Tres significativos acontecimientos de la vida del joven José Martí en enero de 1869
19 de enero de 2022
|
Casi en forma simultánea ocurren tres hechos importantes en la vida del joven José Martí en la segunda quincena del mes de enero de 1869: la elaboración y publicación de su primer trabajo de carácter político, los sucesos del teatro Villanueva y la creación de su drama en verso titulado Abdala.
El 19 de enero de 1869 José Martí publicó un trabajo de carácter eminentemente político titulado en “El Diablo Cojuelo.”
Esta publicación resultó editada en La Habana teniendo en cuenta la libertad de imprenta decretada el 9 de enero de ese año por el Capitán General de Cuba Domingo Dulce.
Su único número fue publicado por José Martí y Fermín Valdés Domínguez. Se imprimió en la Imprenta y Librería El Iris, Obispo 20 y 22, en La Habana.
Contó con cuatro páginas y allí se reflejó, entre otros materiales, lo que sería el primer trabajo periodístico de corte político de Martí.
Martí llegó a señalar: “Nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, más a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo a hacerlo.”
También Martí enjuició aquella supuesta libertad de expresión que había sido decretada por el representante de la metrópoli española en Cuba y señaló al respecto: “Esta dichosa libertad de imprenta, que por lo esperada y negada y ahora concedida, llueve sobre mojado, permite que hable usted por los codos de cuanto se le antoje, menos de lo que pica; pero también permite que vaya usted al Juzgado o a la Fiscalía, y de la Fiscalía o el Juzgado lo zambullan a usted en el Morro, por lo que dijo o quiso decir.”
En forma irónica Martí se refirió a cuestiones relacionadas con la situación imperante en Cuba.
El 22 de enero de 1869 La Habana se estremeció ante los sucesos ocurridos en el teatro Villanueva que motivaron una feroz represión de los integrantes del Cuerpo de Voluntarios, fuerza militar auxiliar del régimen colonial español imperante en Cuba.
El teatro Villanueva constituía una de las instalaciones significativas desde el punto de vista cultural existente en La Habana.
Dicho teatro contaba con una capacidad para mil trescientos espectadores y se hallaba ubicado en el área comprendida entre las calles Zulueta, Colón, Morro y Refugio.
En la fecha citada se presentó una compañía de Bufos, la que ofreció una actuación a la que asistieron simpatizantes de la causa libertadora de Cuba.
Incluso, aunque obviamente esto no se decía en forma pública, los fondos de la función se tenían previsto destinarlos a apoyar la lucha independentista.
Casi al terminar la obra el fervor patriótico de muchos de los presentes en el teatro se hizo sentir puesto que se escucharon en el recinto gritos de Viva Cuba Libre, en clara alusión a su adhesión a la lucha por la independencia que ya desde el mes de octubre de 1868 se había iniciado en la zona oriental del territorio cubano.
Los integrantes del Cuerpo de Voluntarios, que se hallaban en el teatro, reaccionaron de inmediato con mucha ira.
Comenzó entonces una balacera y después los disturbios se fueron generalizando por toda la ciudad.
Como consecuencia de la represión desatada hubo varios muertos y heridos.
También las autoridades españolas en los días sucesivos llevaron a cabo numerosos registros y detenciones.
Entre las personas arrestadas estuvo el profesor y patriota Rafael María de Mendive.
Cuando se produjeron los sucesos en el teatro Villanueva, Martí se hallaba, precisamente, en la casa de Mendive, en la calle Prado.
No obstante la tensa situación reinante, su madre, Leonor Pérez, muy preocupada por lo que pudiera pasarle a su hijo si retornaba solo al hogar, desafió el peligro que entrañaba salir a la calle y fue a recogerlo a la casa de su maestro.
Algo más de veinte años después de lo acaecido el 22 de enero de 1869 en La Habana, José Martí hizo referencia a este hecho y a la heroica actitud de su madre, en el vigésimo séptimo de sus Versos Sencillos.
Y el 23 de enero de 1869 en el primer y único número del periódico La Patria Libre, creado por José Martí, salió publicado su drama en verso Abdala, en el que narró la historia de un joven que peleó y murió en defensa de su tierra natal.
Cuatro son los personajes principales de esta obra que se desarrolla en un país denominado Nubia.
Además de Abdala están Espirta y Elmira, madre y hermana, respectivamente del joven guerrero, un senador y varios consejeros y soldados.
La obra comienza cuando el senador le comunica a Abdala que un feroz y necio conquistador amenaza, y que había enviado un emisario reclamando que se rindiese fuego y aire, tierra y agua.
Ante esa noticia el personaje Abdala responde con firmeza:
Pues decidle al tirano que en la Nubia
Hay un héroe por veinte de sus lanzas:
Que del aire se atreva a hacerse dueño:
Que el fuego a los hogares hace falta:
Que la tierra la compre con su sangre:
Que el agua ha de mezclarse con sus lágrimas.
El drama en verso Abdala se desarrolla en ocho escenas. Particularmente significativa es la cuarta, en la que se produce un emotivo diálogo entre Espirta y su hijo.
La madre, temerosa que Abdala pueda morir en la guerra, lo trata de retener, a lo que el joven le responde:
¿Yo detenerme, madre? ¿No contemplas
el ejército ansioso que me aguarda?
¿No ves que de mi brazo espera Nubia
la libertad que un bárbaro amenaza?
¿No ves cómo se aprestan los guerreros?
¿No miras como brillan nuestras lanzas?
Detenerme no puedo, ¡oh, madre mía!
¡Al campo voy a defender mi patria!
En la escena siguiente, en la continuidad del diálogo entre la madre y el hijo, a través de lo que dice el personaje Abdala, Martí ofrece una imagen de gran trascendencia acerca del significado que le concede al vocablo Patria al detallar:
El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca;
Y más adelante también hizo referencia a lo que representaba para él la defensa de la patria, cuando en voz de Abdala manifestó:
Quién a su patria defender ansía
Ni en sangre ni en obstáculos repara;
Este drama en verso concluye cuando Abdala, tras haber participado en los combates, yace moribundo, pero feliz porque siente la satisfacción de que el enemigo había sido vencido.
Precisamente el drama termina con estas palabras de Abdala:
¡Nubia venció! muero feliz: la muerte
poco me importa, pues logré salvarla…
¡Oh, qué dulce es morir, cuando se muere
Luchando audaz por defender la patria!
Galería de Imágenes
Comentarios