El “planetario del Capitolio” y la obra de Eusebio Leal
14 de junio de 2022
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El 14 de junio de 1962 tuvo lugar en el histórico Capitolio de La Habana, entonces sede de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias (CNAC), un encuentro que por lo breve casi pasó inadvertido en la dinámica cotidiana. Ese día, la CNAC recibió dos planetarios Carl Zeiss recién adquiridos en la República Democrática Alemana (RDA).
Los equipos arribaron a Cuba a principios de 1962, importados con el fin de diversificar el trabajo del Consejo Nacional de Cultura (CNC). Sin embargo, al constituirse la CNAC el 20 de febrero de aquel mismo año, se hizo ver que lo más oportuno sería transferirlos a la nueva entidad cuyo objeto social era potenciar el conocimiento científico.
Los documentos de archivo contienen los detalles: En la citada fecha, Vicentina Antuña Tabío, presidente del CNC, entregó oficialmente aquellos medios a Antonio Núñez Jiménez, presidente de la CNAC. Nadie se imaginaba entonces la importancia de tal decisión en favor de la cultura científica de los habaneros, de los planes docentes en ciencias naturales, y de la orientación vocacional de miles de niños y adolescentes cubanos.
Concluido su montaje y puesta a punto en un contexto marcado por los primeros vuelos espaciales, el planetario comenzó a prestar sus servicios en el Museo de Ciencias Naturales “Felipe Poey”, fundado el 26 de mayo de 1964, en la misma sede la CNAC. Su ubicación en uno de los puntos más concurridos de la Ciudad, contribuyó a que en los 30 años siguientes cientos de miles de personas visitaran las exhibiciones abiertas en sus monumentales recintos, y se llevaran la perdurable ilusión del firmamento recreado por aquel sorprendente medio instalado en la segunda planta del ala norte del edificio. Mientras tanto, su “hermano gemelo” fue emplazado en el Museo “Tomás Romay” de Santiago de Cuba.
El planetarium de La Habana, y el museo concebido en 1961 por el inolvidable profesor Gilberto Silva Taboada, cumplieron conjuntamente sus funciones científico-culturales y docentes, y propiciaron que la población adquiriese una nueva percepción de la ciencia y la tecnología. A pesar del tiempo transcurrido desde entonces, miles de cubanos aún lo recuerdan.
Sesenta años después, en 2022, el Museo Nacional de Historia Natural y el Planetarium de La Habana siguen próximos geográficamente, aportando al saber y a la cultura desde el Centro Histórico de la Ciudad. Así lo propició en su momento Eusebio Leal, eterno Historiador de la Ciudad. Su visión de entonces está plenamente justificada, al considerar que ambos centros nacieron unidos, bajo la luz cósmica del inolvidable ZKP-1 Carl Zeiss.
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