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Vatel, impresionante y angustiado

22 de octubre de 2020

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Fotograma de la película “Vatel”, Roland Joffé

 

En días recientes, conversando con un amigo sobre películas dedicadas al tema de la gastronomía y especialmente a la cocina, ponderamos algunas cintas que magistralmente y de forma amena reflejan la cada vez más aceptada profesión como un hecho cultural relevante. De esta forma llegamos a criterios particulares sobre cual o mas cual filme había calado más profundamente en el gusto de cada uno. No es que tengamos una sola preferencia y con varias ofertas nos complacería pasar un buen rato. Sin embardo, confieso que como espectáculo total me sedujo la obra cinematográfica titulada: Vatel, película de Francia y Reino Unido, filmada en el 2000 bajo la dirección de Roland Joffé, con el versátil y extraordinario actor francés Gérard Depardieu en el rol principal.

La sinopsis oficial de la cinta dice: “Vatel (Gérard Depardieu) es un experto cocinero que durante el reinado del célebre Luis XIV (Julian Sands), y al servicio del príncipe de Condé (Julian Glover), agasajó con sus artes al conocido como rey Sol para ganar su favor para el decaído príncipe. Invitada la corte completa al castillo de Condé, el fiel sirviente no sólo dispensará con grandes fiestas y espléndidas comidas los placeres de los nobles y el rey, sino que también se verá él mismo favorecido por los deseos de una de las nobles más bellas y mejor situadas, Anne de Montausier (Uma Thurman), por la que rivalizan el ambicioso marqués de Lauzun (Tim Roth) e incluso el mismísimo rey. La película cuenta además con una banda sonora realmente exquisita, dirigida por el afamado Ennio Morricone.”

Un crítico de cine, Mateo Sancho Cardiel, escribe: “Magnífica y preciosista, con una virtuosa dirección artística y un inmejorable Gérard Depardieu como protagonista. Una obra que devuelve al cine su valor de elemento agrupador de miles de aspectos artísticos, todos y cada uno de ellos llevados a su expresión más minuciosa y perfecta. Un filme para descubrir y sorprenderse con cada fotograma.

 

¿Pero, quién fue Vatel!?

Vatel

François Vatel en un grabado anónimo del siglo XVIII

 

François Vatel (su verdadero nombre era Fritz Karl Watel, nació en Paris, en 1631 y muere en el castillo de Chantilly el 24 de abril de 1671. Fue cocinero y Maitre, famoso por haber inventado la crema Chantilly en el castillo del mismo nombre y brillar en la organización de ostentosos banquetes.

En 1663 François Vatel es nombrado encargado de la organización de las compras y el abastecimiento de todo aquello que correspondía a la logística gastronómica del palacio de la casa Condé. El 21 de abril de 1671, el Príncipe de Condé , invita al Rey y a toda su corte de Versalles a una gran fiesta de tres días y tres noches para seducirlo. Toda la responsabilidad de la intención, recae sobre Vatel, su ingenioso maestro de ceremonias, quien dispone de tiempo limitado para elaborar los menús y sus grandiosas puestas en escena que debían hacer las delicias de los cortesanos y del propio Rey.

Los tres días de agasajo fueron un auténtico tormento para el connotado artista, sufría ansiosamente por cada detalle previsto o imprevisto que se tornaba de repente en la prioridad más urgente. La tardanza de la llegada del pescado lo tenía enloquecido y no sabía cómo asumir aquel desliz. En un final inesperado y fatídico, Vatel, trastornado, se suicida en medio de aquel fastuoso escenario, marcando el lado más trágico de una vida brillante.

El ingenio de Vatel en la historia de la gastronomía francesa es innegable. Es por ello considerado el creador y más genuino representante de un sorprendente y refinado protocolo a la altura de la exigente imagen del arte culinario francés.

Su método aún prevalece y es considerado referente de la alta cocina. Para ello, escogía y organizaba personalmente los menús, estaba al tanto de los mínimos detalles de avituallamiento, vigilaba con pasión extrema la elaboración de los platos, era un consumado decorador de las mesas y la disposición de los invitados, engalanaba con maestría los salones, disponía con esmerado rigor el papel del personal de servicio, y como colofón, escogía y no pocas veces diseñaba él mismo los divertimentos más inverosímiles y efectistas que hacían el deleite de los comensales. Por ello es reconocido como un maestro en el arte de agasajar.

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