Miguel Barnet continúa empujando un país al frente de la UNEAC
12 de abril de 2014
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El prestigioso poeta y etnólogo cubano Miguel Barnet fue ratificado como presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) según se dio a conocer en la jornada de clausura del VIII Congreso de la organización que sesionó durante los días 11 y 12 de abril en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Como vicepresidente primero quedó electo el joven realizador audiovisual Luis Morlote; como vicepresidentes: la Directora del Coro Nacional de Cuba Digna Guerra, el periodista Pedro de la Hoz y el artista plástico Arístides Hernández (Ares).
Asimismo quedaron electos los secretarios Omar Felipe Mauri y Nieves Lafertte, así como los presidentes de las diferentes asociaciones nacionales: Alex Pauside (escritores), Guido López Gavilán (música), Lesbia Vent Dumois (artes plásticas), Rosalía Arnáez (medios audiovisuales y radio) y Rolando Nuñez (artistas escénicos).
Miguel Barnet se dirigió a los artistas e intelectuales cubanos: “Asumo de nuevo la presidencia de la UNEAC por voluntad de ustedes, con la convicción de que cumplo un nivel de utilidad social, con profunda conciencia y hasta con satisfacción y alegría, porque nada es más estimulante para un intelectual revolucionario que saber que está comprometido con sus compañeros en una batalla grande incesante, por el mejoramiento de la sociedad que vive y su cultura. Solo aspiro con esta responsabilidad a legar, con modestia, mi experiencia personal a una nueva promoción de artistas y escritores que podrán contar con una brújula que los orientará por un camino más desglosado, quizás, pero no menos difícil. Aunque como escribió José Lezama Lima, solo lo difícil es estimulante”.
Y para finalizar su discurso el reelecto Presidente de la UNEAC leyó fragmentos del poema “Empujando un paós”, que él mismo escribiese hace algunos años. Habana Radio le ofrece este poema leído por Barnet en la clausura del VIII Congreso.
Yo soy el que anda por ahí
empujando un país
No es una fantasía, es cierto,
me he pasado la vida empujando un país
Con grandes piedras del camino
y mis zapatos gigantes
he ido poco a poco empujando un país
Contra los grandes vientos
y la noche que chirría en sus goznes,
contra la falta de oxígeno
y los malos presagios
he hecho lo indecible por empujar un país
Pero hay muchas otras cosas que hacer
como amar en lo oscuro,
sin paredes por cierto,
o desgranar el arroz cotidiano con sabor a coleópteros,
o limarse las uñas frente a un espejo de azogue,
o jugar a la pelota
con los niños estrábicos del barrio
Así que perdonen si no escucho
Las quejas de mis contemporáneos
Yo no puedo hacer otra cosa
que seguir empujando un país
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