El cometa “Halley” (1910) en La Habana (II)
22 de abril de 2016
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¿Sabe Usted quien fue la primera persona que logró observar desde Cuba al cometa “Halley” en su paso por el perihelio en 1910…? Si no conoce la respuesta no se decepcione, pues el hecho al que me refiero es muy poco conocido. De ello le comentaré a continuación.
El hombre que observó por vez primera al cometa “Halley” en los cielos de Cuba, durante su aparición correspondiente a 1910, fue un sacerdote jesuita, de origen español, nombrado Mariano Gutiérrez-Lanza. Y lo hizo, por supuesto, utilizando un telescopio emplazado en el antiguo convento de Belén, situado en La Habana Vieja, en la calle Compostela entre Luz y Acosta, hace ahora 116 años.
El empleo del telescopio, permitió a este astrónomo adelantarse notablemente en su observación, pues aún este astro no era visible a simple vista. Así pues, precedida de varias sesiones de observación y búsqueda, iniciadas desde principios de enero, Gutiérrez pudo por fin hallar al cometa en un punto situado en las coordenadas geocéntricas: 1h. 40m. de ascensión recta y +9º 53’ de declinación, en la fecha ya mencionada: 13 de enero de 1910. En aquellos momentos el “Halley” aún se encontraba transitando por una región situada más allá de la órbita del planeta Marte.
El padre Gutiérrez realizó un estudio completo, que presentó en las sesiones de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de La Habana, y que fue publicado en sus Anales. Debe señalarse que este fue el único trabajo teórico realizado y publicado en nuestro país acerca del célebre cometa.
Gutiérrez-Lanza aprovechó cuanta oportunidad vino a su mano para desmentir los recurrentes rumores que, circulando entre la población, aseveraban que nuestro planeta sería destruido por un choque con el núcleo cometario, o por la difusión en nuestra atmósfera de los gases que componían la cola del astro.
En el estudio que Gutiérrez realizara para la Academia de Ciencias se hace una reseña de las características físicas de los cometas; asimismo el padre detalla las observaciones que sistemáticamente fue efectuando desde que lograra localizar al “Halley” por primera vez. Añade una breve descripción del telescopio existente en el Observatorio, y se refiere a algunos de los elementos que respaldaban la imposibilidad de la destrucción de nuestro planeta a causa del paso del “Halley”, aun cuando la Tierra cruzara a través de la cola del mismo.
Señaló, además, las coordenadas para localizarlo en las cartas celestes en diferentes fechas, y escribió un breve comentario histórico acerca Edmund Halley y su importancia para la ciencia.
Así llegó el día 18 de mayo de 1910, fecha en que la cola del cometa debía coincidir con la órbita de la Tierra. Como era de esperar, a pesar de los siniestros augurios nada especial sucedió, y los habaneros que temían una catástrofe cósmica pudieron respirar con tranquilidad.
En la ciudad de Pinar del Río, sin embargo, la situación fue diferente y merece ser contada. Ese mismo día 18 de mayo de 1910, un modesto carpintero se ocupaba en cerrar una caja de dinamita justamente a la puerta del cuartel de la Guardia Rural en la provincia, explosivos que iban a ser empleados en obras de construcción de carreteras. El choque metálico del martillo y el clavo hizo saltar una chispa y la dinamita estalló, provocando a su vez la de todos los explosivos almacenados en el cuartel.
Una doble detonación, de inconcebible violencia, mató en el acto a más de 40 personas y causó heridas a otras 150. Pero la población de la ciudad, ignorando las causas reales, creyó que su origen se debía al cataclismo que había sido anunciado en relación con el paso del cometa “Halley”, y dio como resultado que las gentes se lanzaran a las calles en una escena de indescriptible terror que envolvió a miles de personas en aquella ciudad. Un episodio de muerte y horror como consecuencia de una increíble combinación de circunstancias…
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