Valoraciones de José Martí: Cirilo Villaverde y el tema de la esclavitud

23 de octubre de 2015

José Martí destacó la trascendencia de la labor creativa de Cirilo Villaverde en un trabajo que publicó en Nueva York, en Patria, el 30 de octubre de 1894.
Diez días antes había ocurrido el fallecimiento del gran escritor cubano, y en ese trabajo Martí enfatizó al hacer referencia a las cualidades humanas y patrióticas de Villaverde: “De su vida larga y tenaz de patriota entero y escritor útil ha entrado en la muerte, que para él ha de ser el premio merecido, el anciano que dio a Cuba su sangre, nunca arrepentida y una inolvidable novela”.
El apóstol resaltó que él hablaba a los jóvenes, rodeado de ancianos y añadió que tenía derecho a hablar porque en la hora de la prueba no había mostrado miedo de morir. Lo calificó como alguien meritorio y fogoso, digno de verdadera admiración, y patentizó que aunque vivió durante bastante tiempo lejos de su tierra natal, su vida y su obra permanecieron en Cuba.
Al respecto comentó: “En el Norte vivía Villaverde; pero donde había letras en Cuba, o quien hablase de ellas; su nombre era como una leyenda”.
Resaltó que Cuba, que no olvidaba a quienes la aman, lo recibía en sus visitas de salud con orgullo y agasajo, y él venía como muerto: “si hablaba, cual no queriendo hablar, de la conformidad vergonzosa con nuestro estéril deshonor, y como renovado al recordar a este hombre o aquel, y la generación que sube, y la ira sorda”.
Igualmente en este trabajo, Martí señaló al referirse al fallecimiento de Cirilo Villaverde: “Ha muerto tranquilo, al pie del estante de las obras puras que escribió, con su compañera cariñosa al pie, que jamás le desamó la patria que él amaba, y con el inefable gozo de no hallar en su conciencia a la hora de la claridad, el remordimiento de haber ayudado, con la mentira de la palabra ni el delito del acto, a perpetuar en su país el régimen inextinguible que lo degrada y ahoga”.
Cirilo Villaverde fue autor de la novela cubana más sobresaliente del siglo XIX, Cecilia Valdés, en la que se hizo referencia a la problemática de la esclavitud existente en Cuba. Una primera versión apareció en la Habana en 1839. Una segunda y definitiva fue publicada en Nueva York en 1892.
Esta obra de Villaverde se caracterizó por su indudable óptica costumbrista. Reflejó la vida cubana entre 1812 y 1831, y mostró las distintas capas sociales y los males de la sociedad en aquellos momentos. Analizó la sociedad colonial cubana y subrayó la problemática de la esclavitud.
Puede decirse que sin tener un dominio científico de la problemática social, él logró plantear las contradicciones y el trasfondo existentes entre las clases dentro de la realidad esclavista de la primera mitad del siglo XIX en Cuba.
Acerca del tema de la esclavitud, Martí también se refirió en poemas, en discursos y en trabajos periodísticos. En la Revista Universal, de México, en la edición correspondiente al 29 de junio de 1875, enfatizó que no podía quejarse de la esclavitud quién no tendía la mano para romper sus hierros, y añadió al respecto que, quién adoptaba tal posición, era digno de sufrirlos.
Desde la etapa de su niñez Martí pudo apreciar los horrores de la esclavitud. Tenía tan solo nueve años cuando acompañó a su padre y residió durante varios meses en la zona de Caimito de Hanábana en la provincia de Matanzas. Allí vio el trato cruel que recibían los esclavos y hasta pudo apreciar a uno que había sido ahorcado.
Varios lustros después, cuando en 1890 escribió sus Versos Sencillos, recordó este pasaje de su existencia al señalar:

Rojo, como en el desierto
Salió el sol al horizonte;
Y alumbró a un esclavo muerto
Colgado a un seibo del monte
Un niño lo vio; tembló
De pasión por los que gimen;
¡Y, al pie del muerto juró
Lavar con su vida el crimen!

Igualmente en uno de sus Versos Sencillos Martí resumió en forma simbólica el criterio que tenía acerca de la esclavitud al expresar: