Sobre La Historia del Hombre contada por sus casas
28 de noviembre de 2014
|En la segunda edición de la revista La Edad de Oro que José Martí publicó en la ciudad norteamericana de Nueva York, donde residía, en agosto de 1889, incluyó un interesante trabajo en el que trató acerca de diferentes etapas de la historia de la humanidad según los tipos de vivienda que utilizaron los hombres y mujeres. El trabajo lo tituló, precisamente La Historia del Hombre contada por sus casas.
Después de recordar como fue la etapa inicial de la vida de los seres humanos y como entonces vivían en cuevas e incluso en agujeros en la tierra, Martí fue detallando las características de las primitivas viviendas y cómo se produjo su evolución.
Recordó que hubo determinados períodos en la historia de la humanidad, catalogados como las edades de piedra, del bronce y del hierro, respectivamente y también comentó como esto no se podía ver en forma esquemática puesto que en diferentes zonas del mundo mientras unos pueblos ya habían rebasado una etapa específica, otros se habían quedado rezagados.
Al respecto señaló que en los pueblos de Europa es donde se ven más claras las tres edades, y mejor mientras más al norte, porque allí los hombres vivieron solos, cada uno en su pueblo, por siglos de siglos, y como empezaron a vivir por el mismo tiempo, se nota que aunque no se conocían unos a otros, iban adelantando del mismo modo.
Más adelante Martí se refirió a las características de pueblos específicos y también la forma de sus viviendas.
Por ejemplo hizo referencia a los egipcios al detallar que Egipto es como el pueblo padre del continente trasatlántico, el pueblo más antiguo de todos aquellos países clásicos.
Seguidamente agregó: “Y la casa del egipcio es como su pueblo fue, graciosa y elegante.”
Además trató en este trabajo sobre los hebreos, los asirios, los fenicios, los persas e hizo mención al Indostán, acerca de quién afirmó que es de los pueblos más viejos del mundo y que tiene templos de oro, trabajados como trabajan en las platerías la filigrana, y otros templos cavados en la roca.
Y al destacar la trascendencia de algunas de sus edificaciones manifestó que sus templos, sus sepulcros, sus palacios, sus casas, son como su poesía, que parece escrita con colores sobre marfil, y dice las cosas como entre hojas y flores.
De inmediato señaló que hay un templo en el Indostaní que tiene catorce pisos, como la pagoda de Tanjore, y está todo labrado, desde los cimientos hasta la cúpula.
En dicho trabajo Martí igualmente estableció comparaciones entre las viviendas y otras edificaciones de los griegos, los etruscos y los romanos.
Señaló cómo se produjo una influencia entre unos y otros, en la misma medida que se fueron conociendo ó relacionándose dichos pueblos.
Expresó que la casa de los romanos fue primero como la de los etruscos, pero luego conocieron a Grecia, y la imitaron en sus casas, como en todo.
Martí también precisó como la arquitectura en España recibió la influencia tanto de los romanos como de los moros ya que afirmó: “En España habían mandado también los romanos; pero los moros vinieron luego a conquistar, y fabricaron aquellos templos suyos que llaman mezquitas, y aquellos palacios que parecen cosa de sueño, como si ya no se viviese en el mundo, sino en otro mundo de encaje y de flores…”
Comentó además que con las guerras y las alianzas se fueron juntando pueblos diferentes y que con el decursar del tiempo se empezaron a crear iglesias góticas con sus arcos de pico y sus torres como agujas que llegaban a las nubes y sus pórticos bordados y sus ventanas de colores.
Martí trató específicamente sobre las características de las casas en América y detalló que tenían algo de romano y de moro, porque moro y romano era el pueblo español que mandó en América, y echó abajo las casas de los indios.
En la parte final de ese instructivo trabajo Martí precisó que ahora todos los pueblos del mundo se conocen mejor y se visitan, y dijo que en cada pueblo hay su modo de fabricar, según haya frío o calor, o sean de una raza o de otra, y añadió seguidamente: “…pero lo que parece nuevo en las ciudades no es su manera de hacer casas, sino que en cada ciudad hay casas moras, y griegas, y góticas, y bizantinas, y japonesas, como si empezara el tiempo feliz en que los hombres se tratan como amigos, y se van juntando.”
Este trabajo de Martí se complementa con 18 dibujos o ilustraciones en los que aparecen la cueva de los primeros hombres, distintos tipos de cabañas, chozas y tiendas, las casas de los galos, de los germanos, la de los quechua, una egipcia, una hebrea, una hindú, una griega y otra etrusca, una ciudad lacustre, un edificio azteca, palacios asirio, fenicio, persa, bizantino y árabe, respectivamente, así como una casa del renacimiento y otras viviendas japonesa y eslava.
En La Historia del Hombre contada por sus casas Martí no sólo brinda una enseñanza a sus jóvenes lectores sino que igualmente destacó la importancia que le concedía al hecho que los seres humanos se tratasen con respeto y amistad y que se fueran uniendo para trabajaren bien de la humanidad.
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