La Iglesia de San Salvador de Bayamo: orgullo de cada cubano
22 de octubre de 2013
| |Fotos: Alexis Rodríguez
El tiempo es juguetón, burlón. Puede arrasar con cualquier vestigio humano. Y es que los años, los siglos son implacables. Por suerte, hay construcciones, lugares que sobreviven a pesar de adversidades climatológicas, sociales.
Por fortuna para todos los cubanos, contamos con un lugar que fue testigo de aquellos momentos decisivos de la historia de nuestro país; un lugar que ha sido erigido, restaurado en más de una ocasión porque perderlo es perder parte de nuestro más íntima realidad, de dejar de ser cómo somos. Porque los lugares – a pesar de que pudiera parecer lo contrario por ser obras frías y meras edificaciones “sin vida” – también son reflejos del cómo somos y el qué somos.
Llegar a Bayamo y no visitar su Catedral es un pecado. Y es que todo en ella transpira historia, tradición.
Conocer la Plaza del Himno, ubicada a uno de sus costados, donde se cantó por primera vez nuestro Himno Nacional; ver dónde se bendijo, el 8 de noviembre de 1868, la bandera enarbolada por Carlos Manuel de Céspedes – ceremonia dirigida por el padre Diego José Baptista –, aprobación que significaba la aceptación de un pueblo a la crucial iniciativa del hoy bien llamado Padre de la Patria de levantarse en armas contra el colonialismo español; todo puede parecer poco trascendental pero solo para el que no ama su país, su cultura, su identidad.
Es por eso que la Iglesia de San Salvador de Bayamo ha sido testigo de una comunión que en muchas ocasiones ha estado presente en nuestro devenir: la de religión y patriotismo.
Precisamente, para recordar estos momentos hay varios motivos-homenaje a fechas trascendentales de nuestra historia. Justo en la parte superior del templo, como antesala del altar mayor, se encuentra el gran mural del pintor dominicano Luis Dessangles – única obra monumental con motivos patrióticos en una institución religiosa del país – donde se refleja ese momento único de la bendición de nuestro emblema. Allí unidos, junto al pueblo, los dos padres: el de la Iglesia y el de la Patria.
Asimismo, hermosos vitrales con símbolos de cubanía dejan penetrar la luz al recinto, en perfecta consonancia con santos e insignias religiosas como las bellísimas recreaciones de la crucifixión y resurrección de Cristo, realizadas expresamente para adornar el lugar por Cosme Proenza. Si le queda duda, aquí está la comunión perfecta: la imagen de la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, y atrás, en un vitral, el escudo nacional.
También dos tarjas han sido ubicadas en las afueras para recordar instantes señeros, donde toda una generación fue protagonista y en la que están plasmadas nombres y asociaciones que, aunque desconocidos, forman parte de nuestro devenir. Una de ellas evoca aquel coro integrado por doce hijas de patriotas bayamesas, seis negras y seis blancas, que cantó por primera vez el “Himno de Bayamo”, actual Himno Nacional. Así expresa textualmente: “A las cantoras del Himno Nacional: Candelaria Figueredo, Adriana del Castillo, Elisa Figueredo, Ana Jerez, Inés Jerez, Isabel Jerez, Catalina García, Ana Rodríguez, Ana Estrada, Caridad González, Amelia Montero, Victoria Rodríguez. En este lugar, bajo la dirección del maestro Manuel Muñoz Cedeño, cantaron por primera vez oficialmente el Himno Nacional el 8 de noviembre de 1868”.
Otra evoca: “La Asociación Caballeros Católicos de Cuba en homenaje a la Patria, conmemorando la bendición de la bandera de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1938”.
La historia en la Historia
La catedral comenzó a construirse en 1516 como una sencilla ermita de tablas de palma y techo de guano, para celebrarse su primera misa ya en 1517. Por supuesto que sufrió los embates del clima; incluso se afirma que fue devastada por tres terremotos ocurridos en los años 1551,1624 y 1766.
Convertido ya en majestuoso edificio de madera en 1600 y declarado catedral en el siglo XX, este santuario se encuentra ubicado en el mismo centro histórico urbano de la Ciudad Monumento. Afirman muchos investigadores que está levantada en el mismo lugar donde estuvo el cacicazgo aborigen de Bayamo, y que los españoles destruyeron a su llegada.
Imponente resulta ir acercándose a ella y notar desde su exterior que estamos ante una construcción religiosa de estilo colonial, como casi todas las iglesias de la Isla, formada por nave y torre-campanario de tres cuerpos, rematada por una cúpula. La nave con atrio, baptisterio, una galería central y dos laterales, y un presbiterio.
En la parte izquierda, con respecto al atrio, están ubicadas la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores (construida en 1740), donde se conserva un Altar Barroco laminado en oro y un bello techo de madera preciosa (Cedro), con estilo mudéjar; también la casa parroquial de dos plantas y el edificio de catecismo, así como una Biblioteca y locales de servicio.
Momento trascendental para la Iglesia fue el glorioso incendio del 12 de enero de 1869, gesto valiente y audaz de los pobladores de la ciudad que prefirieron verla su ciudad antes de entregarla a los españoles. Por tal razón, fueron destruidas la nave principal y la Capilla Mayor, pero quedó intacta la mencionada Capilla de los Dolores, la cual puede admirarse hoy día y sentir algo indescifrable: es como si el tiempo estuviera detenido, pareciera que los ecos silenciosos nos susurraran al oído todo lo que allí se vivió.
En una etapa, la iglesia dejó de funcionar como Parroquia Mayor y estuvo abandonada durante 46 años, al ser cuartel provisional de las tropas españolas y luego de corral de ganado y carnicería.
Varias restauraciones ha tenido este templo. La primera fue en 1916, la cual concluyó en 1919. Las más recientes han sido en 1982, 1989 y en el 2004. En esta última se emprendió una reparación capital de la Capilla de los Dolores, incluyendo estructura de pisos, muros y techo, altar y fachada. También se concluyó la restauración del gran mural del pintor Dessangles.
De igual forma, se instalaron sendos vitrales a los lados del altar mayor y se reparó completamente el mecanismo del reloj, incluyendo las esferas de cristal traslúcido que exhibe por las cuatro caras de la torre-campanario.
Sede de la más autóctona usanza de la región, desde este lugar sale la famosa procesión de la Virgen de los Dolores, una de las más bellas tradiciones bayamesas. En sus espacios se han producido hechos culturales significativos para la localidad, tales como misas por los Combatientes Internacionalistas caídos en el cumplimiento de su deber y presentación de artistas de nuestra cultura.
Vuelvo al inicio y corrijo la primera idea. Las líneas de la vida son indescifrables, el destino es una incógnita, pero el tiempo puede ser vencido por el hombre, con su huella, con su quehacer diario, con su impronta. Si cayera, que no sucederá, las actuales y próximas generaciones la levantarán porque es sitio sagrado de nuestra historia, es Monumento Nacional: la Iglesia de San Salvador de Bayamo, orgullo de cada cubano.
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