Desastres naturales y medio ambiente
3 de agosto de 2021
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Los fenómenos hidrometeorológicos tienen un inevitable impacto sobre los demás componentes del sistema medioambiental. En realidad, de trata de un proceso e interrelación incesante.
La lluvia, el viento, las olas y las corrientes marinas, el agua de los ríos y lagunas y aún el propio rocío y la humedad interactúan con el suelo y el subsuelo, las rocas, el relieve, y aún mucho más con la biota (ecosistemas) que incluye a los seres humanos y sus asentamientos. Todos dependen unos de los otros, sin excepción; y sin esa interdependencia la Tierra no sería un planeta dinámico y capaz de dar sustento a la vida en su multiplicidad de formas.
Sin embargo, cuando los fenómenos hidrometeorológicos sobrepasan el umbral de severidad, pueden producir un efecto adverso en el medio natural, aunque casi siempre el daño sea recuperable. Por otra parte, la intervención antrópica descontrolada y el manejo inadecuado del medio, pueden causar que tales daños sean irreversibles.
La deforestación, el mal uso del suelo, la contaminación y otras acciones negativas incrementan la vulnerabilidad del medio. De ahí que una de las acciones primordiales a los efectos de reducir las consecuencias de los desastres naturales sea la mitigación de los posibles problemas ambientales. Pueden citarse ejemplos de desastres naturales asociados al mal manejo del medio, pero escogeremos sólo tres.
Primero nos referiremos al caso de los manglares, ecosistemas que por su disposición y estructura, son capaces de actuar como barreras naturales ante el fuerte oleaje.
El 15 de noviembre de 2007, una extensa región en Bangladesh fue azotada por vientos de 200 km/h y fortísimas marejadas al paso del huracán Sidr. Este evento fue ampliamente divulgado, pues causó la muerte de al menos 2 mil personas. Este mismo meteoro provocó además un verdadero desastre ecológico al afectar seriamente la zona de los Sunderbans, considerada hasta entonces el mayor manglar del mundo, reserva de la biosfera y refugio de una fauna excepcional.
En Cuba no se ha producido un evento comparable al anterior, pero la sostenida reducción de los ecosistemas de manglares existentes décadas atrás en la zona denominada Bajos de Santa Ana, en las inmediaciones de Jaimanitas, en Ciudad de La Habana, ha propiciado una significativa vulnerabilidad de la faja urbana ante potenciales inundaciones costeras por penetración del mar, como las ocurridas en 2005, asociadas al paso del huracán Wilma por las inmediaciones del occidente de Cuba.. Lo mismo ocurre en ciertos tramos costeros del sur de las provincias de Artemisa y Mayabeque.
Impedir la tala o destrucción de los manglares donde quiera que estos existan, resulta esencial para garantizar la conservación del medio natural y para la protección en casos de fenómenos severos como los huracanes.
Volviendo al tema, otro caso de vulnerabilidad conocido es el de la Playa del Cajío, al sur de la provincia de La Habana. Desde el siglo XIX existe allí un asentamiento poblacional de importancia, construido en una zona costera baja y frente a un fondo marino extenso y de poca profundidad. Una y otra vez el poblado ha sido golpeado por la surgencia generada por sucesivos huracanes, así como por otros eventos causantes de inundaciones. Desastres por surgencias han tenido lugar allí en los años 1926, 1944, 1966 y 2004.
El incorrecto manejo del riesgo, al construir una población donde el medio natural resultaba inadecuado, dio lugar a incontables pérdidas de vidas ocurridas antaño, al perjuicio material repetido una y otra vez y a las sucesivas evacuaciones de cientos de personas residentes en esa comunidad. Hoy, se trata de persuadir a los que no comprenden tales razones y se dan los pasos para reubicar la comunidad en un sitio totalmente seguro y lejos de tales peligros. En Cuba existen otros asentamientos costeros, cuyo entorno y riesgos son similares al citado.
A estos temas, incluidos en los objetivos del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, volveremos nuevamente en nuestro Archivo del Tiempo.
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