La Habana es mi obsesión. Encuentro con… Ciro Bianchi

20 de febrero de 2014

Ciro Bianchi, Feria Internacional del Libro de La Habana 2014, Magda Resik

Por: Ana Laura Palomino García/ Estudiante de Periodismo
Fotos Alexis Rodríguez

“Soy un escribidor”, comentó el periodista, autor y apasionado de la historia, Ciro Bianchi Ross, durante la presentación de sus más recientes libros: Oficio de contar y Paseo por La Habana, los cuales nos muestran una visión diferente de la capital de todos los cubanos.

Encuentro con…, conducido por la periodista Magda Resik, fue el espacio escogido para interactuar con este intelectual, capaz de motivar a cualquier público con sus anécdotas de sucesos desconocidos e interesantes.

A través de preguntas y diálogo directo, se descubrió al Ciro amante de la buena literatura, que admira profundamente a Lezama Lima y a Nicolás Guillén y guarda en casa suficiente bibliografía, capaz de responder las preguntas de cualquier curioso.

“Me gusta la Habana nocturna, la de los cabarets, los pueblos olvidados por el desinterés o el desconocimiento. Almaceno en mi biblioteca personal la vida de cada casa que conformó la calle Obispo antes de 1958, quiénes las habitaban, la institución que la reemplazó, me gusta conocerlo todo y después regalarlo a quien quiera escucharlo.”

El encuentro estuvo marcado por un ambiente de complicidad, los espectadores demostraron su conformidad con este investigador que busca la forma más atrayente de contar lo sucedido, ya que según sus propias palabras “Si a mí no me interesa lo que digo, imagínate al público”.

Habló de su etapa de pedagogo en la cual de manera nada convencional  trataba de impregnarles a sus estudiantes las lecciones que le había dado la vida. “Creo que todo tiene una moraleja y mi deber es enseñarla. También aprendí de mis alumnos, quizás yo fui el más beneficiado con sus ocurrencias”.

Una sonora carcajada fue la respuesta inicial a la pregunta de cómo es el cubano. “Somos desprendidos, generosos, sin embargo nuestra transparencia ha descendido con el paso del tiempo, aunque igual pienso que podemos recuperar la tradición”.

“Me gusta compartir lo que sé. A veces me encuentro en casa comiendo o durmiendo y alguien me llama con una duda y rápidamente dejo lo que estoy haciendo y le respondo su pregunta, ya que el conocimiento es como el agua, no se niega.”

El público también pudo interactuar con este icónico personaje, quien con su locuacidad habitual respondió a todas las interrogantes formuladas. Anécdotas increíbles se escucharon en la sala Nicolás Guillén, historiadores y autodidactas regresaron a sus casas con un poco más de sabiduría popular.