Descarga sobre un gran cimarrón

13 de febrero de 2016

Por: Maria Karla Villar Mora

Sábado en la mañana, justo a las 10, y quienes querían compartir o redescubrir la vida y obra del escritor y oralista Rogelio Martínez Furé, asistieron a la Sala Nicolás Guillén de la otrora fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
Hablar acerca de la estilística o de su retórica anticolonial y cubanísima que conforman su legado literario fue solo uno de los objetivos logrados durante este encuentro dedicado a quien ha merecido el título de Doctor Honoris Causa en Arte (1991), el Premio Nacional de Investigación Cultural Juan Marinello (2001) y el Premio Nacional de Literatura 2015, por solo mencionar algunos.

La cita estuvo presidida por personalidades de la cultura cubana como Nancy Morejón, Gerardo Fulleda León, Carmen González, Yoandry Ulises Padrón y Carmen Gonce, quienes debatieron acerca del valor y las características de su obra, y recordaron momentos inolvidables compartidos con Martínez Furé.
“Su tenaz y constante empeño en hacernos comprender la validez universal de los principios éticos filosóficos presentes en la cultura cubana apuntada por los componentes africanos lo han convertido en la más importante biblioteca viviente de nuestro tiempo”, fueron las palabra con las que Carmen Gonce, en su intervención inicial durante la cita, resumió la obra de tan prestigioso investigador cultural.
Aun transcurridos 30 minutos de iniciado el encuentro, continuaban entrando curiosos de la vida y obra del maestro africanista. Tomaron asiento y prestaron atención a los comentarios y apuntes teóricos que los panelistas expusieron acerca de su obra.

Acerca de una de las teorías planteadas por este eminente poeta y prosista, Nancy Morejón, añadió que “en términos de poesía y de arte ningún pueblo es subdesarrollado. Esa cuestión es la fuente de la obra de Rogelio Martínez Furé, todos sus libros, todos los premios que hemos escuchado y recordado aquí esta mañana conforman ese gran aché de resistencia y de encuentro de una identidad. Siempre hablamos de la identidad, o la buscamos; y él la conocía, se rodeaba con ella y nos lo demostró a lo largo prácticamente de medio siglo”.
La maca, es decir, el coloquio, no pudo poner punto final de una manera tranquila y tradicional porque cuando se trata de la excelencia de la literatura se recurren a otros signos de puntuación para no finalizar jamás. Teatro Cimarrón irrumpió en la Sala regalando a Furé, y a los presentes, la esencia de su obra interpretada en una puesta poético danzaría, inspirada en su texto Cimarrón de palabra, legado de este gran escritor matancero a quien la feria del Libro en su vigésimo quinta edición se complace de homenajear.