¿Qué pudiera ocurrir con Isaac?
13 de septiembre de 2018
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En estos días, ya a mediados de septiembre, la temporada ciclónica ha vuelto a alcanzar su nivel normal de actividad, propio del noveno mes del año que es el intervalo donde se genera la mayor cantidad de organismos ciclónicos en el océano Atlántico. Desde el 15 de julio y hasta finales de agosto solo tres depresiones tropicales marcaron el panorama de la temporada, caracterizando un período de poca actividad que duró unos 40 días. Sin embargo, el 31 de agosto surgió un sistema tropical que después dio lugar a Florence, que llegó a alcanzar la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson (5 es el máximo) con vientos sostenidos de 222 km/h; sin dudas, un gran huracán.
En este momento (13 de septiembre de 2018), los recursos de imagenología satelital muestran a cuatro sistemas activos: dos tormentas tropicales, Isaac y Joyce; dos huracanes, Florence y Helene; y en adición un area de disturbio en el golfo de Mexico que pronto pudiera derivar en la depresion tropical numero 11 de la presente temporada.
Florence azota ya a South Carolina y North Carolina, en los Estados Unidos, en especial a una larga faja del litoral Atlántico, donde las autoridades han decretado la evacuación obligatoria de la población. Además, se han emitido alertas de tornados.
Con respecto a Isaac, de mayor interés para Cuba, las imágenes muestran que su región central se halla ya sobre el mar Caribe oriental, que ha cruzado entre Dominica y Martinica, y que mantiene una estructura pobremente organizada.
No obstante, en las mencionadas islas se han reportado vientos en rachas con fuerza de tormenta tropical, y un avión caza-huracanes de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos halló vientos máximos de unos 75 km/h a su altura de vuelo.
Probablemente Isaac continuará debilitándose hasta derivar en una onda tropical activa, manteniendo sus áreas de lluvias y tormentas eléctricas con vientos en rachas durante las próximas 24 a 72 horas. Esto se debe a los vientos de la troposfera media, que actúan cizallando su estructura a diversas alturas, desacoplan la circulación ciclónica e inducen el debilitamiento del sistema.
Sin embargo, aún habrá que observar a Isaac o sus restos durante los próximos días, porque los modelos de pronóstico sugieren que el entorno del mar Caribe central y occidental pudiera tornarse algo más conducente a un proceso de reintensificación en lo adelante.
Otra circunstancia que debe llamarnos la atención es que los mismos modelos tienen consenso en mantener el movimiento del sistema hacia el oeste o el oeste-noroeste; es decir, por los mares al sur del archipiélago cubano.
Aún es temprano para aventurar pronósticos sobre la evolución de Isaac, pero habrá que mantenerse al tanto de la futura evolución de este organismo; pues, mientras haya un área sospechosa al sur de Cuba, la experiencia indica que la guardia no debe bajarse por más incertidumbres que existan.
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