Sobre científicos longevos
1 de julio de 2016
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¿En cuánto puede prolongarse la vida humana…?: Hoy, nadie puede afirmarlo de manera concluyente, ni la ciencia parece haber llegado a una respuesta definitiva. Son tantos los elementos que intervienen en el desarrollo de la vida y su plenitud física e intelectual que, aún su sola enumeración sobrepasa las posibilidades del espacio disponible.
Resulta ciento que los recientes logros en materia de salud obtenidos en muchos países han logrado expandir significativamente los límites de la vida; incluso, parece que aún no se ha hallado un tope para ello, pero su duración por más de 90 años sigue pareciendo una hazaña vital a la que todos no pueden aspirar.
Es de consenso que las personas que han tenido su mente muy ocupada en labores intelectuales suelen tener lucidez hasta los momentos postreros de su vida, como si la actividad creativa hubiese sido un entrenamiento para vivir más y en mejores condiciones, porque la realización de hombres y mujeres en la esfera intelectual o científica pueden iniciarse en la juventud, pero alcanzan su plenitud cuando ya se han vivido algunos años.
Existen ejemplos de notables hombres de ciencia que han hecho sus mayores aportes cuando ya sobrepasaban los 50 ó 60 años de edad. Algunos de esos hombres llegaron a vivir durante largos años, mientras mantenían suficiente claridad mental y una salud física aceptable, otros estudiaron, investigaron y vivieron en difíciles condiciones, sobreponiéndose a enfermedades o limitaciones físicas que les llevaron a fortalecer sus caracteres y a impregnar sus obras con un doble valor: científico y humano.
En no pocos casos se ha señalado a la longevidad como una característica acompañante de numerosos sabios con vastas contribuciones a la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, se cita el caso de Aristarco de Samos, que vivió en la antigüedad y se destacó por sus contribuciones a la Astronomía. Aristarco nació en 310 y murió en 230 antes de Cristo. Si este dato fuese exacto, el astrónomo habría muerto en Grecia tras haber vivido 80 años.
Asimismo podemos citar, en el siglo XVII, al físico inglés Isaac Newton, quien vivió 85 años; y al astrónomo Edmund Halley, también nacido en Reino Unido, quien descubriese el período de retorno del célebre cometa designado con su apellido; Halley murió a los 86 años de edad.
En el siglo XVIII encontramos al físico y político estadounidense Benjamin Franklin, recordado sobre todo por su invento del pararrayos. Franklin nació en 1706 y terminó sus días en 1790, tras haber vivido 84 años.
Citemos el caso del notable filósofo Inmanuel Kant, de Alemania, quien vivió en dos siglos: nació en 1724 y murió en 1804, a los 80 años de edad. Un caso similar es el del también germano Alexander Von Humboldt, quien legó una importante obra a las ciencias naturales tras haber vivido por espacio de 90 años. Como dato interesante señalaremos que Humboldt escribió su obra cumbre, “Cosmos”, cuando ya había cumplido los 74 años.
Finalmente mencionaremos como científicos longevos a fisiólogo y médico Ivan Pavlov, premio Nobel en 1906, quien falleció a los 87 años; al histólogo español Santiago Ramón y Cajal, también premio Nobel, en 1906, quien vivió hasta los 82, y al físico alemán Max Planck, nacido en 1858 y muerto en 1947, tras haber cumplido 89 años. Planck recibió también el codiciado Premio en 1918.
En la ciencia cubana no son escasos los hombres que llegaron a edades avanzadas. El primer ejemplo es el del historiador, académico y sociólogo reformista José Antonio Saco, nacido en 1797 y fallecido en 1879, tras haber vivido 82 años. Aún más años vivió el médico Nicolás José Gutiérrez, primer presidente de la Academia de Ciencias de La Habana, quien vio su luz primera en 1800 y terminó su vida en 1890, siendo ya nonagenario.
El sabio Felipe Poey y Aloy, reconocido como el más célebre de todos los naturalistas cubanos, nació en 1799 y murió, a los 92 años, en 1891. Su hijo Andrés, también naturalista, arqueólogo y meteorólogo, nacido en 1825, falleció en París, solo y olvidado en 1919, a la edad de 94 años.
También el naturalista germano-cubano Juan Cristóbal Gundlach vivió por 86 años, tras haber aportado un gran volumen de conocimientos a las Ciencias Naturales en nuestro país.
Finalizamos mencionando a dos mujeres cubanas que vivieron durante largos años y realizaron un extraordinario aporte a las ciencias: la historiadora Hortensia Pichardo Viñals y la geógrafa Sarah Ysalgué.
Así pues, amiga o amigo que nos lee, manténgase unido al mundo de las letras o las ciencias, donde tantas mujeres y tantos hombres han vivido por muchos años para dejarnos un caudal de conocimientos cuya vastedad aún nos sorprende.
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