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Valentina Tereshkova

2 de diciembre de 2020

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A pasos rápidos avanzaba la cosmonáutica. Al primer vuelo de Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961, sucedieron otros igualmente exitosos pero más prolongados y complejos. Ya podía hablarse del hombre en el espacio y un nuevo logro se mostraría en breve: el de la primera mujer en el espacio sideral: el domingo 16 de junio de 1963, a las 22:00 horas de Moscú, 3 de la tarde en Cuba, despegaba del cosmódromo de Baikonur la nave Vostok 6 pilotada por Valentina Tereshkova.

71 horas permaneció Valentina en el espacio, en vuelo simultáneo con Valeri Bikovski, piloto de la nave Vostok 5 lanzada dos días antes, el 14. La prensa se encargaría de bautizar aquel vuelo como el de los gemelos del espacio: Bikovski-Tereshkova. La era de los vuelos espaciales, iniciada dos años atrás, marcaba otro momento culminante.

Fue en la mañana del 1ro de octubre de 1963 cuando el avión TU-114 aterrizó en La Habana y Valentina descendió entre abrazos y vítores. La aguardaban el primer ministro Fidel Castro, el presidente Osvaldo Dorticós, la presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas Vilma Espín y otros funcionarios tanto cubanos como extranjeros. Multitudinario fue también el saludo a la cosmonauta durante su recorrido en automóvil por las calles de la ciudad.

En la noche del día 4 compareció ante las cámaras de televisión, ocasión en que dijo:

Es difícil buscar las palabras para expresar cómo nos recibe el pueblo. Un agradecimiento cordial de todo corazón a todos ustedes.

También la Federación de Mujeres Cubanas, en sesión celebrada en el teatro Chaplin (hoy Karl Marx), ofrecía su bienvenida a la ilustre viajera del espacio.

Coincidente con la estancia de Tereshkova en La Habana, arribó Yuri Gagarin en breve escala con destino hacia México, donde ambos participarían en diversos eventos.

Valentina (1937) regresó años después, en noviembre de 1974, en ocasión del II Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, que la tuvo de invitada especial. En su mensaje al plenario expresó:

Sabemos que las heroicas y abnegadas mujeres cubanas hacen un gran aporte al desarrollo de su país, mantienen muy alta la bandera de las tradiciones revolucionarias y, nosotras, las mujeres soviéticas, nos enorgullecemos de sus realizaciones.

La heroína del espacio era, en su fuero interno, una mujer tan natural como cualquier vecina nuestra.

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