Vivencias de José Martí reflejadas en sus versos sencillos
21 de diciembre de 2018
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En sus Versos Sencillos José Martí reflejó varias de sus vivencias más significativas en diferentes etapas de su existencia, incluso en el período de su niñez, como fue el poema en el que trató el tema de la esclavitud y recordó lo que había experimentado cuando en la zona de Caimito de Hanábana, donde residió con su padre, en 1863, vio a un esclavo ahorcado.
Exactamente en el trigésimo de sus Versos Sencillos hizo alusión a este pasaje de su vida y al tema de la esclavitud como tal al expresar:
El temporal sacudía
Los barracones henchidos:
Una madre con su cría
Pasaba dando alaridos.
También otro de los 46 poemas que conforman los Versos Sencillos está referido a otra emotiva vivencia suya, en este caso de la etapa de su adolescencia.
En enero de 1869 La Habana fue estremecida por la represión desatada por los integrantes del Cuerpo de Voluntarios, una fuerza militar auxiliar al servicio del régimen español.
Dicha represión se debió a algo acaecido en el teatro Villanueva cuando varios de los asistentes a una función que allí se ofrecía gritaron frases relacionadas con el anhelo de los cubanos de verse libres del yugo colonial español.
En el trigésimo séptimo de sus Versos Sencillos Martí narró lo ocurrido en La Habana y también la reacción de su madre que desafió el peligro y atravesó las calles para irlo a recoger a la casa de su maestro Rafael María de Mendive.
En el poema significó:
No hay bala que no taladre
El portón: y la mujer
Que llama, me ha dado el ser:
Me viene a buscar mi madre.
Igualmente en los Versos Sencillos Martí recordó otra etapa de su vida cuando vivió en la provincia de Aragón, España y fue testigo de la reacción del pueblo que combatió en defensa de la República
Él manifestó al respecto:
Allá, en la vega florida,
La de la heroica defensa,
Por mantener lo que piensa
Juega la gente la vida
En este poema, el séptimo de sus Versos Sencillos, Martí también puso de manifiesto el amor que sintió por esta zona de España donde residió durante algún tiempo, puesto que expresó:
Para Aragón, en España
Tengo yo mi corazón
Un lugar todo Aragón
Franco, fiero, fiel, sin saña
Por supuesto en los Versos Sencillos, Martí, además, hace alusión a una vivencia durante su estancia entre 1877 y 1878 en Guatemala y la relación amistosa que tuvo con la joven María García Granados, a la que catalogó como la Niña de Guatemala.
Sobre esto expresó en la parte inicial de uno de sus Versos Sencillos:
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.
Además en los Versos Sencillos Martí describió la emoción que experimentó al apreciar en Nueva York la actuación de una relevante bailarina española. Afirmó:
El alma trémula sola
Padece al anochecer:
Hay baile, vamos a ver
La bailarina española.
En ese poema Martí describió incluso hasta los movimientos que realizaba la citada bailarina y la impresión que causaba en el público y en él en forma específica:
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es una rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro…
Baila muy bien la española;
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca, a su rincón
El alma trémula y sola!
En otros poemas que creó con antelación Martí igualmente había hecho referencia a familiares, a amigos y amigas y también algunos hechos de su vida, como por ejemplo la etapa que padeció el presidio político y la realización de trabajo forzado.
Desde la etapa de su juventud José Martí escribió múltiples poemas, aunque sólo logró editar dos libros, el primero fue en 1882 el que identificó como Ismaelillo, especialmente dedicado a su hijo José Martí y el otro fue Versos Sencillos, concebido y escrito en 1890 e impreso al año siguiente en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.
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