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Tan parecidos: El Pan de Caracas y la Gaceñiga

21 de abril de 2022

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Se denomina Pan de Caracas (algunos dicen Caraca), a una centenaria y popular panetela, típica de la ciudad y más aún, de la región de Camagüey, que originalmente, hacia los finales del siglo XIX, se elaboraba con harina de maíz, leche, azúcar, mantequilla e incorporaba pasas y queso rallado. El diccionario de Esteban Pichardo, Diccionario Provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1849), lo describe como un dulce en forma de torta gruesa, circular, de un jeme (distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible), hecha de harina de maíz con dulce al horno, colocada por lo común en la tusa de aquel.

El origen de su confección y su nombre es incierto, aunque no faltan las versiones y las paternidades. Ya en la década de los años treinta de la centuria veinte, un comerciante, basado en la receta primaria, sustituye la harina de maíz por harina de trigo mezclada con fécula de maíz. El nuevo producto, confeccionado en forma de barra alargada y de poca altura, adquirió fama más allá de las fronteras provinciales y se convirtió en un símbolo gastronómico de la comarca. Visitar Camagüey y no cargar consigo una barra de pan de Caracas era poco menos que un sacrilegio.

Todos los que pasaban por la llamada tierra del Mayor, se veían obligados a cumplir la encomienda no escrita de hacerse con sendas barras –en sus cajas respectivas- para obsequiar a familiares y amigos. Decenas de pregoneros ambulantes anunciaban el ansiado trofeo convertido más tarde en Gaceñiga, aunque esta última no se vio acompañada con la impronta que dejó en el recuerdo, la figura del humilde vendedor que a toda costa trataba que le comprásemos su carga. Era un producto único, noble para la venta, y aunque la demanda era alta, el combate de competencia era inevitable.

El Pan de Caracas viene bien escoltando un café con leche o un chocolate espeso. Como merienda es bien recibido; como postre, solo o con helado es ideal; en compañía de jugos o batidos de frutas es también una delicia. Otros lo prefieren tostado, asemejando bizcochos.

De paso, nos hacemos eco de algunas explicaciones sobre cómo el afamado Pan de Caracas se nos convirtió en Gaceñiga o tal vez, viceversa. ECURED (Enciclopedia Cubana en la Red), nos dice textualmente: “Gaseñigas. Panetela cubana es un pan dulce o panqué muy sabrosa, es sencillo y rápido de hacer… Su nombre proviene de la castellanización del apellido de la cantante italiana Marietta Gazzaniga quien actuó en La Habana en el siglo XIX, y fue extremadamente popular en sus primeras dos visitas durante las temporadas teatral de 1858 y 1859. Su receta no ha sufrido grandes variaciones y se ha mantenido casi intacta para conservar el recuerdo de la visita de “Gaseñigas” en territorio cubano.” (N.A. Para nuestro gusto esta explicación merece una edición a profundidad).

Por su parte, en artículo denominado Dulce cubano con toque italiano, los autores Yuniel Labacena y Aileen Infante, escriben un interesante relato el jueves 15 marzo de 2018 en el diario habanero Juventud Rebelde y del cual extractamos algunos párrafos. “Al apellido de Marietta Gazzaniga (1824-1884), soprano lírico-dramática nacida en la ciudad de Milán, debemos los habitantes de este archipiélago el gustado manjar que data de la época en la que la artista se hizo popular entre los dulceros y panaderos habaneros, luego de que sus tres actuaciones causaron gran aceptación del público. Entonces, en homenaje a esta dama de fuerte temperamento, un dulcero confeccionó la popular panetela que bautizó con el nombre «De Gazzaniga». Pero el apellido de la diva no tardó en ser cubanizado y el dulce que conocemos no tardó en ser renombrado como Gaceñiga. De acuerdo con fuentes consultadas en el Centro para la interpretación de las relaciones culturales entre Cuba y Europa, en el Palacio del Segundo Cabo, Marietta Gazzaniga había llegado a Cuba en 1857 como parte de una gira por América… Cuentan que su popularidad inspiró también a dos reconocidos compositores habaneros: Agustín Cascante y Tomás Ruiz, quienes le dedicaron las contradanzas La simpática Marietta y El triunfo de la Gazzaniga, respectivamente.”

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