Parque de Albear: tradición sin divorcio del presente (+Video)
16 de junio de 2017
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Ubicado justo al inicio de la concurrida Calle Obispo, se erige uno de los más bellos monumentos de la capital cubana, emplazado en un pequeño parque que también sirve de reposo para caminantes y quienes visitan la ciudad. A la memoria del ingeniero militar Francisco de Albear y Lara, una obra del escultor cubano José de Villalta y Saavedra se levanta como dando la bienvenida a todos los que eligen esta zona.
Inaugurado un 15 de marzo de 1895, poco tiempo después de la muerte de Albear, según afirman especialistas, se buscó un espacio privilegiado para el emplazamiento de esta estatua y se diseñó a manera de un pequeño parque, con arbolado, luminarias y un área de jardín. El acto de apertura estuvo a cargo del Ayuntamiento de La Habana y desde entonces este espacio se llamó plazuela de Albear.
El conjunto escultórico fue reconocido por Eugenio Sánchez de Fuentes, quien señaló que su ejecución había sido admirable. Así expresó : “Respecto de su valor artístico, puede afirmarse, desde luego, que en su composición no hay nada nuevo ni genial… bajo el punto de vista de su ejecución material, son admirables. En todos los detalles de los paños, y de los bordados de ambas figuras, así como en el modelado de las carnes, el cincel del escultor ha realizado una labor digna de aplauso, pudiéndose afirmar que estas esculturas, son a no dudarlo, las más acabadas que nuestra ciudad posee”.
Como ha afirmado la especialista Yamira Rodríguez con respecto a su historia y su nutilidad, “el hecho de colocar tres fuentes pequeñas junto a la estatua de Albear, no solo alude a la obra del creador del acueducto, también rememora la continua presencia en el entorno de un surtidor. Muy cerca a las Puertas de Monserrate existió, desde el siglo XVII, una pila que abastecía a la ermita y los vecinos del lugar.
Tres razones principales justificaban, aún a mediados del siglo XIX, la necesidad de mantener y aumentar las fuentes públicas que ya existían desde épocas anteriores: primero, gran parte de las calles carecían de cañerías maestras; segundo, el servicio de agua no era de carácter obligatorio, sino más bien restringido; y tercero, la pobreza de muchos de los habitantes los obligaba a tomar el agua de las pilas antes que pagar por el líquido consumido.
La fuente de Monserrate, por tanto, fue una de las que se construyó con carácter utilitario, sin pretensiones artísticas, que generalmente estaban formadas por pilones de piedra dura, granito artificial o hierro colado y se distribuyeron por las principales plazas de la ciudad”.
El conjunto escultórico se modeló en mármol blanco de Carrara y lo integran una fuente con varios surtidores, y en el centro se alza la figura del ingeniero militar a tamaño natural, de completo uniforme, inclinado sobre su cuaderno de notas con una pluma en la mano, junto a una dama que le ofrece un laurel y que representa a la ciudad. Una inscripción reconoce la labor desempeñada por el ilustre ingeniero.
Todos los elementos expuestos nos permiten aseverar que estamos, sin dudas, ante uno de los lugares de alto valor patrimonial e histórico de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana, el cual puede ser admirado incluso hoy día gracias a periódicos trabajos de limpieza y restauración llevados a cabo por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHC), que han permitido mantener la dignidad de un sitio que rinde homenaje a quien se le debe el proyecto del famoso acueducto habanero que lleva su nombre: Acueducto de Albear, construido en la segunda mitad del siglo XIX y considerado una de las joyas de la ingeniería cubana.
En conversación con Ismael Vázquez, Jefe del Departamento de Inversiones Obispo de la OHC, en el año 2004 y 2005 se realizó la última restauración capital que ha recibido este conjunto escultórico y el parque de Albear, que incluyó, entre otras aristas, la restitución del sistema hidráulico de la fuente y la colocación de un sistema de iluminación.
La más reciente intervención de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en este sitio, en conjunto con el gobierno provincial y la Empresa Constructora Puerto Carenas, comenzó hace ya casi dos meses, en la que se ha restituido la bomba y las tuberías del sistema hidráulico para la explotación y reactivación de la fuente.
Estos trabajos también han incluido la renovación de la vegetación, pues los árboles plantados allí se encontraban enfermos por una plaga que se ha extendido por la ciudad, por lo que se tuvo que realizar una poda y sacar de raíz los que estaban por encontrarse también muy altos. Con el asesoramiento de especialistas botánicos se han escogido los especímenes jóvenes y propicios para ser ubicados en ese espacio, con más tierra vegetal sustituida.
“Estas labores se realizan esporádicamente por parte de nuestra institución – afirma Vázquez – con el objetivo no solo de mantener y preservar un conjunto de alto valor patrimonial, sino para embellecer el entorno de la ciudad, y justamente cuando este lugar está enclavado en el propio corazón de La Habana, formando una especie de dualidad con el Parque Central”.
En este proceso, se restauraron totalmente los muros que bordean los canteros. Igualmente, a partir de la intervención que ha realizado la Empresa Eléctrica en el sistema de redes de la ciudad, se eliminaron algunos respiraderos de antiguos transformadores a nivel de la acera, y esta se pavimentó completa con losas iguales a las de la Calle Obispo para una mayor integración entre estos dos elementos peatonales. “La Oficina – sigue apuntando el Jefe del Departamento Inversiones Obispo – facilitó también el tema de las redes de los semáforos tanto peatonales como vehiculares que su ubicaron cerca del parque”.
Es destacable cómo toda esta labor de mantenimiento y rehabilitación se realiza mancomunadamente con un serio trabajo de investigación histórica, pues a la escultura y a todo el monumento se le realizó una limpieza a fondo, incluida la inscripción, y se repasó la reja de la fuente pintándola de blanco como aparece en la foto original.
En cuanto a lo que aún falta por realizar, Ismael Vázquez señala: “Estamos en proceso de poder colocar varias farolas de hierro fundido, reproducciones también de las originales, y ubicarlas en la misma posición de antaño. Y todo el pavimento del parque – en mal estado por el paso de los año – fue demolido y se está fundiendo nuevo de hormigón”.
Historia y modernidad; tradición sin divorcio del presente. Esa ha sido la premisa de la restauración de la Plazuela de Albear, espacio que nunca ha dejado de ser, para los cubanos y los foráneos, lugar para el solaz descanso en el deambular citadino. Sea su restauración un momento para admirar esta joya escultórica que, con belleza y prestancia, nos devuelven la imagen de un hombre que, de distinta forma, veneró La Habana y a toda Cuba.
Vea un reporte especial sobre estos trabajos realizado para el Noticiero Cultural:
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