panamá, este sábado 13 de febrero, donde realizó un donativo de sillas de ruedas y otros equipos y útiles escolares.
Acompañado por Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido y Mijail Kaminin, embajador de la Federación Rusa en Cuba, el Patriarca de Moscú y Toda Rusia recorrió áreas del centro escolar dedicado a niños con necesidades especiales.
Luego intercambió con alumnos y profesores, y presenció un espectáculo cultural protagonizado por estudiantes del centro.
“Ustedes cantan y bailan perfectamente, hacen lo que muchas personas no pueden hacer —dijo a los niños de la escuela—. Dios da a cada uno sus talentos. Tal vez ustedes están privados de algo que tienen otros niños, pero todos ustedes tienen lo que muchas personas no tienen: tienen una experiencia de la vida muy especial. Ustedes hacen mucho más que varios coetáneos suyos y lo que es más importante, dan el ejemplo a los demás”, añadió.
Remarcó la importancia de que el Estado y la sociedad cuiden a los adultos y a los niños, y añadió que las personas que no tienen ninguna limitación son necesarias para las personas que sí tienen. “Ustedes tienen a sus educadores, sus médicos; pero ustedes son muy necesarios para toda la sociedad. Dios marca con alguna característica especial a las personas que son muy importantes en la sociedad. Ustedes son ejemplo para los niños sanos, son ejemplo de cómo un ser humano puede superar las dificultades. Recuerden mis palabras: nosotros necesitamos de ustedes, dan un servicio especial a las personas, ayudan a las personas a ser bondadosas, a pasar por encima de su egoísmo y abrir sus corazones a los demás”, afirmó.
Su Santidad Kirill subrayó que como Patriarca visita muchas iglesias, pero cuando va a “lugares como este —lugares sagrados— mi corazón siente algo muy especial. Hoy en día aquí yo siento lo mismo que visitando los sitios sagrados, yo siento como Dios existe en ustedes, existe aquí a través de ustedes. Es por eso que quiero desear a todos ustedes nunca tener angustia, nunca compararse a sí mismos con otras personas, nunca lamentarse por no hacer algo que pueden hacer los demás, porque cada uno de ustedes es capaz de hacer algo que no puede hacer la mayoría absoluta de los seres humanos. Y al escuchar sus canciones, al disfrutar de su baile, yo entendí que ustedes son capaces de hacer cosas que no son capaces de hacer otros”.
Antes de culminar sus palabras agradeció a la directora y todos los que cuidan a los niños y entregó el donativo con varios juguetes, dulces, equipos y material docente.
“Estoy feliz de reunirme con ustedes, que Dios les guarde”, manifestó antes de tomarse una foto con los niños que actuaron.
La directora del centro agradeció al Patriarca por la visita y la donación a la escuela, a nombre de todos los estudiantes, profesores y personal de apoyo, así como a nombre del pueblo de Cuba, que ha seguido en todo momento su estancia en nuestro país.
El Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa firmó el libro de visitantes de la escuela, donde escribió que la enfermedad y la limitación física no pueden poner limitaciones al espíritu humano inmortal. Además, agradeció al personal del centro, porque ayudan a los niños a preservar las fuerzas de su espíritu para sobreponerse a las dificultades.
El 31 de diciembre de 1989, el Comandante en Jefe Fidel Castro inauguró este centro escolar, con el fin de brindar atención especializada a pequeños con limitaciones físico-motoras.
Desde entonces, la escuela acoge a niños de todo el país y los prepara, según sus capacidades, desde preescolar hasta noveno grado. En el caso de los niños con discapacidad intelectual, permanecen en el centro hasta los 21 años; luego, a través del programa de economía doméstica, se les prepara para vivir en familia, siempre y cuando sus discapacidades no les permitan incorporarse a la vida laboral. Los alumnos de intelecto conservado, una vez concluida la secundaria, pasan a estudiar en centros superiores, o se les asigna un empleo. Aun así, la escuela continúa dándoles seguimiento a través de los maestros de apoyo, o realizando visitas sistemáticas a los centros de trabajo.
Por las características del centro escolar, el Bloqueo económico, financiero y comercial que pesa sobre Cuba, tiene un fuerte impacto sobre él.
(Tomado de Granma)
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