ribbon

Un monumento centenario

27 de septiembre de 2013

|

El próximo 2 de febrero de 2014 la otrora villa Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, cumplirá 500 años de fundada, por esta razón la Oficina del Historiador de la Ciudad y las autoridades locales se afanan en el remozamiento de calles y edificaciones de valor patrimonial. Sus plazas y monumentos simbólicos ganan un nuevo esplendor. A propósito de esto, no está de más recordar una escultura colocada en el mismo corazón de la Ciudad que ha llegado a convertirse en imagen paradigmática de esta desde que fue develada hace aproximadamente un siglo: se trata del monumento al Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz, en el Parque que lleva su nombre, en pleno corazón de la Ciudad. Vale la pena detenerse en su historia.

Monumento al Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz, en el Parque que lleva su nombre

La preocupación ciudadana por honrar al héroe tan profundamente compenetrado con el territorio se manifestó desde muy temprano. Ya el propio 20 de mayo de 1902, su viuda Amalia Simoni, colocó la primera piedra para el emplazamiento de la escultura en la Plaza de Armas o de Recreo que desde entonces tomaría el nombre de Parque Agramonte.
Sin embargo, ni el gobierno central ni las autoridades locales quisieron encargarse de allegar los recursos para la estatua y esta labor quedó a cargo de un ciudadano prominente: Raúl Lamar Salomón, quien a pesar de ser matancero, mostró una devoción excepcional para la figura del Mayor, centavo a centavo, se hizo una colecta por toda la Isla a nombre de la Sociedad Popular, hasta que pudieron reunirse los recursos correspondientes.
El conjunto fue encargado al escultor italiano Salvatore Buemi, oriundo de Palermo, Sicilia. Este residió un tiempo en Cuba y dejó emplazada en la Isla una escultura de José Martí, erigida en Matanzas, en 1909, además de ser autor de uno de los proyectos para la estatua de Antonio Maceo en La Habana – en el concurso celebrado en ese mismo año- así mismo nos legó una curiosa alegoría en bronce: Eterno rebelde, colocada en el patio interior del Capitolio Nacional.
Buemi trabajó con una buena cantidad de material fotográfico para fijar la efigie de Mayor, y empleó también los testimonios de algunos de sus compañeros de lucha como su ayudante Enrique Mola, para diseñar su atuendo.
La obra fue fundida en Italia y aunque se pensó inaugurarla el 20 de mayo de 1911, fue preciso posponerla, tanto por deficiencias de la fundición, como por la situación política en Italia, que retrasó el embarque.
La ceremonia de develación ocurrió el 24 de febrero de 1912, a las diez de la mañana. Después que la Banda del Cuartel General, dirigida por José Marín Varona, tocara el Himno Nacional, la viuda del Mayor retiró la bandera que cubría  el monumento. Se afirma que pronunció estas sencillas palabras: “He tenido en los últimos tiempos dos momentos felices: uno cuando vi izar la bandera cubana por primera vez al constituirse la República y la otra es ahora, con este homenaje a Ignacio”. También leyó un discurso el Dr. Alfredo Zayas Alfonso, Vicepresidente de la República.
La obra ha sido restaurada y limpiada varias veces y es un sitio de obligada peregrinación en fechas históricas, así como para los visitantes extranjeros que llegan al territorio.

Galería de Imágenes

Comentarios