Una iglesia griega en la Mayor de las Antillas
21 de septiembre de 2015
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La multireligosidad de Cuba es uno de los rasgos que caracterizan el ajiaco de culturas que conforma nuestra identidad. A cualquiera pudiera parecerle increíble que en esta Isla del Caribe exista una iglesia a la usanza griega, pero es cierto. En el corazón de la Habana Vieja, la zona más antigua de la capital, se encuentra la Iglesia Ortodoxa Griega de Cuba.
En el interior del Jardín Madre Teresa de Calcuta, en la parte trasera del Convento de San Francisco de Asís, está la Catedral Ortodoxa de San Nicolás de Mira, consagrada el domingo 25 de enero de 2004 por Su Toda Santidad Bartolomeo, Patriarca Ecuménico y Arzobispo de Constantinopla, en una ceremonia que contó con la presencia del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
La Iglesia Ortodoxa Griega entregó al pueblo cubano y sus líderes diferentes obsequios que simbolizan la protección para el país y un ejemplar de la primera impresión de un evangelio bilingüe griego-español.
Antes del 1ro de enero de 1959, existió en nuestro país una Comunidad Ortodoxa Griega, compuesta por emigrantes y marineros de esa nacionalidad que ocasionalmente arribaban a la Isla. Junto a ellos participaban en los servicios religiosos emigrados rusos y ucranianos blancos llegados a Cuba después de la Revolución Socialista de Octubre.
El templo actual debe su nombre al santificado sacerdote Nikolaus, que significa «Protector y defensor de los pueblos». Este santo era invocado en casos de peligros, naufragios e incendios, y se le representaba siempre acompañado de niños, ya que según los antiguos, curó con sus rezos a unos infantes que habían sido heridos de gravedad por un criminal. En Oriente lo llaman Nicolás de Mira, por ser esta ciudad turca donde fue elegido obispo y realizó numerosos milagros.
La Iglesia Ortodoxa Griega es la primera iglesia construida en Cuba después de 1959. Los profesionales cubanos de la Oficina del Historiador de la Habana elaboraron el proyecto de la Catedral ortodoxa habanera a partir de un croquis y fotos de iglesias bizantinas, y el arquitecto Jaime Rodríguez Cunill y el ingeniero de estructura Pedro Rodríguez Sánchez estuvieron al frente de las obras, ejecutadas íntegramente por los alumnos de la Escuela-Taller de la Oficina del Historiador.
El templo es de estilo bizantino clásico con planta en cruz, cubiertas abovedadas y una cúpula en el centro. En la fachada de esta iglesia se combinan la piedra conchífera con los tejares rojos de la techumbre. Su exterior, que recuerda levemente una arqueta bizantina, está casi desprovisto de decoración, y ofrece a la mirada una apariencia de austeridad. Su frontón luce un tímpano románico proveniente de una derruida iglesia española del siglo XV, donado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana, donde aparece Jesús, rodeado de ángeles y apóstoles.
En medio de la nave, un sitial labrado en maderas preciosas cubanas y cubiertas con dosel acoge a altos dignatarios religiosos que visitan el templo en ocasiones especiales. Los evangelistas están representados en las pechinas de la cúpula central. La luz dentro del templo tiene un suave matiz dorado proveniente de las velas y de los tonos rosáceos de las paredes. En el templo griego hay 100 sillas de gran belleza torneadas y tapizadas por artesanos capitalinos.
La Iglesia Ortodoxa Griega de La Habana cuenta entre sus piezas más valiosas con unos íconos muy especiales en relieves de plata, rescatados de incendios provocados durante la cruenta ocupación turca de Chipre. Se les considera especialmente sagrados porque fueron salvados de las llamas casi intactos.
En el nuevo templo se ha fortalecido la comunidad de creyentes, que ha experimentado un ligero crecimiento a partir de nuevas conversiones de personas sin antecedentes religiosos, de antiguos creyentes católicos, de otras iglesias cristianas o que asistían a grupos ortodoxos no reconocidos.
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