Día Meteorológico Mundial: entendiendo las nubes
23 de marzo de 2017
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Este jueves 23 de marzo se celebra en muchos países el Día Meteorológico Mundial, una fecha dedicada a llamar la atención sobre determinadas cuestiones vinculadas con esa parte esencial de nuestro planeta a la que denominamos atmósfera. De la misma manera se recuerda en ese día a los miles de hombres y mujeres que se dedican en todo el mundo al estudio de la meteorología y la climatología.
El Día Meteorológico Mundial es una efeméride vinculada con la OMM (Organización Meteorológica Mundial), entidad que forma parte del sistema de las Naciones Unidas. Los orígenes de la conmemoración se remontan al 23 de marzo de 1950, fecha en la que entró en vigor el Convenio que sirve de marco para los trabajos la Agencia. La República de Cuba es miembro fundador de la OMM, y su representante oficial es, de oficio, el jefe del servicio meteorológico nacional, cargo que en este momento desempeña el doctor Celso Pazos Alberdi, director del Instituto de Meteorología, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Cada año, la Organización Meteorológica Mundial elige un tema central objeto de interés, alrededor del cual de centran las celebraciones, y su contenido tiene invariablemente una estrecha relación con el Hombre, conceptualizándolo como elemento esencial a partir de su interacción con el medio ambiente.
“Entendiendo las nubes”, es el lema o consigna propuesta por la OMM para el Día Meteorológico Mundial de 2017, y esa definición tiene como objetivo incentivar el estudio de las nubes como un fenómeno fundamental para la predicción del tiempo. Hoy, que las nuevas tecnologías de percepción remota han relegado al ostracismo muchos recursos observacionales, es preciso destacar la importancia de las nubes para los meteorólogos del pasado, precisados a pronosticar con un barómetro y… el conocimiento de las nubes. La historia nos llama la atención sobre este y otros elementos, de manera que, sin renunciar a los métodos y procedimientos de la contemporaneidad, constituyan aquellos parte del conocimiento práctico para los que estudian la atmósfera.
En este 23 de marzo recordamos especialmente al meteorólogo habanero Andrés Poey Aguirre (1825-1919), quien fuera pionero de los estudios nefológicos en Cuba. Poey publicó un texto titulado “Sobre dos nuevos tipos de nubes observadas en La Habana y denominadas Pallio-cirrus y Fracto-cumulus”, impreso en París en 1864, hace más de medio siglo: un trabajo fundacional sobre nomenclatura nefológica en nuestro archipiélago.
Tras siglos de tradición y saberes cotidianos, el campesino avizora en la mañana la lluvia que caerá en la tarde, y el navegante otea el horizonte para prepararse a tiempo contra la tormenta; el poeta y el artista del pincel se inspiran para realizar su obras; y mientras, el ave decide o no volar de aquí o de allá, y el perro alerta olfatea la humedad de la lluvia. Todos buscan la señal en el cielo para “saber” lo que vendrá después. Esa señal, la misma para todos, la encontrarán en las nubes.
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