Tienda “La bella cubana” y vivienda
20 de diciembre de 2013
|Edificio de la calle Oficios No. 58 esquina a Lamparilla
Antes oficinas y almacén
El edificio de elegante eclecticismo se levantó airoso en 1910, en las inmediaciones de la plazoleta de San Francisco, el proyecto contó con la dirección facultativa del arquitecto Miguel Pascual. Se destinó a oficinas y almacén. Un pequeño patio interior le proporcionaba luz y ventilación a las tres plantas. El acceso a los pisos altos se dispuso por ambas calles a que hace esquina: Oficios y Lamparilla. Se levantó con piedra de cantería de primera calidad, de ahí que su dureza garantizó su perdurabilidad, con columnas y arquitrabes de hierro. Fue su propietario el Sr. Ramón Suero.
Aquí existieron a principios del siglo XVIII unas casas altas y bajas con accesorias destinadas a comercio, construidas de rafas, tapias y tejas, muy cercanas a las primitivas casas de gobierno y cárcel que tuvo la ciudad. En 1749 era propiedad esta vivienda esquinera de don Miguel Cipriano de La Barrera.
Durante el siglo XIX tuvo diferentes propietarios, entre ellos figuran el Sr. don Nicolás Campos (1824) y don José María Martínez de Campo y González del Álamo, “Conde de Santovenia” (1833), personaje de reconocido prestigio y poderío económico en la ciudad, quedando luego de su muere en poder de sus descendientes. A finales de esta centuria estaba en poder de los Marqueses de Casa Montalvo.
La antigua construcción colonial no perduró en el tiempo, por su precario estado de conservación fue demolida y en su terreno se levantó el moderno edificio que llegó al presente. En la segunda mitad del siglo XX se convirtió en vivienda, mientras en los bajos se instalaron los talleres de la “Unión del Combustible”, efectuándose en el interior del edificio una serie de transformaciones sin alterar la fachada.
En la década del ’90 vuelve a ser intervenida, esta vez a cargo de la Oficina del Historiador, instalándose en la planta baja del edificio la tienda “La bella cubana”, de esmerado diseño y elegancia en su interior, manteniendo la función habitacional en los niveles altos.
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