Wilma: 15 años
21 de octubre de 2020
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En Cuba, casi todos los mayores de 25 años recuerdan a Wilma, surgido en la tarde del 15 de octubre de 2005, en un área de bajas presiones situada al sur-suroeste de Jamaica. El día 17, se convirtió en tormenta tropical y recibió un nombre con la última letra del alfabeto latino. En esa fecha se equiparaba la cifra de 21 tormentas tropicales en una temporada ciclónica del Océano Atlántico, similar al del récord histórico de entonces, fechado en 1933. Al día siguiente, 18 de octubre, cuando Wilma arribó a la categoría SS-1, se excedía también el máximo histórico de 11 huracanes en una temporada del océano Atlántico.
Durante ese día, Wilma continuó sobre el mar Caribe occidental, aproximándose a Belice y la Península de Yucatán (México). Entonces, poco después de las 4:00 a.m., un avión cazahuracanes que sobrevoló el centro del meteoro midió una presión mínima record de 882 hPa, y vientos de 295 km/h en la pared del ojo.
Recuerdo perfectamente cómo en horas de la madrugada del 19 de octubre, al leer la información operativa que aseveraba que Wilma había llegado a la categoría SS-5, creí que se trataba de un error. Lo cierto es que la intensificación del sistema fue resultado de un proceso de profundización barométrica que disparó una caída de 86 hPa en 12 horas. Ello implica que durante ese intervalo la presión en el entorno del ojo descendió con la increíble celeridad de un hectoPascal cada ocho minutos, aproximadamente.
El día 21 por la noche, el huracán tocó en el estado mexicano de Quintana Roo y se mantuvo con poco movimiento, descargando ingentes volúmenes de precipitación sobre la Península de Yucatán y algunos puntos del occidente de Cuba. En ese período se produjo un registro de 425 milímetros de lluvia en 24 horas en Arroyos de Mantua, así como la formación de tornados en Isla de la Juventud y Pinar del Río. Es oportuno recordar que cuando el sistema se encontraba al suroeste de Jamaica, ya había producido lluvias intensas sobre Guantánamo, Granma y Santiago de Cuba.
A las 24 horas de estar casi estacionario, Wilma tomo rumbo al nordeste y avanzó sobre la porción suroriental del Golfo de México, en dirección a la península de la Florida. Su centro cruzó a unos 135 kilómetros de la provincia de Pinar del Río; y en la noche, la estación meteorológica de Casablanca, Ciudad de La Habana, registró tres rachas sucesivas de 136 km/h.
Entre el 20, 21 y 22 de octubre ocurrieron inundaciones en el litoral de Cienfuegos —generadas por olas de siete metros de altura—, y en Tunas de Zaza y El Mégano, Sancti Spíritus, por olas de unos tres metros. Otras localidades de la costa sur de la Isla de la Juventud también recibieron el embate del mar, y en la costa meridional de Pinar del Río también se produjeron inundaciones. Al sur de La Habana, la penetración del mar comenzó el día 22 y se prolongó hasta el 24. En Playa Mayabeque las aguas penetraron dos kilómetros, y en Playa Rosario el mar avanzó hasta 1,3 kilómetros de distancia, con metro y medio de altura de marea.
Pasado el mediodía del 23, las inundaciones pasaron a la costa norte. En La Habana el mar comenzó su avance durante la noche del 23 y la madrugada del 24, afectando a las zonas costeras de los municipios La Habana Vieja, Centro Habana, Plaza y Playa, y llegó hasta medio kilómetro en algunos puntos. La fuerza de las marejadas causó la fractura de 13 tramos del muro del Malecón.
Las olas bloquearon las avenidas del río Almendares, y en la zona de La Puntilla, adyacente a la desembocadura, la inundación subió considerablemente. La zona de alta vulnerabilidad del Bajo de Santa Ana, en el litoral de Santa Fe, sufrió considerables efectos por la inundación que llegó a subir hasta dos metros y medio. Muchas viviendas de la calle más cercana a la costa quedaron cubiertas hasta el techo. En Varadero las inundaciones sobrepasaron la zona de la playa, y la altura del mar llegó hasta las dunas.
Al paso de Wilma no se produjeron víctimas mortales en Cuba, resultado de la amplia movilización realizada y la aplicación consecuente de los planes contra catástrofes. La cifra de evacuados ascendió a 760 mil 168 personas.
Los daños en el sector de la vivienda totalizaron 7 589 reportes, entre pérdidas parciales y totales. En cuanto a los cultivos, se produjeron daños moderados, dado que la fuerza del viento no sobrepasó la intensidad de tormenta tropical en la mayor parte del territorio nacional y no se produjeron inundaciones significativas en cuencas interiores. Los daños materiales atribuidos a Wilma se estimaron en poco más de 704 millones de dólares, cifra que incluye las acciones de protección a la población amenazada, la movilización del personal y las pérdidas en los diversos renglones de la producción y los servicios.
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